Jornada claramente bajista de las Bolsas europeas, cuyo principal factor explicativo se encuentra en los excesos alcistas de los dos últimos meses, que hacen prácticamente imposible que el ritmo de subidas continúe proyectándose a la misma velocidad.
La semana pasada ya tuvimos un intento de corrección entre el martes y el miércoles, cuando las Bolsas europeas perdieron entre un 2 y un 3%. Pero la recuperación posterior nos dejó en los niveles previos. Veremos si esta vez la corrección tiene algo más de recorrido, o por el contrario, vuelve a quedar en un amago.
En esta ocasión, existen dos factores que aumentan las probabilidades de que las caídas tengan algo más de recorrido.
En primer lugar, el mal momento que está atravesando Wall Street, en tendencia bajista a corto plazo, muy perjudicado por el temor a que se acelere la primera subida de tipos de interés, y por las constantes apreciaciones del Dólar (que vuelve a provocar caídas en el petróleo y resto de materias primas). Los últimos datos de empleo conocidos, y el sesgo de las declaraciones de los miembros de la FED, están restando muchas fuerzas a los selectivos americanos.
En segundo lugar, y con un peso muy inferior a la primera cuestión, tenemos la reaparición de la incertidumbre en torno a Grecia, medida a través de las declaraciones del Ministro de Finanzas heleno, por un lado, y de los miembros del Eurogrupo, por otro. Desde que se alcanzó el acuerdo entre Grecia y el Eurogrupo el pasado 24 de febrero, las fuertes caídas de la Bolsa de Atenas no habían importunado en absoluto a la renta variable europea. Pero esta semana, parece que sí que existe cierto punto de preocupación.
Si en el escenario alcista abierto durante las últimas 8 semanas, el Ibex 35 destacó por ser uno de los índices que peor se comportaban en Europa, en las fases bajistas, también está entre los que más cae. Todo lo contrario ocurre con el DAX alemán. Aunque esta diferencia de comportamiento se revertirá probablemente en el trascurso del año, el diferencial en la cotización de ambos índices alcanza máximas históricos, sacándole el DAX 600 puntos. La comparativa con la renta variable italiana también es muy negativa, en un momento en el que la rentabilidad del bono a 10 años del país transalpino se ha situado por debajo de la del español. La única posibilidad real que existe de que el Ibex recorte este diferencial con el DAX y con el resto de selectivos europeos es en un escenario alcista; mientras haya caídas, la Bolsa española tiene más debilidad intrínseca.
En cualquier caso, si este segundo intento de corrección desemboca en caídas algo más profundas que las de la semana pasada, podría generar oportunidades para los inversores, dado el gran potencial que ofrece la renta variable europea, QE mediante.