El swap de divisas es un acuerdo por el cual dos partes intercambian montos o flujos de dinero, ambos denominados en monedas distintas. Esto, por un periodo determinado.
Durante el plazo del contrato, se van pagando periódicamente intereses en función de la
tasa o tipo de interés y del
tipo de cambio acordado. Luego, al vencimiento del swap, ambas partes devuelven el monto que recibieron al inicio (el principal).
Para entenderlo de otro modo, es como si los partícipes del swap se prestaran entre sí dinero.
Cabe precisar que la tasa de interés acordada puede ser fija, variable (en función a un indicador de referencia como el
Euríbor o el Libor), o una combinación entre ambas.
Además, vale resaltar que la negociación de estos instrumentos se efectúa en los
Mercados OTC (Over The Counter).
El swap o permuta de divisas puede solicitarse por distintos motivos, como veremos a continuación.
¿Por qué se solicita un swap de divisas?
El swap de divisas puede responder a lo siguiente:
- Una empresa o entidad puede requerir un financiamiento en moneda extranjera para un proyecto. Una forma de conseguirlo es mediante un swap de divisas, pudiendo ser incluso más barato en comparación a otras alternativas de financiamiento como el crédito bancario.
- A través de esta herramienta, se puede reducir la exposición a la fluctuación del tipo de cambio. Sin embargo, cabe aclarar, esto no se elimina por completo, pues los pagos periódicos deben hacerse en la moneda en la que se recibió el préstamo. Es decir, para el pago de intereses, se tiene que contar con disponibilidad de la divisa en la que se recibió el financiamiento.
Ejemplo de swap de divisas
Supongamos que la empresa A es alemana y requiere financiamiento en dólares. Asimismo, la empresa B, que es estadounidense, necesita financiamiento en euros.
La empresa A recibe mejores condiciones de financiamiento en su país que en Estado Unidos. Es decir, puede pagar menores intereses a un banco alemán que a uno estadounidense, pues en el mercado norteamericano no es una compañía “conocida” con un récord crediticio.
Lo contrario sucede con la empresa B que puede acceder a mejores condiciones de financiamiento en EE.UU. que en Europa.
A y B entonces acuerdan un swap de divisas. A pide un préstamo en euros en Alemania y B un préstamo en dólares en Estados Unidos. Luego, ambos montos de financiamiento son intercambiados. A recibe los dólares de B y B recibe euros de A.
El acuerdo puede consistir en que, cada tres meses, A paga intereses (en dólares) a B y B paga intereses a B (en euros). Al final del periodo del swap, A devuelve los dólares que recibió inicialmente de B, y B también devuelve el principal en euros que recibió originalmente de A.
¿Qué logra A? Obtener financiamiento en dólares pagando, por ejemplo, una tasa de interés anual de 6%, en lugar de 10% que le quería cobrar la banca estadounidense. Una ventaja similar conseguirá B.
Ventajas y desventajas del swap de divisas
Entre las ventajas de los swaps de divisas podemos destacar:
- Permiten cubrir requerimientos de moneda extranjera.
- Son una alternativa al financiamiento bancario y a la emisión de bonos o de acciones.
- Las condiciones del contrato, como el tipo de interés, se adecúan según el entendimiento al que lleguen las partes. Es decir, los acuerdos son flexibles.
Sin embargo, esta herramienta también presenta algunas desventajas:
- Las partes están asumiendo el riesgo de que el otro no cumpla con su parte del acuerdo, es decir, que no pague su deuda (riesgo de crédito). Esto, al menos que sea un intermediario quien asuma dicho riesgo.
- Las condiciones del mercado pueden variar, por ejemplo, cayendo los tipos de interés por debajo de lo pactado. Si es así, el acuerdo no resulta del todo ventajoso.
- Para cancelar el principal, al vencimiento del contrato, quizás se requiere contar con una suma de dinero en moneda extranjera que puede resultar alta, y conseguir dicha cantidad puede ser costoso.