Tesis de inversión de Safaricom

En este post os traemos la tesis de inversión de la empresa Safaricom. La tesis viene de la mano de un profesional del sector y es Katherine Davidson. Y si quieres ver cómo analizan más inversores profesionales suscríbete a la revista Buscando Valor.

La relación de una empresa con el medioambiente y sus trabajadores, proveedores, reguladores y clientes es clave a la hora de determinar la solidez del negocio a largo plazo. Sin embargo, el mercado sigue centrándose en gran medida en los indicadores financieros tradicionales e ignorando los factores de sostenibilidad, por lo que es posible que subestime el valor fundamental y el potencial de crecimiento a largo plazo de una empresa.

Esta ineficiencia de mercado hace que surjan oportunidades de inversión que los inversores activos pueden aprovechar. Creemos que crear valor para el accionista y crear valor para la sociedad no son excluyentes, sino todo lo contrario. Pensamos que sólo las empresas que demuestran características positivas de sostenibilidad, definidas como la gestión del negocio a largo plazo, y el reconocimiento del compromiso con sus grupos de interés, podrán mantener su crecimiento y rentabilidad a largo plazo.

Creemos firmemente que, cuando unos fundamentales sólidos se apoyan en unas relaciones sólidas con los grupos de interés, pueden dar lugar a un crecimiento y unas rentabilidades más elevadas y duraderas, que a menudo son infravaloradas por el mercado. Por ello, esperamos que la selección de estas empresas sostenibles, a un precio adecuado, ofrezca una rentabilidad superior al de una amplia gama de activos de renta variable global a lo largo del ciclo.

Esta comprensión requiere pasar de una visión bidimensional del mundo, centrada en las medidas convencionales de riesgo y rendimiento, a la incorporación de una tercera dimensión de impacto. Esto es distinto de la “inversión de impacto” tradicional, pero, en nuestra opinión, es imperativo que todos los inversores entiendan cómo el dinero que gestionamos contribuye (positiva o negativamente) a los desafíos globales, y los riesgos resultantes.

Por ello, a la hora de invertir, al igual que medimos la rentabilidad financiera, analizamos los beneficios sociales que una empresa genera. En este sentido, dentro de la cartera de nuestro fondo Schroder ISF Global Sustainable Growth queremos destacar nuestra tesis de inversión en Safaricom.

Esta compañía es la mayor operadora de telefonía móvil de Kenia y forma parte de un pequeño grupo de unas 400 empresas de toda África cuyos ingresos anuales superan los mil millones de dólares y, además, ha sido la primera empresa del país en integrar la sostenibilidad en el núcleo de cada una de sus decisiones empresariales, teniendo en cuenta los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU en el desarrollo de su negocio.

Tiene un atractivo historial de crecimiento y rentabilidad y su red 3G ofrece cobertura al 94% de la población keniana. Esto brinda interesantes perspectivas de negocio en un mercado muy joven, pues el 75% de la población keniana tiene menos de 35 años, lo que esperamos que favorezca un rápido crecimiento de las empresas y servicios basados en la conectividad. De hecho, los teléfonos móviles han resultado ser aún más esenciales en regiones de África donde es más fácil instalar antenas que tender cables.

Cada vez más, los beneficios de las telecomunicaciones van más allá de conectar a las personas con llamadas y mensajes, y el sistema de pagos móviles M-Pesa, creado por Safaricom en 2007, es un ejemplo de ello. Este sistema ha tenido un efecto transformador permitiendo a millones de personas realizar transfe- rencias sin efectivo de manera instantánea y segura mediante SMS. Incluso en lugares donde no hay bancos en miles de kilómetros a la redonda e incluso si no tienen cuenta bancaria. Pero su historia tiene otra cara y es el efecto transformador que M-Pesa ha teni- do en la sociedad.

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Antes de que existiera M-Pesa, si los trabajadores urbanos querían enviar dinero a su familia en el campo, tenían que meter el efectivo en un sobre y encomendárselo a un conductor de autobús. El sistema desarrollado por Safaricom ha permitido a las personas crear y expandir negocios, además de acceder a servicios que han cambiado sus vidas. Por ejemplo, M-Pensa permite pagar una ambulancia hasta un hospital en caso de urgencia médica o contratar se- guros para los cultivos.

Safaricom encargó a KPMG cuantificar su impacto social y concluyó que el “valor real” de su negocio ascendía a 10 veces sus beneficios y a más del 6% del PIB de Kenia, gracias a la creación de empleos directos e indirectos, infraestructuras e inversiones. Además, la ONU ha declarado que la expansión del dinero móvil ha sacado del umbral de la pobreza al 2% de los hogares kenianos y que el efecto de la banca móvil es aún mayor entre las mujeres; ha ayu- dado a 185.000 mujeres a pasar de la agricultura de subsistencia a un mejor trabajo remunerado.

Lo que acabamos de ver muestra que Safaricom tiene un propósito más allá de los beneficios financieros y también debería significar que tiene más capacidad de generar valor para todas las partes con las que tratan, incluidos los inversores, pero sin limitarse a ellos:

Razones por las que nos decantamos a incorporar a Safaricom al fondo
Clientes
Empleados
Sociedad
Accionistas

Safaricom es un ejemplo de que cuando unos fundamentales sólidos se apoyan en unas relaciones sólidas con los grupos de interés, pueden dar lugar a un crecimiento y unas rentabilidades más elevadas y duraderas, que a menudo son infravaloradas por el mercado. Safaricom es por tanto una historia empresarial que va más allá de la rentabilidad que ofrece en el corto plazo y esperamos que la inversión en empresas sostenibles como esta, a un precio adecuado, ofrezca una rentabilidad superior al de una amplia gama de activos de renta variable global a lo largo del ciclo