Un tal Keynes, está considerado como el padre de la macroeconomía, que trata de establecer las relaciones entre las distintas variables que nos muestran la economía. De vez en cuando está bien intentar entender las relaciones globales y como podemos sacar conclusiones a partir de planteamientos que son eminente teóricos.
Vamos a partir de una situación inicial en la que tenemos una propensión marginal a consumir del 80%. O dicho de otra forma, un ahorro en la economía del 20%. Por otra parte asumamos que las rentas del país tributan a un 20%, (estable y por simplificar).
Partiendo de esta base podemos imaginar varios escenarios; y el primero podría ser que el gobierno incremente en 100 el gasto público. Los efectos son claros. Por un lado, tendremos que al tener un gasto de 100, la realidad es que el déficit se incrementa en 100, (o el superavit se reduce en 100).
Por otro lado estos 100 que el gobierno gasta, pasan a ser rentas de otros. (lo van cobrando empresas, que pagan a otras empresas y trabajadores), de tal forma que ese gasto, son beneficios que se incorporan a la economía gracias al efecto cascada.
Como quiera que en consecuencia, se consiguen beneficios por importe de 100, se generan impuestos que el estado recoge por importe de 20, (el estado recauda el 20% de los beneficios), por lo que los agentes del país ven incrementada su renta disponible en 80, (los 100 que se han inyectado), menos los 20 que se pagan en impuestos).
El siguiente paso lógico es que como las personas consumen el 80% de la renta, incrementan su consumo en 64, (el 80% de los 80 que ahora tienen); de tal forma que este consumo, pasa a ser renta de otros. Por tanto, si nos damos cuenta el estado ahora recauda 12,8, (el 20% de los 64); y queda nueva renta disponible por importe de 51,2, que a su vez se destinará a consumo (40,96 que es el 80% de los 51,2) y ahorro, en un proceso como el que ocurre cuando tiramos una piedra en un estanque.
En este caso, podemos entender que el estado ha gastado 100 para estimular la economía, y ha conseguido que la producción del país se incremente en los 100 iniciales, más 64 en la siguiente vuelta más otros 40,96… ¿Cuánto es el incremento de la renta?. Pues es fácil ver que al final es la suma de una progresión geométrica de razón, 0,64, (que se corresponde al 80% que destinamos a consumo del 80% que queda libre después de pagar impuestos). Por tanto, al final el incremento del PIB asciende a 278; (la suma de los términos de una progresión geométrica de razón inferior a uno es el primer término, dividido entre 1 menos la razón).
¿Y con el déficit?. Pues el estado gasta 100 más por el lado de los gastos, pero cobra un 20% sobre el PIB que se incrementa, de forma que dado que se ha generado un beneficio de 278, la recaudación del estado sube 55,6, de forma que el déficit se incrementa en 44,4.
En definitiva, si la propensión marginal a consumir es el 80%, (se ahorra el 20% en la economía), la imposición media es el 20%, un incremento de 100 de Gasto Público, genera incremento de actividad por 278 y de déficit por 44. (No tanto como el incremento de Gasto Público).
Imaginemos ahora que la propensión marginal a consumir es del 100%, (nadie ahorra), y exactamente los mismos supuestos. En esta situación, al inyectar 100, lo que se hace es gastar 100, lo cual genera una renta superior en la sociedad de 80, (se detrae el impuesto), que a su vez, y dado que se gasta todo, genera otro beneficio de 80, que cobrará otra persona que pagará 16.
¿Cuál es el incremento de la renta que nos vamos a encontrar?. Pues muy sencillo; aplicando la misma fórmula que antes, nos encontramos con que una inyección de 100 genera un incremento de 500, (100+80+64+…), que se corresponde con la suma de los términos de una progresión geométrica de razón 0,8.
Es fácil deducir que el déficit saldrá del gasto de 100 y los ingresos generados que son los 500, multiplicado por el tipo impositivo, que en este caso en particular, nos daría 100. En consecuencia, el déficit simplemente no se incrementaría.
Esto fue lo que nos enseñó keynes y lo podemos resumir de una forma sencilla. Incrementando el gasto público, se incrementa la producción del país, en función de la parte de estos gastos que se introducen vía consumo. Esto es lo que va a determinar la existencia o no de déficit.
Cuanto mayor sea la propensión marginal a consumir, mayor será el impacto de las políticas de Gasto y menor el déficit generado.
Debemos entender que una caída de la actividad, impone el mismo proceso pero exactamente en sentido contrario. Sólo hace falta cambiar “se genera actividad”, por “se ajusta presupuesto”.
Lo que está claro es que para analizar los efectos que cualquier incremento del gasto, tendremos que tener claro como se hace, y los efectos que esto provoca en la propensión marginal a consumir, al igual que la estructura de la sociedad en la que se lleva a cabo.
