En la Universidad asistí a un seminario sobre oratoria en el que nos repetían hasta la saciedad que la clave para ganar un debate es sorprender al oponente con unos argumentos que éste no se pueda esperar. Lo que nunca nos dijeron (y es una lección que aprendí ayer gracias a Francisco Llinares) es que la forma más efectiva de hacerlo es saltarse por completo el tema central del debate. Sin contemplaciones y desde el principio.
La estrategia de Llinares fue brillante, ya que solamente habló de un tema que sabía muy bien que yo desconocía por completo: su propio método de inversión. ¿Cómo refutar algo que se desconoce? En las grabaciones notaréis el tono de estupor en mi voz. Me pillaste totalmente desprevenido, amigo Llinares, aunque para conseguir eso no tuvieras más remedio que pasar del tema a debatir. Tema que, por cierto, propusiste tú. Una jugada maestra de quien lleva muchos años en este mundillo.
Por tanto, el ganador del debate REAL, no del convocado, fue por K.O. técnico Francisco Llinares. Fui incapaz de asestar golpe alguno a mi rival, ya que la diana estaba bien escondida dentro del libro y de los cursos del señor Llinares, los cuales no conozco. Respecto al debate OFICIAL, me refiero al convocado y propuesto por Francisco Llinares, hubo tablas. Tanto él como yo estamos de acuerdo (y así lo expresó él mismo) en que el Análisis Técnico (que no el Análisis Llinares) NO FUNCIONA.
Lo sorprendente del debate y lo que me enfadó considerablemente (podréis escuchar las cintas para escuchar mi voz) fue que mientras en mi artículo sobre el AT se empieza con la siguiente afirmación: “[el Análisis Técnico] se sostiene sobre pies de barro y presenta errores de concepto tan graves, que personalmente lo considero un arte/ciencia inútil”, hasta que Francisco Llinares aceptó tal premisa, pasaron más de 90 minutos de disertación sobre las bondades del Método de Francisco Llinares.
¿Por qué convocar un coloquio sobre un tema en el que tanto Francisco Llinares como yo opinamos lo mismo? Aunque eso debería contestarlo el propio Francisco Llinares como convocante, voy a osar a responder yo mismo a esa pregunta: por un mal entendido. Y es que, mientras que para mí el AT es más o menos lo recogido en los libros clásicos de John Murphy (desde la Teoría de Dow hasta algo de Onda de Elliot, pasando por soportes, resistencias, indicadores, osciladores, índices de sentimiento y demás), para Francisco Llinares el AT es sólo lo que viene en su libro, lo que cuenta en sus cursos y lo que él utiliza para operar. De ahí el malentendido, ya que yo, en ningún momento, escribí sobre ESE Análisis Técnico (principalmente porque lo desconozco).
Pensé que cuando Francisco propuso un debate entre AT y AF para refutar a mi artículo, iba a hablar de lo mismo que hablaba yo en mi artículo. Me equivoqué.
Debido a mi desconocimiento total sobre el Método Llinares, no pude argumentar en contra de sus detalles y entresijos. Para refutar a este método mi oponente, por descuido, no me dejó más remedio que tirar de sentido común y de mi culturilla financiera. Y es que, bajo mi punto de vista, dentro de la brillante estrategia de Francisco Llinares sólo hubo un error. Un error paradójico, teniendo en cuenta que ese mismo día había escrito sobre él: la soberbia.
Después de comentar y comentar su impresionante porcentaje de fiabilidad, y al ver a su oponente desarmado, extenuado y contra las cuerdas, la soberbia le pudo y quiso rematar el combate con un simple movimiento de dedo meñique, en vez de rematarme con un directo a la mandíbula: habló de sus rentabilidades. Al hablar de números contrastables, querido amigo, perdiste la posibilidad de KO.
Y es que yo no puedo saber a ciencia cierta que tienes una fiabilidad del 85%, que el precio “siempre” se comporta de la manera que tienes prevista, que tienes un “mapa” que te indica hacia dónde, cómo y cuándo se mueve el precio. Yo no puedo saber que “NUNCA” te has equivocado a la hora de detectar una tendencia primaria (y hasta aquí tu estrategia fue perfecta). Ni siquiera puedo saber si tienes el don de la bilocación o si eres capaz de volar. Pero lo que tengo claro, por lo poco que sé de finanzas y por el sentido común que tengo, es que es imposible que seas capaz de obtener un 15% anual en Renta Fija de forma sostenible desde hace años. Amigo, te pudo la soberbia.
