En 2010 escribía un post en el que defendía que el IBEX iba a bajar de los mínimos de 2009. Las razones eran simples; Se había intentado salir de una caída de los mercados financieros provocada por la implosión de sucesivas burbujas que habían estrangulado a la economía, montando una nueva burbuja que iba a estrangular más a la economía.
Cuando posteriormente todo se derrumbó otra vez (en realidad varias veces) se ha optado por el mismo camino, de tal forma que hoy es más sencillo que en aquellos momentos entender que los argumentos de aquel post adquieren más validez.
Otra cosa es, al igual que lo era en 2010, adivinar el momento. De hecho esta precisamente es la clave para los que invierten en mercados financieros. El hecho de que se esté en una burbuja no es algo negativo para los inversores; de hecho es muy positivo ya que en las burbujas tenemos subidas (si se quieren irracionales) de los precios de los activos que generan ingentes beneficios a quien se retire pronto. Por tanto, el problema y la obsesión será detectar antes que nadie el momento en que todo se viene abajo, o dicho de otra forma, el momento en el que se derrumba la burbuja.
En este post me gustaría enfocar en los constantes intentos de numerosas personas por tratar de anticipar el momento en el que esto ocurre. Me refiero a aquellas técnicas mediante las que personas sin información privilegiada pueden anticipar el derrumbe de los mercados financieros y sobre todo a aquellas técnicas que hemos podido leer en libros o en páginas de internet o bien hemos obtenido a partir de discusiones en foros o similares.
La conclusión es que son completamente inútiles y de alguna forma, cuanto más conocidas son más inútiles son. ¿Las razones?.
Primero imaginemos una situación en la que vemos unas señales (que mucha gente puedan ver y entender) que anuncien una caída. Pueden pasar dos cosas; Si las autoridades pueden intervenir para evitar o retrasar la caída, estaríamos ante el caso de que “el sistema ha detectado 20 de las últimas 2 caídas”. La segunda alternativa es que nadie en ese momento pueda hacer algo para evitar el derrumbe porque la situación haya llegado a un límite. En este caso estaríamos ante alguna de estas dos caídas, y podemos entender que en este segundo caso el modelo funcionaría.
Esta es la primera cuestión y problema. Ante un agotamiento de la presión compradora, pueden ocurrir dos cosas; que alguien se ponga a comprar como loco relanzando esta presión, (lo típico, pero no lo único, serían los bancos centrales con sus programas de compras de activos), o que no. ¿Y cómo se sabe previamente en cuál de las dos opciones estamos?.
Es evidente que puede haber indicios que apunten hacia uno u otro lado, en función de situaciones políticas, económicas y demás aspectos ajenos, pero en realidad la mayor parte de las variables serían desconocidas o hayan sido ignoradas. Pero de hecho, ocurre algo curioso. De conocer estas variables exógenas a los mercados financieros, podríamos obtener la solución a la incógnita (momento en el que se derrumba todo), incluso sin tener en cuenta las señales del sector financiero.
De hecho, aquí estamos en la clave de determinar el momento del derrumbe. Yo puedo tener la creencia de que se van a derrumbar en un momento determinado, al llegar a un umbral o cuando determinada variable llegue a un valor x; pero si el resto del mundo no piensa lo mismo, esta creencia no servirá para nada, y de hecho, no ocurrirá porque si nadie piensa que caiga no va a caer.
Pero ¿Y si lo cree un gestor importante?. Ahí la cosa estaría más clara ya que esta persona tomaría las medidas para protegerse de esta caída; conclusión; si una persona determinada tiene la sensación de que la música no suena o no va a sonar, venderá y provocará la caída si es tan importante como para hundir el mercado, o caerá el mismo si no es lo suficientemente importante porque irá contra el mercado. Así de sencillo.
Todo se derrumbará cuando los que tienen relevancia crean que se va a derrumbar; En esos momentos se dirá aquello de que todo el mundo lo veía, (a pesar de que, irónicamente, se dirá aquello de que nadie lo podía prever).
Nos podría quedar el truco de tratar de anticiparse a lo que determinados agentes puedan estar suponiendo en un entorno en el que hay muchos agentes con esas capacidades y que dedican no pocos recursos a engañar y a esconder sus debilidades en un mundo diseñado por ellos para que lo puedan hacer.
Pues acertar esto es igual a jugar a las cartas en una mesa en la que algunos de los participantes hacen trampas, ¡sabiendo que hacen trampas!. Claro que se puede jugar, pero yo no aconsejaría en ningún caso ir con criterios de lógica de mercado, estadísticas o similares.
Las conclusiones que yo veo son sólo dos; Cuanto mayor es el desfase entre la economía y los mercados financieros, mayor es la posibilidad de tortazo. Acertar cuando no es más sencillo que acertar los números de la lotería y en todo caso nunca sería cuestión de método y mucho menos de un método contrastado y conocido.