Un bono flotante, también conocido como bono de tasa variable o bono variable, es un tipo de valor de deuda en el cual el interés o la tasa de cupón que el inversor recibe cambia periódicamente en función de una tasa de referencia subyacente. A diferencia de los bonos tradicionales de tasa fija, en los que el interés permanece constante durante toda la vida del bono, en un bono flotante, el interés se ajusta de acuerdo con un indicador de referencia, como la tasa de interés interbancaria (por ejemplo, euribor) más un margen o diferencia.Un bono flotante, también conocido como bono con tasa de interés variable, es un tipo de
bono cuyo interés no se mantiene fijo a lo largo de su vida, sino que varía en función de algún índice de referencia, como el
Euribor. La principal característica de estos bonos es que su
rendimiento se ajusta periódicamente, lo que les permite adaptarse a las fluctuaciones del
mercado y a los cambios en las
tasas de interés.
Para los
inversores, los bonos flotantes ofrecen una protección contra el
riesgo de subida de los tipos de interés, ya que el rendimiento del bono se incrementará si las tasas del mercado también lo hacen. Por otro lado, si las tasas bajan, el rendimiento del bono disminuirá. Esto los hace atractivos en periodos de
incertidumbre o cuando se espera que las tasas de interés aumenten.
Los bonos flotantes son emitidos por una variedad de entidades, incluyendo gobiernos, corporaciones y otras organizaciones. Son populares entre los inversores que desean cierta flexibilidad en sus carteras de inversiones y están preocupados por los movimientos en las tasas de interés.
Una curiosidad de estos bonos es que, a pesar de su flexibilidad, no siempre ofrecen los altos rendimientos de otros tipos de bonos en un mercado con tasas estables o en descenso. Por lo tanto, son una herramienta más para diversificar una
cartera de valores, ofreciendo un equilibrio entre el riesgo y el potencial de retorno ajustado a las condiciones del mercado.
Características de los bonos flotantes
Ahora que ya sabemos qué es un bono flotante, veamos las principales características que presentan este tipo de bonos.
Algunas de las principales características que debemos conocer son las siguientes:
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Tasa de interés variable: A diferencia de los bonos tradicionales con tasas fijas, los bonos flotantes tienen tasas de interés que cambian periódicamente, ajustándose a un índice de referencia como el Euribor.
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Protección contra fluctuaciones: Estos bonos son útiles en entornos donde las tasas de interés son volátiles, ya que su rendimiento se ajusta a estos cambios, protegiendo así al inversor de la pérdida de valor.
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Reajuste periódico: El interés que ofrecen se recalcula y ajusta en intervalos regulares, lo que puede ser mensual, trimestral, semestral o anual.
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Menor riesgo de tasa de interés: Al ajustar su tasa, los bonos flotantes reducen el riesgo asociado a los cambios en las tasas de interés del mercado.
En resumen, un bono flotante presenta ciertas características que, en ciertas ocasiones, pueden hacerlo más atractivo que un bono fijo. Por ejemplo, sus tasas de interés variables les permiten ajustarse a los cambios del mercado, ofreciendo así una protección contra el riesgo de fluctuaciones en las tasas de interés. De la misma manera, este reajuste periódico de intereses los hace adecuados para entornos económicos inciertos o en los que se previenen variaciones en las tasas de interés, brindando una forma de inversión más dinámica.
¿Cómo funciona un bono flotante?
Aunque ya hemos visto un poco sobre esto en los apartados anteriores, es preciso profundizar y recordar que un bono flotante es un tipo de inversión donde el interés que se paga a los inversores cambia a lo largo del tiempo.
Su funcionamiento es sencillo: la tasa de interés de estos bonos se ajusta periódicamente según un índice referencial, como el Euribor. Esto significa que el interés que recibe el inversor puede variar a lo largo del tiempo. Si el índice al que está ligado el bono sube, el interés del bono también subirá, y si baja, el interés disminuirá.
Por ejemplo, si el bono se ajusta cada tres meses, cada trimestre el interés que recibe el inversor puede variar.
Esto lo diferencia de los bonos de tasa fija, donde el interés se mantiene constante. Los bonos flotantes son una opción interesante en mercados con tasas de interés variables, ya que permiten a los inversores beneficiarse de los aumentos de tasas y ofrecen una cierta protección si las tasas suben después de haber comprado el bono.
