Una tarjeta revolving es un tipo de tarjeta de crédito que permite al usuario realizar compras y pagarlas en cuotas mensuales con intereses. A diferencia de las tarjetas de crédito tradicionales, las tarjetas revolving permiten al usuario pagar sólo una parte del saldo adeudado cada mes, lo que genera intereses y hace que el saldo pendiente aumente con el tiempo.
Una tarjeta revolving es un tipo de
tarjeta de crédito que permite a los titulares financiar sus compras a lo largo del tiempo y pagarlas en cuotas mensuales en lugar de saldar el saldo completo cada mes. Las tarjetas revolving ofrecen flexibilidad en el pago, pero es importante entender cómo funcionan y cuáles son sus características principales para evitar sorpresas y acumulación de deuda.
Una característica distintiva de las tarjetas revolving es la forma en que se calculan los
intereses. En lugar de aplicar intereses solo sobre el saldo pendiente al final de cada período de facturación, los intereses se calculan sobre el saldo pendiente diario y se acumulan a lo largo del tiempo. Esto significa que si no se paga el saldo completo cada mes, los intereses se seguirán acumulando sobre el saldo restante, lo que podría resultar en un coste de financiación más alto en comparación con otras tarjetas de crédito tradicionales.
Para entender cómo funciona una tarjeta revolving, consideremos el siguiente ejemplo. Supongamos que Marta tiene una tarjeta revolving con un límite de crédito de 2.000 euros y una tasa de interés anual del 20%. Marta realiza una compra de 1.000 euros con su tarjeta y decide financiarla a lo largo de 12 meses. Cada mes, Marta paga una cuota fija que incluye una parte del principal y los intereses acumulados en su saldo pendiente. Al final del período de 12 meses, Marta habrá pagado la totalidad de los 1.000 euros, más los intereses que se han acumulado durante el año.
Es importante tener en cuenta que las tarjetas revolving pueden tener tasas de interés más altas que las tarjetas de crédito tradicionales y, a menudo, incluyen cargos adicionales, como cuotas anuales o comisiones por financiación. Por lo tanto, antes de solicitar o utilizar una tarjeta revolving, es fundamental comprender cómo funcionan, leer detenidamente los términos y condiciones, y evaluar si es la mejor opción de financiación según las necesidades y hábitos de gasto individuales.
¿Para qué sirve una tarjeta revolving?
Una tarjeta revolving es una tarjeta de crédito que permite al usuario disponer de un crédito renovable cada vez que se va abonando la deuda. En otras palabras, se trata de un tipo de crédito que se renueva a medida que se van realizando los pagos y que, por lo tanto, se puede utilizar de forma continuada.
Una de las principales ventajas de las tarjetas revolving es que permiten a los usuarios disponer de una línea de crédito que se adapta a sus necesidades. Esto puede ser especialmente útil en momentos en los que se necesita financiación para hacer frente a gastos imprevistos, como reparaciones en el hogar o gastos médicos, entre otros.
Por otro lado, las tarjetas revolving también pueden ser útiles para financiar compras a plazos, especialmente aquellas que se realizan en momentos en los que se dispone de poco efectivo, pero que se espera poder pagar en un futuro próximo. Algunos ejemplos de compras que se pueden financiar a través de tarjetas revolving incluyen la compra de electrodomésticos, muebles, tecnología o vehículos.
Sin embargo, es importante destacar que las tarjetas revolving también pueden tener algunos riesgos asociados, como los altos intereses y comisiones que pueden generar deudas difíciles de pagar. Por ello, antes de solicitar una tarjeta revolving, es importante evaluar bien las condiciones y asegurarse de que se puede pagar el crédito en los plazos previstos sin generar intereses excesivos.
¿Cómo funciona una tarjeta revolving?
Una tarjeta revolving funciona de manera diferente a una tarjeta de crédito tradicional en términos de cómo se gestionan los pagos y cómo se aplican los intereses. A diferencia de las tarjetas de crédito tradicionales, donde se espera que el titular pague el saldo completo o una parte del mismo cada mes, una tarjeta revolving permite a los titulares financiar sus compras y pagarlas en cuotas mensuales fijas con intereses.