En primer lugar, el sentido común me dice que obtener un 15% anual en RF de manera sostenible es imposible porque la rentabilidad de largo plazo de la Renta Variable no supera el 8%. El nivel de riesgo que tienes que soportar para obtener un 15% en RF es enorme y, aunque puedas tener suerte un año, no hay ser humano que tenga suerte permanentemente durante décadas. Lo malo de las rachas de suerte es que, tarde o temprano, siempre terminan.
En segundo lugar, lo poco que sé de finanzas me empuja a utilizar el interés compuesto y pasar del porcentaje al euro, para que nos podemos hacer una idea de lo que supone ese 15%. Durante 10 años, un 15% de rentabilidad anual EN RENTA FIJA supondría transformar 60.000€ (10 millones de pesetas) en 242.733€ (40 millones de pesetas). En 20 años esos 60.000€ se transformarían en 981.992€ (164 millones de pesetas). Multiplica por 4 cada 10 años en Renta Fija. Esto es imposible. Ni Emilio Botín.
En tercer lugar, mi culturilla financiera me impiden creer esos resultados ya que, como le dije, Bill Gross (fundador de PIMCO), mejor gestor de renta fija de la historia, galardonado por decenas de sociedades y periódicos financieros, nombrado mejor gestor de renta fija del mundo por Morningstar en los años 1998, 2000 y 2007, gestor de uno de los fondos de renta fija más poderosos del mundo, acumula una rentabilidad del 6,74% anual durante la última década, frente al 5,97% de su índice de referencia en su fondo Total Return.
Lo que usted pretende hacernos creer es que en el mismo tiempo en el que usted transforma 10 millones de pesetas en 164 millones, Bill Gross sólo es capaz de conseguir ridículos 36 millones. ¿Y por esta birria de rentabilidad se le considera el Peter Lynch de la Renta Fija? Debemos estar todos locos.
Me puede decir que usted compra bonos de mayor riesgo que Gross y que de ahí la diferencia de rentabilidades. Perfecto. Pero el fondo High Yield de PIMCO obtiene sólo un 6,21%, haciendo evidente que al aumentar el riesgo se reduce la rentabilidad (porque incluso para Gross, la suerte se termina). Sigue habiendo algo que no encaja.
Por otro lado, pretende que me crea que usted obtiene en Renta Fija (“sin madrugar demasiado”) tanta rentabilidad como Marty Whitman con su fondo Third Avenue Value Fund (gracias al cual ha pasado a la historia como uno de los grandes inversores que jamás hayan existido). Este fondo acumula una rentabilidad del 15,61% desde que se creó y una rentabilidad del 11% en la última década.
Por último, alguien que se maneje en esas rentabilidades, como le comenté, debería estar en la lista de Forbes o, por lo menos, en boca de todos los que participamos en los mercados financieros a nivel mundial. Serías una leyenda que, lamentándolo mucho, no eres. Esto es lo que me dice el sentido común.
Come te dije durante el debate: “esas rentabilidades suyas, son más difíciles de CREER que de CONSEGUIR”. Lo siento, amigo, pero no cuela. Conmigo no cuela.
Así que, efectivamente, fuiste el ganador del debate ya que no fui capaz de refutar tu sistema-para-forrarte-trabajando-poquito. Me quedé helado al oír las rentabilidades que afirmas conseguir. Mis refutaciones consistieron en la única salida que me dejaste: negar la mayor. Y para negar la mayor sólo podía aludir a algo tan inmaterial como el sentido común, el interés compuesto y algo de culturilla financiera. Nada sólido, pero lo suficiente para no creer ni una palabra de lo que dijiste. Ni una palabra. Esas rentabilidades de las que presumes ponen en duda tus supuestas fiabilidades y, por extensión, todo tu discurso. Ganaste el debate, sí, pero perdiste por completo en la cuestión de fondo (y mira que te lo puse fácil pues yo no dije nada de nada al desconocer tu método).
Tenías el combate ganado por KO, pero te pudo la soberbia.
Acepto mi derrota como debe ser: rabiado. Pero no olvides que hablaste de un tema (tu propio método) para el que no me habías convocado, un tema que yo desconozco, un tema que en ningún caso hubiera aceptado para debatir. Una pena porque de haber tocado el tema para el que me convocaste, hubiera sido algo muy divertido. Sin embargo, fue debate estéril y aburrido del que lo único que saqué en claro es que uno de mis compañeros blogger de Rankia gana más en renta fija que Marty Whitman en renta variable. Ver para creer.
Mi más sincera enhorabuena por tu victoria de ayer, por tu brillante estrategia y por tus resultados. El año que viene espero verte en la lista de Forbes o, por lo menos, que Morningstar te nombre gestor de RF del año. Siendo tus análisis públicos como son, no entiendo cómo no lo han hecho antes.
Un saludo a todos y feliz fin de semana.