Uno de los temas recurrentes de las discusiones en las que nos encontramos es aquella sobre la abundancia o escasez. En todo caso, la discusión no es en absoluto novedosa, porque es un clásico desde que en el siglo XVIII Malthus llegase a la conclusión de que como la producción de alimentos crecía de forma aritmética y la población de forma geométrica, el desastre era inevitable.
Sin embargo es curioso, como la más desastrosa de las teorías económicas, (más que nada porque unos siglos después no se ha cumplido, ni tan siquiera de lejos), es con mucho la que más ha influido en todos los pensamientos económicos. Y desde luego es la que está detrás sobre toda la gran cantidad de informes que se han venido emitiendo y publicando.
Y esto sólo puede explicarse mediante la conjunción de dos factores; en primer lugar debemos tener en cuenta que todos y cada uno de los bienes económicos y recursos, son finitos. De hecho esta es la característica básica para que un bien tenga carácter económico: ¡Que sea finito!. Por tanto en cualquier tipo de recurso, al final la discusión siempre se centra sobre “donde está el límite”.
El segundo punto es igual de obvio; el demandante de un bien mejora su posición negociadora con la abundancia de un bien, mientras que el ofertante de un bien mejora su posición negociadora con la escasez de un bien. Es así de simple; cada persona que tenga el control o interés en vender cualquier tipo de producto, bien, servicio o recurso, tiene que buscar la forma de conseguir demostrar la escasez de lo que sea.
Estos dos puntos son claves y están presentes en todos y cada uno de los bienes económicos que podamos imaginar; en definitiva, se resumen en que lo necesario para que se pueda negociar un bien está en la escasez y en el control.
Evidentemente todo el que tenga el control de un recurso, sabe que si este bien es infinito, directamente no tendrá absolutamente nada. Pero existe una categoría inferior al infinito que en términos económicos sigue siendo exactamente igual. A pesar de que no haya absolutamente ningún recurso infinito, es cierto que existen recursos que tienen una disponibilidad mucho mayor que las necesidades actuales. En realidad no tiene sentido tratar de determinar si un recurso es infinito o no, sino que la discusión ha de ser si es escaso o no.
Es en esta ecuación en la que todas las teorías basadas en las ideas malthusianas, fallan estrepitosamente. Se trata de extrapolar las disponibilidades y las necesidades de un recurso, de tal forma que en algún momento siempre nos encontraremos con un punto en el que las necesidades son mayores que las disponibilidades, dando lugar a una hambruna, al peak oil, a un problema inmobiliario, a un problema en la producción de tulipanes o a la caída del sistema industrial por el problema del carbón.
Desde luego ignorar de forma recurrente que las necesidades y los procesos que afectan a las disponibilidades van cambiando con la evolución de los tiempos es un error que se produce en todos y cada uno de los casos. Desde luego es tan obvio que es casi imposible defender que se trata de un error; sobre todo después de que todas estas teorías hayan sido profundos fiascos en el pasado en todos y cada uno de los recursos y bienes sobre los que se han lanzado.
Al final resulta que los pisos sobran, estamos imponiendo cuotas sobre los alimentos para lograr contener su producción,(para no hundir sus precios), y generamos escasez en tantos y tantos bienes, mientras resulta que al final se cambió el modelo antes que el carbón se acabase y buscamos generar la necesidad de usar carbón mediante el uso de subvenciones para su uso. En todos y cada uno de los casos, se ha ido avanzando en la disponibilidad de los bienes, mientras que se reducía su consumo llegado un punto por la aparición de sustitutos en los procesos. Todos y cada uno de los dramas económicos anunciados al final no se han producido y curiosamente el drama económico ha venido siempre precisamente por lo contrario. Es decir, se han tirado al mar alimentos, se han buscado nuevos usos para las cosechas, se han abandonado las tierras, la ruina ha sido cuando el carbón ya no se necesitaba….
Hoy este ejemplo lo vemos perfectamente en varios elementos, como por ejemplo en los alimentos en los que supuestamente tenemos una escasez crónica. Curiosamente esta escasez crónica coincide con el desmantelamiento de las estructuras agrícolas en un buen número de países que directamente renuncian a producir alimentos. ¿no es un poco incongruente decir que existe una escasez de alimentos para justificar los precios de estas commodities, mientras se subvenciona la retirada de tierras agrícolas en medio mundo?.
Pero desde luego el ejemplo perfecto de la teoría actual es la relacionada con el peak oil. Cualquiera que se le ocurra decir que lo del petróleo es pura especulación se encontrará con aquello de “creemos que los recursos son infinitos”; cuando en realidad el consumo de petróleo se está reduciendo de una forma considerable, (a pesar de que la AIE siempre estime incrementos de demanda que nunca se acaban cumpliendo). Nos encontramos con una situación en la que siempre estamos a unos años del fin del petróleo, lo cual acaba justificando que se pague una burrada por el petróleo de entrega en el mes siguiente.
Desde luego, debemos preguntarnos porque unas teorías que tienen errores tan evidentes y que además han demostrado ser inciertas en tantas ocasiones, siguen teniendo tantos adeptos. En realidad el proceso es exactamente el mismo que nos encontramos en las predicciones y recomendaciones de analistas que atesoran toda una suerte de fallos garrafales y que son creídas a pies juntillas, sin que hayan cambiado o dado una explicación del error previo; mientras a su vez otras son despreciadas.
El principal motivo de la credibilidad de las teorías de Malthus y sus derivados está en que interesa. No es a la sociedad a la que interesa, pero tampoco es la sociedad la que decide cuales son los altavoces para las teorías. Todos estos informes y conclusiones interesan a aquellos grupos que controlan los recursos, que a su vez son las personas que controlan los resortes del poder, de tal forma que es más que evidente que la facilidad de penetración de estas teorías es innegable. Que sean erróneas, o que estén basados en la realidad o en mentiras es lo menos importante.
Por otra parte, acompañadas de unas cuantas medidas para generar unos mayores precios, lo que consiguen es una curiosa referencia circular: generan incrementos de precio, (cuando las disponibilidades de un recurso son inferiores a las demandas de este el precio se dispara) y la propia subida de precio es la que acaba justificando (suponiendo que estamos ante un mercado libre que valora la realidad), la realidad de la teoría. Es decir, por un lado se sube el precio por la teoría y por otro lado la teoría se justifica con la subida de precio.
Otra ventaja es que suelen ser teorías sencillas, fáciles de transmitir, que enlazan con las dificultades de la sociedad de entender que se van a producir cambios, (no deja de ser curioso que nunca esperemos cambios y que siempre se están produciendo), y por supuesto que permiten una defensa muy sencilla con el mencionado: “¿crees que es infinito?”.