Debemos de encontrar los Sacrificios con los que podemos vivir a gusto Hoy, pero sin arrepentirnos de los Beneficios que obtendremos Mañana.
Los sacrificios se sienten pesados Hoy, pero en el día de mañana los veremos con cariño porque gracias a ellos estamos cosechando los Beneficios.
Nuestro Yo del Futuro es un extraño. Al único que conocemos es a nuestro Yo de Hoy. Es por esta razón que nos es difícil enfocarnos en los Beneficios del Futuro porque son para una persona que aun no conocemos y por eso no les damos el peso importancia.
La palabra Sacrificio suena como penitencia, como algo doloroso, como un castigo. Pero la verdad es que si dicho sacrificio nos ofrece un gran beneficio en el futuro, entonces es solo parte del trabajo y esfuerzo que debemos hacer.
En esta vida todo tiene un precio o sacrificio. Al escoger algo estamos renunciando o entregando algo a cambio, ya sea implícita o explícitamente. Esto va más allá de transacciones puramente monetarias y casi siempre tiene que ver con cosas que damos por sentado o pensamos que tenemos mucho de ellas. Por ejemplo nuestro tiempo, nuestra salud, nuestra familia, nuestros ingresos o estabilidad actual, etc.
Si decido pasar 5 horas al día en el Facebook (seguidas o intercaladas), el precio que tengo que pagar es mi tiempo, tiempo que pudo haber sido aprovechado en muchas otras cosas y que no regresará. Si decido levantarme 1 hora y media antes para hacer ejercicio, el precio que tengo que pagar es menos tiempo en la cama. Pero seguramente también tendremos un beneficio a cambio del precio que estamos pagando.