El Banco Central de China ha vivido una semana de récords. Hacía más de 20 años que la divisa china no registraba una pérdida intradía tan grande: -0.86% en su cotización del viernes. El movimiento supone un giro radical en la apreciación imparable que ha registrado la moneda china desde que se aprobara la reforma del tipo de cambio, en 2.005, y ha supuesto un recordatorio a los inversores de que el mercado cambiario tiene doble dirección, de subida y de bajada, algo que parecían haber olvidado en el caso del yuan. Sólo en la última semana, la divisa china ha perdido el -1.20% de su valor respecto al dólar, y contrasta con la apreciación del +35% que acumula desde 2.005. La caída en la cotización de la última semana es un movimiento tan drástico e inusual que ha caído como una roca en las tranquilas aguas de la política cambiaria china.
Las autoridades sostienen que se trata de un proceso “normal”, que no tiene planes de cambiar la política monetaria y que, por supuesto, la liquidez está garantizada. Pero el Banco Popular de China, el banco central, insiste en que la norma, a partir de ahora, será un movimiento en “doble dirección” (hacia arriba y hacia abajo), según se aproxima el yuan a su nivel de equilibrio. Un nivel que la mayoría de los analistas ven aún lejano, ya que insisten en que los fundamentales respaldan una mayor apreciación de la divisa. De hecho, según asegura el Instituto de Finanzas Internacionales en su nota semanal a los asociados... “Los fundamentos van en contra de una divisa más débil: la balanza por cuenta corriente de China mantendrá previsiblemente un superávit sustancial, mientras que las entradas de capital de los no residentes seguirán aumentando".
Lo cierto es que las turbulencias cambiarias coinciden con un momento de dudas generales sobre el crecimiento del PIB en China, el temor a que surjan problemas en su sector financiero y tienen lugar en medio de turbulencias financieras generalizadas en las economías emergentes. Según Stefan Hofer, analista del banco Julius Baer en Hong Kong... “Hay una especulación creciente de que las autoridades chinas se han embarcado en una nueva senda del tipo de cambio, haciéndose eco, quizás, de la reciente depreciación generalizada de otras divisas emergentes. El lenguaje empleado por el Ministerio de Finanzas y del banco central hasta el momento no indica que se hayan embarcado en una devaluación competitiva. Es más probable que se produzca una ampliación de la banda de fluctuación oficial del yuan desde el 1% actual, hacia arriba ó hacia abajo, hasta el entorno del 2%".
De lo que no cabe duda es que se trata de un movimiento controlado por la autoridad monetaria y no es el resultado de fuerzas negativas del mercado. La depreciación del yuan refleja la intención del banco central chino y no refleja una salida de flujos de capital desde China. Los datos más recientes disponibles recogen un aumento de las entradas de capital en China, debido sobre todo a un repunte en la financiación a los bancos de 167.500 millones de dólares hasta finales de 2.013, lo que serviría para apreciar la divisa, no para debilitarla. Curiosamente, todos éstos movimientos en torno a la divisa se producen en puertas de la reunión anual del Congreso Nacional del Pueblo, que comienza ésta semana y que se prolongará durante los próximos quince días. Hay cierto suspense éste año en lo relativo a los objetivos macroeconómicos, que se fijaron de manera informal en la Conferencia de Desarrollo Económico celebrada en Diciembre. Especialmente, si se mantiene sin cambios, como parece, el objetivo de crecimiento en el +7.50%, la meta de inflación en el +3.50% y el déficit presupuestario en torno al +2.00 del PIB.