¿Para qué utilizan los inversores los bonos flotantes? ¿Cuándo es recomendable invertir en bonos flotantes?
Dicho todo lo anterior, es momento de ver para qué utilizan los inversores este tipo de activo, y cuándo es recomendable invertir en ellos.
En primer lugar, los inversores utilizan los bonos flotantes para diversificar su cartera y protegerse contra el riesgo de variaciones en las tasas de interés. Dado que la rentabilidad de estos bonos se ajusta con las fluctuaciones del mercado, son una opción atractiva cuando se espera que las tasas de interés aumenten. En estos casos, los bonos flotantes pueden ofrecer rendimientos más altos comparados con los bonos de tasa fija.
Por otro lado, y respondiendo a la segunda cuestión, los bonos flotantes son especialmente recomendables para inversores que buscan una inversión menos volátil y más predecible en entornos de incertidumbre económica. Sin embargo, si se espera que las tasas de interés disminuyan, otros tipos de bonos o inversiones podrían ser más beneficiosos.
Diferencias entre un bono flotante y un bono de tipo fijo
Aunque, con lo visto, ya podemos hacernos una idea de las principales diferencias, es preciso recordar que los bonos flotantes y los bonos de tipo fijo se diferencian principalmente en cómo se manejan los intereses:
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Intereses: En los bonos de tipo fijo, el interés se mantiene constante durante toda la vida del bono. En cambio, en los bonos flotantes, la tasa de interés varía, ajustándose regularmente según un índice de referencia.
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Riesgo y rendimiento: Los bonos de tipo fijo ofrecen previsibilidad en los pagos, pero pueden perder atractivo si las tasas de interés del mercado aumentan. Los bonos flotantes, por otro lado, ofrecen protección contra el aumento de las tasas, pero su rendimiento puede ser más bajo si las tasas disminuyen.
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Ideal para: Los bonos de tipo fijo son preferidos por inversores que buscan estabilidad y previsibilidad, mientras que los bonos flotantes son elegidos por aquellos que desean protegerse contra la volatilidad de las tasas de interés.
Ventajas y riesgos de invertir en bonos flotantes
Como todo en la vida, invertir en bonos flotantes presenta muchas ventajas, pero también hay que tener en cuenta todos los inconvenientes.
Empezando por las ventajas, algunas de las más destacadas podrían ser las siguientes:
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Protección contra el aumento de tasas: Si las tasas de interés suben, los bonos flotantes ajustan su rendimiento, lo que puede resultar en mayores ganancias para el inversor.
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Menor volatilidad: A menudo son menos volátiles que los bonos de tasa fija en mercados con tasas de interés fluctuantes.
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Diversificación: Ofrecen una opción adicional para diversificar una cartera de inversiones.
Por otro lado, los riesgos o inconvenientes con los que nos topamos a la hora de invertir en este tipo de bonos son:
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Rendimiento variable: El rendimiento puede fluctuar, lo que añade cierta incertidumbre a la inversión.
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Riesgo de crédito: Si la entidad emisora enfrenta dificultades financieras, puede haber un riesgo de impago.
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Riesgo de mercado: En un entorno de tasas de interés decrecientes, los bonos flotantes pueden ofrecer rendimientos más bajos en comparación con otros tipos de inversiones.
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Complejidad: Pueden ser más complejos de entender y gestionar que los bonos de tasa fija.
En resumen, los bonos flotantes pueden ser una opción interesante para inversores que buscan protección contra el aumento de las tasas de interés y una menor volatilidad, pero es importante considerar los riesgos asociados y entender bien cómo funcionan antes de invertir en ellos.
Ejemplo de bono flotante
Para terminar, nada mejor que un caso práctico que nos permita entender y afianzar qué es un bono flotante.
Imaginemos que una empresa, "Construcciones Eficientes SA", emite un bono flotante con un valor de 1.000 euros y una duración de 5 años. La tasa de interés se ajusta cada año y está ligada al Euribor.
Al inicio, el Euribor está al 1%, por lo que el bono paga un 1% de interés ese año, es decir, 10 euros. Si al año siguiente el Euribor sube al 2%, el bono pagará 20 euros de interés, y así sucesivamente.
Este ejemplo muestra cómo los inversores en bonos flotantes pueden beneficiarse de los aumentos en las tasas de interés, a la vez que enfrentan el riesgo de recibir menos si las tasas bajan.