¿Como se permitió?
OPINIÓN - Llaves 10/05/2006
La Llave: Un escándalo filatélico
Expansión.com
Son muchas las preguntas que es obligado hacerse ante la investigación judicial abierta sobre Fórum Filatélico y Afinsa, por los presuntos delitos de blanqueo de capitales, insolvencia punible, administración desleal y falsedad en documento privado.
La primera es: ¿Se trata sólo de un problema de estas sociedades y sus inversores con Hacienda o estamos ante algo más serio, ante una presunta estafa que, como parece, puede hacer perder sus ahorros a cientos de miles de ciudadanos? De ser así, ¿cómo ha podido esta espectacular espiral desarrollarse y autoalimentarse durante 25 años sin que nadie la frenara? ¿Cómo es que nadie supervisaba a estas empresas pese a estar captando miles de millones de ahorros? ¿Qué tipo de auditoría tenían estas compañías, algunas con filiales cotizando en Nueva York? Son muchos los errores y mecanismos que han fallado para que estemos de nuevo ante un escándalo financiero.
Primero, la cándida buena fe de unos ahorradores que, movidos por el boca a boca y pensando que sí hay gente que da duros a cuatro pesetas, cometieron la ingenuidad de invertir en sellos u obras de arte que nunca llegaron a ver, pero que les reportaba una rentabilidad de ensueño: 6%, 8% y hasta 12%. Ahora, quizá puedan llegar a recuperar algo de dinero y unos sellos, monedas u obras de arte cuyo valor puede estar en cuestión, aunque las compañías insisten en que responderán a todos sus compromisos con los clientes.
El problema es que, salvo algunas advertencias de la OCU, ninguno de los mecanismos de denuncia o alerta ha funcionado, ni siquiera después de que el Financial Times publicara en septiembre una página entera alertando sobre las oscuras prácticas de estas dos compañías. Pero el Banco de España no abrió la boca. Más bien se lavó las manos con el argumento de que estas sociedades no caen bajo su supervisión, un argumento legalmente correcto pero poco sostenible, a la vista de la magnitud de unas operaciones –hay 350.000 afectados– basadas en una actividad tan típicamente financiera como es la captación de ahorros y depósitos del público.
¿Acaso no es un depósito la captación de ahorro a cambio de un retorno garantizado? ¿Qué más da que este depósito invierta en acciones, cuentas corrientes o valores tangibles como son los sellos o las obras de arte? Pero ni uno ni otro, ni el Banco de España ni la CNMV, que siempre vieron con recelo las prácticas de estas sociedades –de hecho, pese a solicitarlo, ninguna logró recabar autorización del regulador bursátil para emitir valores ni para salir a bolsa– actuaron con diligencia para destapar o frenar un escándalo que, lógicamente, iba a causar una gran alarma social.
Al final fue la Agencia Tributaria la que le metió mano en 2003. Pero esto no es sólo un problema de fraude fiscal. El problema es que Fórum Filatélico y Afinsa pueden no ser las únicas sociedades que han vivido al calor de estas prácticas sospechosas. ¿No debería el Gobierno poner orden en esto de la inversión en bienes tangibles para evitar que sigan en tierra de nadie desde el punto de vista de la supervisión? Y sobre todo, ¿no debería crearse o redefinirse el papel de los reguladores para que, no de forma secundaria sino prioritaria, alguno asuma la obligación de proteger a todos los inversores-ahorradores, en el sentido más amplio y jurídico del término?