El valor de un activo responde al valor actual neto de la renta percibida del mismo.
Cada inversor tiene un perfil de riesgo, y en base a ello exige un nivel objetivo de rentabilidad. La solvencia, la buena gestión, la eficiencia demostrada, el histórico de resultados y las proyecciones futuras de rendimientos que la empresa comunica al mercado produce en el inversor unas expectativas de crecimiento de su renta.
El activo (la acción de DIA), la renta (el dividendo) y las tasas de riesgo van cogidos de la mano en todos los mercados (y el inmobiliario). A mayor tasa de interés, menor valor del activo, y por eso mientras las primas de riesgo aumentan (aunque los intereses se mantengan estables) el valor de los activos decae.
A través de la fórmula de Gordon & Shapiro se pueden construir tablas de precios objetivo según el perfil de inversor. Por un lado, con los dividendos estimados por DIA para 2.012; y por otro, con un promedio de 2.013 a 2.015:
Lo mejor es que el lector haga una lectura sosegada de las tablas, se sitúe en su perfil de inversor y vea el resultado de su precio objetivo.