¿Es el Bitcoin el nuevo "oro electrónico"? ¿funcionaría el Bitcon como una commodity? Es una pregunta a considerar. Los últimos sucesos que rodean al fenómeno Bitcoin han acaparado páginas en los medios de comunicación, donde la moneda ha sido tratada desde el positivismo hasta la mayor hostilidad. La reciente volatilidad del Bitcoin y los problemas relacionadas con Mt.Gox, el principal operador de esta moneda, han llevado a una publicidad negativa adicional. El Bitcoin como concepto monetario es potencialmente increíble, incluso si el Bitcoin fallara en su encarnación actual (escenario que no se puede excluir, aunque sea improbable) el concepto en sí es demasiado interesante para ser ignorado o borrado del mapa. Si bien, el escepticismo hacia todo lo que es fundamentalmente nuevo tal vez sea comprensible, la mayor parte de los argumentos contra el Bitcoin como una forma de dinero mal concebida, son mayoritariamente confusos.
Buscando una perspectiva en el Bitcoin
Cualquier análisis adecuado tiene que distinguir claramente entre los siguientes puntos del panorama Bitcoin:
- El concepto en sí mismo, es decir, la idea de un criptodivisa (moneda digital) sin autoridad emisora detrás de ella.
- La tecnología central detrás del Bitcoin, en particular, su algoritmo específico y el proceso mediante el cual se crean Bitcoins y por el que se mantiene el sistema.
- La infraestructura de apoyo que conforma la economía Bitcoin. Esto incluye los diversos proveedores de servicios, operadores autorizadas (Mt. Gox, Bitstamp, Coinbase, etc.), entidades que trabajen con la moneda, entre otros.
Si deseamos evaluar los acontecimientos y ataques recientes sobre e Bitcoin, debemos tener en claro algunas cosas:
- Si el punto uno no se cumple, es decir, si el concepto teórico subyacente de una inelástica, apolítica e internacional medio de cambio es sin fundamento, o, como algunos proponen, estructuralmente inferior a las monedas nacionales, entonces todo el asunto no tiene futuro. No importa lo inteligente que sea el algoritmo o qué tan sólida es la infraestructura. Si no se cree en el concepto teórico y, evidentemente, muchos economistas e inversionistas no lo hacen, podemos olvidarnos del Bitcoin.
- Por otro lado, si el punto dos no se sustenta, es decir, si hay una fallo grave en el algoritmo específico Bitcoin, esto por sí solo no rechaza el punto uno. Es de esperar que tarde o temprano otra criptodivisa más fuerte ocupe el lugar del Bitcoin. La idea básica sobreviviría.
- Si hay problemas con el punto tres, es decir, si hay problemas técnicos y fallos en la infraestructura de crecimiento del entorno Bitcoin, entonces esto no rechaza el punto uno ni el punto dos, ya que puede deberse simplemente a fallos específicas de algunos de los proveedores de servicios. Por mucho que lamentamos la pérdida de dinero/Bitcoin en la debacle de Mt.Gox, es de esperar que una nueva tecnología esté sujeta a fallos. Probablemente habrá más pérdidas y quiebras en el camino.
Entonces, ¿debíamos esperar acaso que una nueva moneda surgiese completamente formada, líquida, estable y con una infraestructura completamente desarrollada de la noche a la mañana?
Parece razonable suponer que los recientes problemas del Bitcoin son problemas relacionados al punto tres (que apoyan la infraestructura) y que nada de esto ha minado en la confianza del concepto Bitcoin, el punto uno, el que ofrece más ventajas y beneficios de una moneda global. Por tanto, cualquier debilidad que presente la infraestructura podría ser subsanada.
¿Es el Bitcoin la nueva cripto-commodity?
El oro es dinero y nada más
John Pierpont Morgan, 1913.
En ese momento, J.P. Morgan no era sólo un poderoso e influyente banquero en los Estados Unidos de América, sino que su país se había convertido en uno de los países más ricos y dinámicas del mundo sin contar con un banco central. La historia económica de los Estados Unidos (incluso contada por economistas como Milton Friedman, que no era simpático al oro pero sí a la banca central) manifiesta que los sistemas monetarios basados en una mercancía monetaria pura, en este caso el oro (suministro que queda fuera del control gubernamental), no es obstáculo para el vibrante crecimiento económico y aumento de la prosperidad. Incluso, la teoría económica puede demostrar que el dinero firme e inelástico no es un obstáculo para el crecimiento, sino que de hecho es la base de una economía de mercado.
Hasta hace no demasiados años, el dinero se basaba en un patrón oro, lo que significa que no era un instrumento de la política, sino una restricción fundamental sobre el poder del Estado.
A nivel conceptual y salvando hoy en día las distancias, el Bitcoin tiene mucho más en común con el oro y otras mercancías como activos monetarios que con el dinero fiduciario estatal. La oferta de oro no está bajo el control de un organismo emisor, es el dinero de ningún Gobierno o Estado. Oro y Bitcoin no requieren la confianza de una institución poderosa y privilegiada, como un banco central. Bajo el oro se tiene que confiar en la naturaleza y el orden espontáneo del mercado que utiliza el oro como dinero. Bajo el Bitcoin se tiene que confiar en su sistema algorítmico y el orden espontáneo del mercado que emplea Bitcoins como dinero (si el público lo permite). Bajo el sistema de dinero fiduciario se tiene que confiar en demasiadas personas e instituciones relacionadas con la economía y las finanzas.
El dinero de ninguna Autoridad
Bitcoin, al igual que un estándar de oro adecuado, no permite la manipulación discrecional de la base monetaria. No había ninguna política monetaria bajo el patrón oro, y no hay política monetaria en la economía Bitcoin. Esa es, justamente, la fuerza de su concepto y su teórica llave al éxito.
Históricamente, los primeros sistemas de dinero en papel se remontan a la China del siglo XI. Todos terminaron en inflación y en desastre de divisas. Sólo la Dinastía Ming sobrevivió a un experimento con los billetes, acabando con ella voluntariamente y volviendo al dinero de mercancía pura.
Los primeros experimentos con sistemas completos de dinero de papel en el siglo XVII, también fracasaron. El resultado (a través de toda la historia) ha sido siempre el mismo: o bien el sistema de papel moneda se derrumbó en la hiperinflación, o, antes de eso, el sistema fue devuelto al dinero de patrón oro. Esto fue así hasta que en 1971 el presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, decidió acabar con el patrón oro, estableciéndose a nivel mundial el patrón dólar, situación que se tradujo en una flexibilidad de la producción de dinero a nivel mundial.
Podríamos considerar que este sistema nos ha traído una persistente inflación y déficit presupuestario, burbujas de activos cada vez más extraños, sistemas bancarios sobrevalorados e inestables, exagerado crecimiento de la deuda y aumento de las disparidades de ingresos. Con el Bitcoin, existe la oportunidad de vivir el experimento más ambicioso, siempre y cuando el público y las autoridades lo permitan.
Apenas unos días después del colapso de Mt.Gox, las Autoridades Británicas han decidido retirar los impuestos sobre el valor añadido en las transacciones del Bitcoin. ¿Será esta una oportunidad al comercio electrónico del Bitcoin? El tiempo dirá si el resto de países se muestran abiertos a que las transacciones con la divisa virtual ganen peso en la economía.