Una hipoteca inversa es un tipo de préstamo hipotecario diseñado para personas mayores de 65 o 70 años que son propietarios de viviendas. A diferencia de una hipoteca convencional en la que el prestatario realiza pagos mensuales al prestamista, en una hipoteca inversa, el prestamista realiza pagos al prestatario. Es decir, el banco es el que paga una cuota mensual al propietario, en lugar de ser a la inversa.
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TAE3,28%
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Tipo de interés2,72% TIN a 25 años
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Cuota mensual689,66 €
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1.99% TIN el 1er añoEuribor + 0,60%
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Cuota mensual635,05 €
Las claves de la hipoteca inversa
El objetivo principal de una hipoteca inversa es permitir a las personas mayores convertir una parte del valor acumulado en su vivienda en efectivo sin tener que venderla o hacer pagos mensuales. Los fondos obtenidos a través de una hipoteca inversa pueden utilizarse para diversas necesidades, como gastos médicos, remodelación del hogar, pago de deudas o simplemente para mejorar la calidad de vida durante la jubilación.
Su funcionamiento es, a priori, sencillo. El propietario acuerda con el banco recibir un pago mensual dejando como aval su propiedad a cambio de que cuando el periodo de pagos finalice, el propietario o los herederos devuelvan la deuda generado con el banco más los intereses asociados a la misma. Esto permite también mantener la titularidad de la vivienda y poder seguir viviendo allí. Eso sí, con la premisa de que cada mes la deuda aumentará y el dinero a devolver al banco también.
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Las claves de la hipoteca tradicional
En la hipoteca tradicional ocurre justo al revés, es el propietario el que paga todos los meses al banco para satisfacer la deuda y con el objetivo de conseguir la propiedad completa de esa vivienda. En este caso, la deuda iría descendiendo cada mes y cuando finalizase el periodo, el inmueble pasaría a ser propiedad del hipotecado a todos sus efectos. Los intereses, de igual manera, también van descendiendo con el paso de los meses.
¿Qué hipoteca es mejor?
La verdad es que no hay una mejor que otra, ya que cada una de ellas cumplen diferentes funciones. La hipoteca inversa va destinada a aquellas personas mayores que necesiten o quieran aumentar el nivel de ingresos durante su jubilación haciendo efectivo una parte de su patrimonio. Mientras que la hipoteca tradicional va enfocada, generalmente, a gente joven o en edad de trabajar que quiere adquirir una propiedad y mantenerla en su patrimonio.
Las principales diferencias
Existen varias diferencias clave entre una hipoteca inversa y una hipoteca tradicional.
- Pagos mensuales: En una hipoteca tradicional, el prestatario realiza pagos mensuales al prestamista para pagar el capital y los intereses del préstamo. En una hipoteca inversa, el prestamista realiza pagos al prestatario.
- Elegibilidad: En una hipoteca tradicional, los prestamistas evalúan la capacidad crediticia y la capacidad de pago del prestatario para determinar si son elegibles para el préstamo. En una hipoteca inversa, la principal consideración es la edad del prestatario y el valor de la vivienda.
- Propiedad de la vivienda: En una hipoteca tradicional, el prestatario mantiene la propiedad completa de la vivienda, pero se utiliza como garantía para el préstamo. En una hipoteca inversa, el prestamista adquiere una participación en la propiedad de la vivienda. Sin embargo, el prestatario aún retiene la propiedad y puede vivir en la casa mientras cumpla con los términos del préstamo.
- Pago del préstamo: En una hipoteca tradicional, el préstamo se paga en su totalidad a lo largo del tiempo mediante pagos mensuales. En una hipoteca inversa, el saldo del préstamo generalmente se paga cuando el prestatario vende la vivienda, se muda a otro lugar o fallece. En ese momento, el prestamista recupera el capital prestado más los intereses acumulados.