Cuando se realiza una compra con una tarjeta revolving, el titular puede elegir pagarla en cuotas a lo largo de un período de tiempo determinado en lugar de pagar el saldo completo en la fecha de vencimiento. La tasa de interés y el importe de las cuotas mensuales se acuerdan previamente entre el titular y la entidad financiera.
Un ejemplo para entender cómo funciona una tarjeta revolving podría ser el siguiente: supongamos que Laura tiene una tarjeta revolving con un límite de crédito de 3.000 euros y una tasa de interés anual del 18%. Laura realiza una compra de 1.500 euros con su tarjeta y decide financiarla en 10 cuotas mensuales.
La entidad financiera determina la cuota mensual que Laura deberá pagar, que incluye una parte del principal (el importe original de la compra) y los intereses aplicados a lo largo del tiempo. A medida que Laura paga cada cuota, su saldo pendiente disminuye y también lo hacen los intereses aplicados sobre el saldo restante.
Es importante destacar que los intereses en una tarjeta revolving se calculan sobre el saldo pendiente diario, lo que significa que si el saldo no se paga en su totalidad cada mes, los intereses seguirán acumulándose sobre el saldo restante. Esto puede llevar a un coste de financiación más alto en comparación con las tarjetas de crédito tradicionales.
En resumen, una tarjeta revolving permite a los titulares financiar sus compras y pagarlas en cuotas mensuales con intereses en lugar de saldar el saldo completo cada mes. Aunque ofrecen mayor flexibilidad en el pago, es fundamental comprender cómo funcionan y cómo se aplican los intereses para evitar acumular deuda innecesaria y costes de financiación elevados.
¿Qué coste tiene una tarjeta revolving?
El coste de una tarjeta revolving puede variar según la entidad financiera y los términos específicos de la tarjeta.
No obstante, a continuación se presentan algunos de los costes que podríamos encontrar asociados a una tarjeta revolving:
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Tasa de interés: La tarjeta revolving suele tener tasas de interés más altas que las tarjetas de crédito tradicionales. Estas tasas se aplican al saldo pendiente de la tarjeta y determinan cuánto pagará el titular en intereses por financiar sus compras. Es importante revisar y comparar las tasas de interés antes de solicitar una tarjeta revolving.
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Cuotas anuales o mensuales: Algunas tarjetas revolving cobran una cuota anual o mensual por mantener la tarjeta. Estas cuotas pueden variar según la entidad financiera y las características de la tarjeta, como el límite de crédito y los beneficios adicionales. Es importante tener en cuenta estas cuotas al calcular el coste total de la tarjeta.
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Comisiones por financiación: Algunas entidades financieras pueden cobrar comisiones adicionales por financiar compras con una tarjeta revolving, especialmente si se elige un plazo de financiación más largo. Estas comisiones pueden variar según la entidad financiera y los términos específicos de la tarjeta.
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Comisiones por mora: Si no se realizan los pagos a tiempo, la entidad financiera puede aplicar comisiones por mora. Estas comisiones pueden ser elevadas y aumentar rápidamente el saldo pendiente de la tarjeta.
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Otros cargos: Las tarjetas revolving pueden tener otros cargos asociados, como comisiones por disposición de efectivo en cajeros automáticos, comisiones por cambio de divisa en transacciones internacionales, entre otros.
Por tanto, y dado que los costes de las tarjetas revolving pueden variar ampliamente, es crucial leer detenidamente los términos y condiciones antes de solicitar una tarjeta y comparar las opciones disponibles para encontrar la tarjeta más adecuada según las necesidades y hábitos de gasto individuales.
De la misma manera, también es fundamental hacer pagos regulares y mantener el saldo bajo control para evitar acumular deuda y costes adicionales.
¿Cómo se puede reclamar una tarjeta revolving?
