Hoy nos encontramos con toda una serie de procesos, en la que existe una gran discusión sobre cómo van a acabar, aunque lo cierto es que si nos fijamos un poco las explicaciones que se dan, nos dan pistas.
Por un lado tenemos unas cuantas discusiones sobre si la evolución de determinados activos financieros es una burbuja o no; tenemos el oro, la plata, las materias primas, la deuda, otra vez las empresas punto.com, otras empresas, los emergentes, el euro…
En principio, ya he hablado en su momento de una característica curiosa; Resulta que han existido casos de burbujas de los que no se ha hablado, (por ejemplo las materias primas en 2008), pero no hay ningún caso en el que tras un proceso de discusión sobre las burbujas, no nos encontrásemos finalmente con su explosión. O sea que cuando estamos discutiendo sobre si en determinado caso estamos en una burbuja o no, la realidad es que siempre lo estamos, y la mera existencia de una discusión en este caso es prueba suficiente.
Tiene todo el sentido del mundo, porque cuando existe discusión es que existen personas que defienden la existencia de burbujas, mientras que otras se niegan a asumir la existencia de estas; (en caso contrario, no existiría discusión posible).
Pero una cosa que sorprende entre los defensores de la “no existencia de burbuja”, es el hecho de negarla bajo la premisa de la existencia de recorrido. Es decir, cuando oímos a alguien negar que los precios del oro sean una burbuja porque pueden llegar a los 4.000 dólares, tendremos que hacernos algunas preguntas.
La primera es que el hecho de que alguien niegue la existencia de una burbuja, alegando que los precios pueden llegar a un nivel mucho más alto es un poco absurdo. A fin y a cuentas, si una burbuja es una subida irracional de los precios o valoraciones de un activo financiero que no se corresponde con la realidad, parece mal asunto descartarla: ¡por que se espera que suban mucho más!.
Cuando nos encontramos en estas situaciones, da la sensación de que en lugar de discutir sobre si estamos en una burbuja o no; lo que estamos discutiendo es sobre el recorrido que tiene la burbuja. El ejemplo está claro; si hoy en medio de una discusión sobre si el precio del petróleo (multiplica por 4 el de hace menos de tres años) es indicativo de una burbuja o no, me dicen que se va a multiplicar por 3; lo que me están diciendo es literalmente: “Hay una burbuja que tiene mucho recorrido, por lo que adelante”.
Otro argumento que nos solemos encontrar es que el propio inversor que niega la burbuja, ha invertido en este bien. Pero ¿es un argumento para decir que no estamos en una burbuja, el hecho de que los inversores estén posicionados en este activo?. Lo primero es que podríamos asumir aquella teoría de que las burbujas son completamente irracionales y que todos los inversores se vuelven completamente locos, como hipótesis de partida para explicar las burbujas. Esta teoría de la irracionalidad, es muy conveniente si tratamos de mantener el dogma de la valoración eficiente de los mercados. En definitiva, gracias a la irracionalidad de las burbujas, podemos seguir diciendo que se cumple la máxima que cuanto más caro sea un activo menos inversores pretenderán adquirirlo y más inversores pretenderán venderlo, de forma que al final su precio baje; como esto no se cumple, le echamos la culpa a la irracionalidad y punto pelota.
Sin embargo, lo que no parece que quede demasiado claro es la supuesta irracionalidad de las burbujas.
Es sencillo; si una persona es capaz de detectar la próxima burbuja antes que el resto de los inversores; ¿Qué hará?.¿Invertir en este determinado activo financiero o escapar de él?.
Todo el mundo tiene claro que las burbujas tienen una gran ventaja, que no es otra que la de enriquecer a aquellas personas que inviertan en dicho activo; ¡durante la formación!, y por supuesto que hayan salido a tiempo de su explosión. Lamentablemente, por un lado los bancos centrales han usado y están usando las burbujas como un instrumento más de política económica, (aunque lo nieguen, ¡of course!), pero por otro lado numerosos inversores han sacado innumerables ventajas de estas. Un gran ejemplo patrio podría ser el fundador de Fadesa, Jove, que ilustra perfectamente lo que estoy intentando decir, ha hecho una gran fortuna creando uno de los exponentes de la burbuja inmobiliaria, (Fadesa), y ha tenido la gran vista de salirse inmediatamente antes de la explosión, dejando la situación para Fernando Martín y los Bancos.
Desde el punto de vista de personas como Jove, o de la banca de inversión o de los gestores de los distintos fondos, la formación de burbujas no tiene absolutamente nada de irracional, porque les permiten generar unos beneficios espectaculares, y además, lo curioso es que cuando explotan, siempre se trata de salvar los fondos de inversión y fondos de pensiones. ¿Qué tienen de irracionales pues las burbujas?. Desde el punto de vista de los que las fomentan absolutamente nada. Y los que las sufrimos, ya es otra historia, pero parece que nuestro papel no va más allá que el de sufragar esto y asumir las culpas.
Pero lo más curioso del caso es que si tratamos de pensar desde la óptica de uno de estos inversores con acceso a los medios, interesados en la formación de una burbuja, y después tratamos de preguntarnos: ¿Qué declararíamos?. Lo primero es estar invertidos en este activo determinado, y luego si nos preguntan si es una burbuja, ¿Qué diríamos?. Por supuesto, tenemos que negarla, (¿alguien reconoce en público que está invertido en una burbuja?, sobre todo teniendo en cuenta que cuando se oye la palabra burbuja existe la palabra explosión inmediatamente que es claramente contraproducente para los intereses de estas personas).
Pero tampoco se puede negar de una forma categórica, sino que tenemos que enviar un mensajito para comunicar al resto de inversores que estamos ante una burbuja. ¿Qué mejor frase que aquella de “hay recorrido”?. Cuando se escucha que en tal bien puede existir una burbuja o no, pero al mismo tiempo nos encontramos con inversores que la niegan pero nos dicen que en un breve tiempo pueden duplicarse o triplicarse los precios, lo que nos están contando traducido al castellano es: “hay una burbuja que por ahora no va a explotar”.
Y tan sólo nos queda tratar de adivinar si es cierto o no, y aquí estamos ante una situación curiosa, si declaramos que el petróleo está en una burbuja con recorrido cuando está a 50, o cuando está a 100, o cuando está a 150, acertaremos todas las veces menos una. Claro que esa va a ser dramática.