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Nubes y truenos que el IBEX35 ni ve ni escucha: Cloud computing

La mayoría de las empresas cuenta con un soporte informático para poder cumplir sus objetivos. Hasta no hace mucho este hecho implicaba que las compañías contratasen especialistas en esta área para ser asesoradas en la materia. 

Y esta circunstancia suponía una importante inversión inicial en hardware y equipo técnico para operarlo y meterlo. Esto significa para las empresas grandes cantidades de dinero y problemas, sobre todo para las compañías pequeñas: 

 

El problema se superó cuándo surgió un nuevo paradigma, el cloud computing, evitaba que hubiera que adquirir los equipos y tener a los especialistas. Ahora tan solo hace falta una adecuada conexión a Internet para recibir todos los servicios que cada empresa requiera.

Por hacer una analogía: si miramos al siglo pasado podemos comparar el cloud computing a la electricidad. Hace más de un siglo cada empresa tenía su propio centro de transformación, pero vieron que era menos costoso para ellas contratar la electricidad y pagar según lo consumido.


Pegajoso

El juego del cloud computing trata sobre la adquisición de datos. Cuantos más datos corporativos residen en una nube, más pegajoso es el cliente para el vendedor. No es ningún secreto que los proveedores de computación en la nube están haciendo que las empresas utilicen sus plataformas para almacenar datos para casi todo: desde análisis hasta experiencias personalizadas.

La inteligencia artificial , el análisis , el IoT y la computación perimetral serán los diferenciadores entre los principales proveedores de servicios en la nube. Hay diferentes segmentos dentro de la nube:

El mercado de la nube alcanzará la friolera de los 354.000 millones a nivel global para 2022.. En bufonia no pretendemos hacerte un experto en la nube. Pero si acercarte a quienes son los principales players que se van a beneficiar de este inmenso crecimiento, que son los siguientes: 


El mercado, liderado por AWS de Amazon seguido de Microsoft Azure, crecerá después de que la pandemia haya ensanchado el trabajo remoto y la videoconferencia. Ambos paradigmas aceleran unos movimientos hacía la nube que podrían tener bríos españoles si Alierta no hubiese estado entretenido hace diez años en ejercer de guardaespaldas de Juan Carlos I. 

Puedes leer este y más artículos en mi web Bufonia.com

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