Hoy concluye el mes de noviembre, que de nuevo, ha sido positivo para la renta variable, con subidas medias del 3% en Europa, que, aunque interesantes, no tienen nada que ver con los ascensos de doble dígito que tuvimos en octubre.
Si en octubre tuvimos una clara recuperación tras las fuertes caídas registradas en agosto y septiembre (propiciadas principalmente por los miedos en torno a la economía y mercados chinos), noviembre ha estado caracterizado por dos cuestiones.
En primer lugar, la inercia alcista y el apetito comprador se han impuesto a las tensiones geopolíticas ocasionadas por el terrorismo y por fricciones entre países (Rusia y Turquía).
En segundo lugar, las expectativas en torno a los dos grandes Bancos Centrales occidentales han ayudado a las Bolsas de forma decisiva.
De un lado, el mercado se ha inclinado por considerar algo normal y positivo la subida de tipos de la FED, que tendrá lugar previsiblemente en diciembre. Por otro lado, las últimas filtraciones en torno al BCE también han ayudado a las Bolsas europeas, llevando el Euro a mínimos de 7 meses y a la rentabilidad de los bonos europeos a mínimos históricos.
El jueves tendrá lugar la reunión del BCE. Pero los precios que registramos ahora, generan un riesgo doble en el corto plazo.
Por un lado, podría darse el caso de que este jueves no se anuncien nuevas medidas, pese a que parece claro que la decisión de emprender nuevas acciones estaría prácticamente tomada. Por otro lado, existe también la posibilidad de que si se anuncian novedades, éstas decepcionen, o ya estén descontadas, y tengamos un nuevo capítulo de “comprar con el rumor y vender con la noticia”.
Así pues, el riesgo de tomar posiciones largas a partir del miércoles es importante.
A nivel técnico, estamos ante el tercer impulso alcista consecutivo desde finales de septiembre, con los principales selectivos por encima de resistencias.
Salvo gran decepción del BCE el jueves, el impulso actual podría tener algo más de recorrido hasta que termine el ejercicio.