Todos debemos entender que una sociedad en la que la renta esté repartida, la propensión marginal al consumo será más alto, que en una economía donde la renta este muy concentrada. Es sencillísimo de analizar: En un entorno en el que todos fuésemos iguales, y ahorrásemos un 15% de nuestros ingresos, la propensión marginal a consumir sería de 85, (vamos a olvidar los consumos básicos, para entender la explicación), y como sería idéntico para todos, la realidad es que el dato para la economía en su conjunto sería de 100.
En cambio si nos encontramos con que por ejemplo un 20% de la sociedad tiene el 40% de las rentas y logra ahorrar un 50% de sus rentas. Mientras el 80% restante no logra ahorrar, nos encontraríamos con que de cada 100 euros inyectados; 40 acabarían en manos del grupo de rentas altas, que gastarían 20, (el 50%), lo que sumado a los 60 gastados por las rentas más bajas, nos daría que se destinaría a consumo el 80%. Como vemos, el importe es inferior.
Pero es que hay un problema adicional y es que en la situación de grandes desigualdades, es posible que las inyecciones de gasto llegasen a un grupo que lo destinase a ahorrar. En este caso, la propensión marginal a consumir sería cero y en consecuencia, no tendría más impacto sobre el PIB que el gasto emitido, y el déficit sería total.
Tener en cuenta este proceso es muy útil para saber lo que puede pasar si:
- Se inyectan cantidades de dinero en los mercados financieros, de tal forma que los atesoran y no llegan a la sociedad.
- Se retiran recursos a las rentas que tienen poca o nula capacidad de ahorro.
Pues siguiendo este proceso en el primer caso, la propensión marginal a consumir sería cero, de tal forma que todo el incremento del gasto no generaría incrementos adicionales de consumo, y por tanto, no supondría reactivación, y supondría un incremento del déficit increíble.
Y en el segundo caso, al afectar a las rentas sin capacidad de ahorro estamos en una bajada de gasto público, en el contexto del multiplicador máximo, lo que genera un movimiento en la renta (en este caso caída) extremo, y un movimiento en el saldo público limitado, (en este caso es probable incluso que genere mayor déficit).
¿Tan complicado es verlo?. Pues es muy fácil entender que las inyecciones a los bancos, no generan actividad económica, sino que generan déficit. Y que recortar sueldos, pensiones y prestaciones a las capas bajas de la sociedad, además de ser una medida que revuelve el estomago de injusta; ¡Provoca depresión y Déficit!.
En el plan de ajuste del gobierno, nos encontramos con que pretende detraer el 0,75% del pib en dos años, de las capas medias y bajas, centrándose en aquellos grupos que por una u otra circunstancia tienen una propensión marginal a consumir mayor: los funcionarios, (ingresos hasta hace unos días estables), pensionistas, (lo mismo, pero muy bajos, por lo que la capacidad de ahorro es despreciable), ley de dependencia y cheque bebe, (afecta a personas que están asumiendo por condiciones especiales unos gastos extraordinarios, lo cual redunda en consumo alto).
Pues estimarán que van a tener que variar las previsiones restando 0,5 puntos. Pero ya explicarán de donde sale este dato. Porque lo que dice la teoría y el sentido común es que el PIB va a caer en una proporción muy superior al ajuste realizado.
Y luego dirán que no se cumplen las previsiones y alguien dirá que lo de las teorías no se cumple. Lo que está claro es que este proceso no es del todo complicado y cualquier estudiante de economía lo tiene que tener diáfano; por supuesto que se puede matizar, pero el problema es que los matices no pueden desvirtuar nunca unas conclusiones que nunca han sido refutadas.
El problema que tenemos es que el nivel de demagogia llega a niveles tan extremos que nos hace olvidar la base de todo. Pero ahora bien, podemos creer lo que dice la teoría, (y podemos comprobar que se ha cumplido al pie de la letra), o podemos creer lo que dicen ciertos expertos como el artículo de FEDEA que nos dice que es demagógico hablar de subir tipos a las rentas altas y unir ministerios, porque como mucho “SOLO” se conseguirían 5.000 y 3.000 millones al año para cubrir el déficit.
Evidentemente estoy poniendo el “SOLO”, porque me ha llamado mucho la atención este artículo. Donde se expone que estas medidas son populistas y que no aportan nada real para solucionar el problema. Sin embargo, me gustaría que se analizase desde la teoría económica las diferencias entre las dos medidas, (Sé que el tema de los impuestos tiene un tratamiento distinto que haré en otro post), pero la realidad es que es curioso que el “no merece la pena por 16.000 millones en dos años”, contrasta y mucho con el bajar los sueldos de los salarios en la administración pública, los pensionistas, y todo eso que el otro día comenté en lo de “Mandan los idiotas”, que curiosamente es para conseguir salvar el país, (O eufemísticamente “apuntalar la recuperación”).
¿Hay alguna diferencia?. Pues o una falta asombrosa de los fundamentos de la economía o una increíble demagogia. Y teniendo en cuenta que sale de la fundación de estudios de economía aplicada, la cosa está más o menos clara.