Hacer esto se le conoce como Efecto Disposición y es bastante dañino para la mayoría de los inversionistas la mayor parte del tiempo. Hay muchas variantes de él, pero vamos a centrarnos en una de las mas comunes.
Usualmente venden las buenas empresas que se compraron a buenos precios y que por lo tanto van ganando algo en el mercado bajista, o son de las que menos van perdiendo.
Mientras tanto se quedan con las malas empresas y/o que se compraron a malos precios y que obviamente van perdiendo mas.
En otras palabras, están abandonando un buen retorno esperado (al vender esas buenas empresas) con menor incertidumbre y menor riesgo, y se están quedando con un retorno esperado que tiene mucha mas incertidumbre y mayor riesgo (al quedarse con empresas mediocres o malonas o compradas a precios caros).
Lo anterior es obvio porque vender las que más van perdiendo nos produce mayor dolor y estamos programados para evitar cualquier dolor. El problema es que al querer evitar ese dolor usualmente estamos aumentando el riesgo.
Por eso vendemos las que menos dolor nos causarán y nos quedamos con las que mayor dolor nos traerán. Esto es así por el sesgo de aversión a la pérdida que hace que sintamos las pérdidas reales o imaginarias con el doble de intensidad.
Si lo que queremos es realmente disminuir el riesgo, entonces nos tenemos que deshacer de las empresas malas y mediocres porque son las que mas fácil pueden deteriorar rápidamente sus fundamentales si las cosas se ponen peor. Entonces, en lugar de ir perdiendo 40% vamos a estar perdiendo 60% u 80%, y nos será más doloroso vender.
Si nos quedamos con esas y vendemos las buenas, entonces aumentaríamos el riesgo de la cartera. Tendríamos menos dolor hoy, pero una mayor probabilidad de un mayor dolor en el futuro.
Cuando el riesgo y la incertidumbre aumentan mas allá de nuestro perfil, entonces es mejor ser honestos con nosotros mismos y aceptar una pérdida, en lugar de crearnos falsas esperanzas de que un día todo va regresar a máximos. Hay muchas cosas que jamás regresan y no todo sube en el largo plazo.
Hay que aceptar que hicimos malas compras o tal vez buenas compras, pero algo que no esperábamos o que no tomamos en cuenta apareció y cambió todo.
Por eso es que una de las preguntas clave que en el Premortem de nuestro Análisis Fundamental es ¿qué harías si la acción cayera 50% después de haberla comprado? Si la respuesta no es un "compraría más", entonces es mejor pensarlo dos o tres veces antes de entrar porque no hay convicción y la convicción se gana analizando bien la empresa.
Un truco para este problema es ir vendiendo poco a poco de las malas que mas van perdiendo para así sentir el dolor poco a poco en lugar de en un solo golpe. E ir haciéndolo en los rebotes.
Y sé que la respuesta más común será:
"y que pasa si rebotan bastante y recupero o la vendo después y pierdo menos o incluso salgo tablas o con un poco de ganancia"
Claro que puede pasar eso, pero ese también es el error más común en Bolsa: pensar primero en los retornos y después en los riesgos.
Si se está a gusto con el riesgo de mantener malas empresas que podrían caer bastante más, entonces adelante. Pero hay que entender el costo de oportunidad que estamos pagando y también el mayor riesgo que estamos asumiendo.
Esto es similar a la caída de la pandemia en 2020 donde muchos se fueron por aerolíneas porque se hicieron populares, en lugar de aeropuertos. Ambas tenían potencial de rebote, pero los aeropuertos con bastante menor riesgo.