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Trump y la trampa del "arte moderno" de Kathy Griffin

Kathy Griffin, actriz y humorista americana cayó en la trampa del arte moderno, su humor irónico y ofensivo hacia los famosos cruzó la raya y fue despedida.  Posó con una falsa cabeza decapitada sangrante de Donald Trump, y ya CNN la despidió.  El Servicio Secreto dijo que estudiaría el incidente.  Incluso los demócratas dicen que la idea de matar a un presidente no es divertida.

El arte clásico era profundo, inspirador y bello. El arte moderno lo reemplazó por lo nuevo, lo diferente y lo feo.  Ya ni siquiera necesitas técnica.  Se basa sólo en la "expresión" y no en la técnica.

Si combinas la intención de ofender, con lo feo, tienes la receta perfecta para enojar y hacer cosas de mal gusto.  Ya la cadena que le daba trabajo era conocida por ser hostil en materia informativa, al punto de que Trump le puso un apodo a ese medio.  Griffin tuvo mucha licencia y se le pasó la mano y ofreció video de disculpa.

Griffin debe haber confundido la comedia con el arte comercial.  Si vas a trabajar en arte comercial tienes dos opciones:

  1. Expresión terapéutica: Haces arte para sacar lo que tengas en el alma, sirve muy bien para fines terapéuticos si hay preocupaciones o ansiedades o problemas de salud mental.  Sirve como catarsis para volver renovado al mundo.  Pero si haces este tipo de arte, no lo muestres, porque seguramente no tendrá valor comercial, y técnicamente te lo pueden criticar
  2. Comercial: Un cliente pide algo, y debes hacer lo que el cliente pide.  No importa si la obra está perfecta, si el cliente no lo quiere vas a tener que complacerle y hacer loque ñel quiere, que al final el cliente está pagando por ello y no para que saques tu Miguel Angel en esa obra.

Griffin tendría que haber ido por el arte comercial, y así diría que se lo contrataron.  Si el tema es terapéutico, la terapia salió muy mal.  El arte moderno con su énfasis en que la técnica no importa, sólo la expresión per se, acaba de ser oficialmente derogado.

La fórmula limitada del feísmo

El problema de ir a por lo feo en arte es que la fórmula es muy limitada.  Sangre, textura desagradable, asimetría, deformidad o escatología es lo que caracteriza el feísmo que se usa mucho en arte moderno, con la simple intención de chocar.  Una fórmula limitada y no particularmente creativa.  Hasta George Lucas cayó tentado por el feísmo al hacer chistes de mal gusto de pedos y de pisar excremento en el decepcionante y odiado episodio I.  La escatología al rato cansa por su falta de variedad.

Le sumas la imagen de Trump al feismo, y se tiene la receta artística para desastre en el arte moderno.  Un millonario con sentido de fineza sabrá apreciar los detalles en un candelabro con incrustaciones de diamante, o la fineza de runas laboriosmente esculpidas en una espada, o la pincelada del maestro de la pintura al óleo.  Y ese perfil calza con Trump.

Le pones la chorrada artística feísta de la comediante y obtienes un mamarracho, y una historia que termina con el mismo feísmo de la obra fotográfica.  ¿Por qué tanta gente acude al feísmo?  Es que es fácil y barato, y no se requiere mucha técnica, es una forma en que los amateurs se sienten profesionales consumados.  Es que si vas a retratar a Venus te van a exigir proporción y belleza, pero con el feísmo sólo basta algo caricaturizado con ciertos rasgos reconocibles, y una textura desagradable.  Lo demás es la retórica de que "todo es arte".

Reirse con otros y no a costa de otros

Parece que en el humor lo mejor es diseñar chistes donde aquel del que te ríes se rie contigo.  Un buen ejemplo es la película Galaxy Quest, que se burla de los fans de Star Trek, y sin embargo a los fans les gusta la película.

Si vas a reirte de alguien, que sea de tí mismo.  El invitado o personaje sirve como poste de pole dance, pero tú eres el bailarín que se rie de si mismo, haciendo el ridículo si es necesario, y así no se daña la dignidad ajena.

Comedia, ¿oficio peligroso?

Kathy Griffin enseña hoy que el humor es un oficio peligroso.  Enseña que el estilo de humor chocante se va mal con el feísmo del arte moderno.  Enseña por qué el arte clásico es virtuoso, porque seguramente a Trump no le molestaría aparecer con relojes mojados de Salvador Dalí, o aparecer en el fondo de la Mona Lisa.

Otros humoristas pueden ver el peligro del arte moderno.  Hacer humor es como la gravedad, no es fácil, pero es la ley.  La exageración, la comparación y el contraste, tres elementos del humor, que necesitan ser retomados, porque en los EUA parece que el humor consiste en sobreactuar y gritar en las comedias.  Y si vas a hacer humor gráfico, es mejor alejarse de algunos temas.  Si eres propenso a ofender, tendrás que componer música instrumental para estar fuera de peligro.

¿Humor para hacer feliz?

Sería mejor hacer humor para hacer feliz a la gente.  Eso sería un enfoque magnífico y constructivo para construir un mundo mejor.  De todos modos una investigación de la Universidad de Lomalinda en California había revelado hace años que reirse a carcajadas aumenta las defensas contra el cáncer y reduce las hormonas estresantes cortisol y adrenalina.  Sería más bonito curar gente con cáncer con una buena risa que ponerse a usar el peligroso arte moderno en la comedia que no dará tanta risa.

¿Acaso no es mejor tomar una persona triste y devolverle la sonrisa?


 

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