Seguimos empecinados en que hay ciertas cosas que nunca cambiarán, que siempre serán tal cual las hemos conocido.
Pero el tiempo, inexorable, nos demuestra que el cambio es inevitable. Algunas veces me detengo a echar una ojeada a signos del cambio. Cosas que un día fueron y hoy nos parecen pura ficción.
Sorprende y, a la vez, advierte.