Me preguntan sobre los efectos de un posible Q3 de la reserva federal y de la adopción de estímulos monetarios denominados heterodoxos en Europa, y creo importante explicar mi opinión, anticipando por supuesto que en el corto plazo los efectos serán absolutamente impredecibles.
Para resumir, lo primero que debemos tener en cuenta es que en el diseño actual de las políticas monetarias y de las instituciones económicas, todas aquellas medidas de carácter monetario no supondrán otra cosa que un incremento de la liquidez en los mercados financieros. Poniendo el formato, que se ponga, y el nombre que se use, las decisiones de los bancos centrales consisten en adquirir activos en manos de los bancos lo cual provocará un incremento de los precios de estos, lo que genera beneficios para estos, además de recibir toda la liquidez necesaria.
Por tanto, tenemos un primer efecto muy claro sobre los mercados financieros. En los productos que sean adquiridos, (bien sea deuda pública, cédulas hipotecarias u otros títulos), tendremos mayor liquidez y mayor demanda, y en los demás mercados financieros tendremos el incremento de liquidez y por otra parte la demostración de la garantía de que no se van a dejar caer los precios. Es fácil entender por tanto que las expectativas de inyecciones monetarias generan subidas de los activos financieros. Y es importante la palabra expectativas, porque este hecho se produce ya con todas las especulaciones en este sentido.
En el momento en que se aprueben puede ocurrir que nos encontremos con un importe que supere las expectativas o no. Este punto va a ser clave, porque actualmente ya se ha ido calentando el ambiente con las perspectivas de un QE y de intervenciones de los Bancos Centrales que todo el mundo espera de alguna forma. Por supuesto cuanto menor sea el importe de los fondos sobre las perspectivas, menor será el efecto, de tal forma que a medida que se lanzan estímulos estos son cada vez menos efectivos por la necesidad de sorprender. Si hace unos años un plan de un billón era algo inimaginable, hoy sería una decepción.
Por esta razón, creo que se pide que el Banco Central Europeo no ponga una cifra a la intervención ya que esto tendría un sentido similar a la palabra infinito para cuantificar las intervenciones, eliminando el problema de que tras las inyecciones billonarias de este año, el listón está muy alto.
Pero sin embargo, aparte de la demanda forzada y de la liquidez que nos podemos encontrar en los mercados financieros, existe otro punto que no se suele tener en cuenta, y que es el subyacente. En definitiva, para hacer estas medidas más llevaderas se habla de estímulos económicos, (nombre nada apropiado, ya que directamente no tienen ni el más mínimo efecto de estímulo sobre la economía). Al final todos y cada uno de los precios, independientemente de que la existencia de informes, liquidez y compras forzadas o manipuladas, depende de las condiciones de la economía. Desde los valores de las empresas cotizadas, hasta sus deudas, o el valor de los precios de las materias primas, energéticas o productos terminados, absolutamente todo acaba dependiendo de la economía.
Este punto es absolutamente clave, pues si bien existen numerosos informes, declaraciones y todo un esquema de justificación, a menudo excesivamente dogmatica, en el sentido de que las inyecciones son estímulos económicos, cada vez existen más personas e inversores que son conscientes de que la economía no sólo no mejora con las inyecciones, sino que en realidad empeora derivado del hecho de que el sector financiero lo que hace es detraer recursos de financiar la actividad económica. Dado que la actividad económica se ha desplomado, se ha de detraer una parte superior de esta para mantener los ingresos de los sistemas financieros, lo cual nos lleva a un círculo vicioso en el que se acelera cada vez más.
De hecho hace muy pocos meses, cuando se especulaba sin fuerza con el QE3, había una razón principal para descartarlo, (recordemos que en este momento se había lanzado la operación twist). Esta razón no era otra que el hecho de que el QE2 ya no había tenido apenas efectos positivos ni tan siquiera en los mercados financieros. Es decir, la utilidad de los QE y en definitiva de todas las inyecciones monetarias que se han realizado a lo largo de todo el mundo se ha limitado a conseguir beneficios para las entidades, mientras las economías, el desempleo y las rentas de las personas a lo largo de todo el mundo no han parado de decrecer, mientras que los efectos de estas se hacen sentir también sobre los precios de bienes que impactan directamente en el poder adquisitivo de todos los consumidores del mundo que han de pagar precios mayores por los bienes básicos, con menos renta, (derivada de la necesidad de incrementar los beneficios de las empresas y pagar mayores impuestos para cubrir los agujeros que todas estas políticas están ocasionando).
En definitiva, a cada vuelta de tuerca, tendremos cada vez menores efectos beneficiosos sobre los mercados financieros y mayores sobre las situaciones económicas, y en ambos casos dependerá de la confianza, que será cada vez menor en los dos ámbitos.
No es posible anticipar lo que va a significar para los mercados financieros en el corto plazo, sobre todo teniendo en cuenta que estamos ante una total indefinición tanto de las medidas, como de los importes como del momento en que se produzcan. Sin embargo el efecto final de estas medidas es el obvio.