Si un titular que posee una tarjeta revolving tiene problemas o no está satisfecho con los términos o condiciones de su tarjeta, puede iniciar un proceso de reclamación. Sin embargo, en última instancia, todo dependerá del banco, las condiciones previamente pactadas y la regulación aplicada en el territorio.
A continuación, se describen algunos pasos que puedes seguir, y te pueden ayudar a presentar una reclamación en caso de que lo necesites:
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Revisar los términos y condiciones: Antes de presentar una reclamación, es crucial revisar los términos y condiciones de la tarjeta revolving para comprender qué se acordó inicialmente y si la entidad financiera ha incumplido alguna de las condiciones pactadas.
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Recopilar documentación relevante: Asegúrese de tener todos los documentos relacionados con la tarjeta revolving, como extractos bancarios, contrato de la tarjeta, comunicaciones con la entidad financiera y cualquier otro documento que pueda respaldar su reclamación.
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Contactar al banco: El primer paso para presentar una reclamación es ponerse en contacto con la entidad financiera que emitió la tarjeta revolving. Explique su problema o preocupación y solicite una solución. Proporcione toda la documentación necesaria para respaldar su reclamación. Es posible que el banco pueda resolver el problema de manera interna.
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Presentar una reclamación ante el organismo regulador: Si no está satisfecho con la respuesta del banco o si no se resuelve el problema, puede presentar una reclamación ante el organismo regulador del sector financiero en su territorio. Este organismo suele ser independiente y supervisa el cumplimiento de las entidades financieras con las regulaciones aplicables. Asegúrese de seguir las instrucciones y pautas proporcionadas por el organismo regulador al presentar su reclamación.
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Acudir a una instancia legal: Si la reclamación no se resuelve satisfactoriamente a través del banco o del organismo regulador, puede ser necesario acudir a una instancia legal para obtener una solución. En este caso, es recomendable contar con el asesoramiento de un abogado especializado en derecho bancario o financiero.
Es importante tener en cuenta que cada reclamación es única y que los resultados pueden variar según el banco, las condiciones previamente pactadas y la regulación aplicada en el territorio. La mejor manera de abordar una reclamación es seguir los pasos adecuados, estar bien informado y contar con el apoyo de profesionales si es necesario.
Ejemplo de tarjeta revolving
Por último, veamos un ejemplo de tarjeta revolving para terminar de entender este importante producto bancario.
Imaginemos a Pedro, un cliente que decide solicitar una tarjeta revolving para financiar algunas de sus compras y tener más flexibilidad en sus pagos. Pedro recibe una tarjeta revolving con un límite de crédito de 5.000 euros y una tasa de interés anual del 22%.
Un día, Pedro compra un televisor por valor de 2.000 euros con su tarjeta revolving. En lugar de pagar el saldo completo al final del mes, como lo haría con una tarjeta de crédito tradicional, Pedro decide financiar esta compra en 6 cuotas mensuales. La entidad financiera establece un monto fijo para las cuotas que Pedro deberá pagar cada mes, incluyendo una parte del principal (los 2.000 euros de la compra) y los intereses que se acumulan en el saldo pendiente.
Cada mes, Pedro paga la cuota establecida, y su saldo pendiente disminuye. Sin embargo, los intereses se calculan diariamente sobre el saldo pendiente, lo que significa que mientras Pedro siga financiando su compra, los intereses continuarán acumulándose. Al final del período de financiamiento, Pedro habrá pagado los 2.000 euros de la compra del televisor, más los intereses acumulados durante los 6 meses.
Este ejemplo muestra cómo funciona una tarjeta revolving y cómo permite a los titulares financiar sus compras a lo largo del tiempo, pagando en cuotas mensuales fijas con intereses en lugar de saldar el saldo completo cada mes. Aunque esta flexibilidad puede ser atractiva, es fundamental comprender cómo se aplican los intereses y gestionar cuidadosamente el saldo y los pagos para evitar acumular deuda y costes adicionales.