La inspectora Yábar reconoce ante la Audiencia Nacional que Afinsa no cometió ningún delito fiscal
Esto no lo publicara la agencia Efe, que hoy no se les ha visto el pelo a estos periodistas mamporreros.
La confusa declaración de María Teresa Yábar, que va y viene entre certezas, desmemorias y evasivas, ha concluido este miércoles ante una sala que lamenta la multitud de preguntas sin respuesta que han quedado en el aire, y las contradicciones entre los argumentos de la testigo y el Ministerio Fiscal que, sin embargo, buscan un mismo final para la filatélica intervenida el 9 de mayo de 2006.
Tras la tensa jornada del martes, 9 de marzo, la última ronda de preguntas dirigidas a la responsable de la intervención y caída de Afinsa ha sido mucho más breve y digerible que las anteriores. Mucho más comedida en sus valoraciones y expresiones personalísimas, la testigo ha reconocido que la filatelia no cometió ningún delito fiscal y, sin embargo, ha insistido en la suficiencia de afirmar que, viendo los balances de la compañía, “cualquiera se daría cuenta de que algo no iba bien”, obviando que entre sus precedentes le rebaten auditorías anuales, la SEC norteamericana y todos los adyacentes del Registro Mercantil. Siguiendo esta línea ha insistido en que se debió provisionar las opciones de recompra incluidas en los contratos y en la falta de valor real de los timbres que los respaldaban.
La insolvencia que mantiene, a pesar de sus palabras, no se ha atrevido a derivarla de cálculos hechos sobre una posible actividad financiera. “Yo no dije nunca que era así, yo dije que era una venta de sellos, pero afloro deficiencias en la provisión”, insiste. No obstante, se desdice en cierta manera poco después, al asegurar que tanto Afinsa como sus clientes figuraron todos los términos mercantiles de su contrato con absoluta connivencia. “A las dos partes les interesaba simular que existía una compra venta de sellos, porque la tributación era mucho más benévola”, asegura.
Especialmente enconada ha sido su continua puesta en duda de las inversiones de Afinsa en el extranjero, aunque ante todas las evidencias contrarias mostradas por las defensas, se vestía de quien pasaba por ahí, afirmando que como simple testigo no tiene por qué conocer la causa. “Desde luego la instrucción no ha vuelto a la Administración Tributaria, y no sé lo que pasó, si se investigó o no, yo llegué hasta donde pude llegar”, afirma, pero enumerando a renglón seguido acusaciones de una posible manipulación en la compra de acciones y en una “cotización bursátil que no respondía a la subida de fondos propios”.
La defensa de Ramón Soler, administrador de Filasyl, ha realizado las últimas preguntas de la jornada a la inspectora Yábar, que ha reconocido que estuvo presente en “bastantes diligencias” que se hicieron a la empresa durante una exhaustiva investigación por parte de la Administración, cuyo informe final está datado en 2003. De su testimonio se ha desprendido toda clase de irregularidades que llamaron su atención, desde “operaciones no limpias” a la ausencia de “bastantes facturas”. Sin embargo, la inspección se concluyó sin determinar delito alguno.
Cuándo el abogado le pregunta si está en suspenso a expensas de lo que suceda en esta causa, Yábar contesta que “en principio ha terminado con un informe remitido al juez de instrucción”, aunque inmediatamente insinúa que la resolución de esta causa podría afectar a su evolución, apunte ante el que se sorprende la sala, ya que los aludidos no han recibido comunicado alguno, diligencia ni notificación por parte del autoridad alguna.
La confusa declaración de María Teresa Yábar, que va y viene entre certezas, desmemorias y evasivas, ha concluido este miércoles ante una sala que lamenta la multitud de preguntas sin respuesta que han quedado en el aire, y las contradicciones entre los argumentos de la testigo y el Ministerio Fiscal que, sin embargo, buscan un mismo final para la filatélica intervenida el 9 de mayo de 2006.
Tras la tensa jornada del martes, 9 de marzo, la última ronda de preguntas dirigidas a la responsable de la intervención y caída de Afinsa ha sido mucho más breve y digerible que las anteriores. Mucho más comedida en sus valoraciones y expresiones personalísimas, la testigo ha reconocido que la filatelia no cometió ningún delito fiscal y, sin embargo, ha insistido en la suficiencia de afirmar que, viendo los balances de la compañía, “cualquiera se daría cuenta de que algo no iba bien”, obviando que entre sus precedentes le rebaten auditorías anuales, la SEC norteamericana y todos los adyacentes del Registro Mercantil. Siguiendo esta línea ha insistido en que se debió provisionar las opciones de recompra incluidas en los contratos y en la falta de valor real de los timbres que los respaldaban.
La insolvencia que mantiene, a pesar de sus palabras, no se ha atrevido a derivarla de cálculos hechos sobre una posible actividad financiera. “Yo no dije nunca que era así, yo dije que era una venta de sellos, pero afloro deficiencias en la provisión”, insiste. No obstante, se desdice en cierta manera poco después, al asegurar que tanto Afinsa como sus clientes figuraron todos los términos mercantiles de su contrato con absoluta connivencia. “A las dos partes les interesaba simular que existía una compra venta de sellos, porque la tributación era mucho más benévola”, asegura.
Especialmente enconada ha sido su continua puesta en duda de las inversiones de Afinsa en el extranjero, aunque ante todas las evidencias contrarias mostradas por las defensas, se vestía de quien pasaba por ahí, afirmando que como simple testigo no tiene por qué conocer la causa. “Desde luego la instrucción no ha vuelto a la Administración Tributaria, y no sé lo que pasó, si se investigó o no, yo llegué hasta donde pude llegar”, afirma, pero enumerando a renglón seguido acusaciones de una posible manipulación en la compra de acciones y en una “cotización bursátil que no respondía a la subida de fondos propios”.
La defensa de Ramón Soler, administrador de Filasyl, ha realizado las últimas preguntas de la jornada a la inspectora Yábar, que ha reconocido que estuvo presente en “bastantes diligencias” que se hicieron a la empresa durante una exhaustiva investigación por parte de la Administración, cuyo informe final está datado en 2003. De su testimonio se ha desprendido toda clase de irregularidades que llamaron su atención, desde “operaciones no limpias” a la ausencia de “bastantes facturas”. Sin embargo, la inspección se concluyó sin determinar delito alguno.
Cuándo el abogado le pregunta si está en suspenso a expensas de lo que suceda en esta causa, Yábar contesta que “en principio ha terminado con un informe remitido al juez de instrucción”, aunque inmediatamente insinúa que la resolución de esta causa podría afectar a su evolución, apunte ante el que se sorprende la sala, ya que los aludidos no han recibido comunicado alguno, diligencia ni notificación por parte del autoridad alguna.