Zapatero...
http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech=15/05/2006&name=velasco
Interesante, primera parte, no por sabidas más acertada.
artículo de ESTRELLA DIGITAL..
Dos años de política económica conservadora (I)
Luis de Velasco
Sostiene el portavoz del Gobierno que el presidente Zapatero “conduce la economía con la derecha y lo social con la izquierda”. Si persona tan autorizada así lo dice, será verdad. Pero detengámonos a meditar esa curiosa afirmación.
Ocurre que, en la realidad y no en la palabrería, lo económico y lo social no son dos conjuntos disjuntos, dos cosas aisladas la una de la otra. El principal nexo de unión entre ambas políticas es el presupuesto, elemento clave para la toma de opciones y de decisiones de todo gobierno. Es además, o era, la última seña de identidad socialdemócrata. En la vertiente de los ingresos, es decir, del sistema tributario de un país, esa identidad exige la equidad y progresividad o, para que se entienda mejor, que cada cual pague de acuerdo con sus capacidades. En la de los gastos, una suficiente atención a las políticas sociales. Si la primera condición no se cumple, esas denominadas políticas sociales tienen de eso sólo el nombre, porque simplemente están suponiendo trasvases de recursos entre capas medias y más bajas de la población sin afectar a quienes más recursos tienen y obtienen.
La política económica de estos dos años ha supuesto, y no es ninguna sorpresa, una continuación de la practicada por los gobiernos del PP. Las medidas tributarias aprobadas recientemente son un paso más en esa pérdida de identidad señalada. Reducción en el marginal máximo en el IRPF y del máximo en sociedades, tarifas más planas (quizá camino del tipo único) y, lo más importante, una separación entre el gravamen sobre la renta y el gravamen sobre las rentas del capital y las plusvalías que quedan con un tipo único y que de facto pasan a ser un impuesto diferente. Esta importante reforma, que contradice lo afirmado en el programa electoral del PSOE, ha pasado con mínimas críticas seguramente porque favorece claramente a las capas más poderosas. El mito del capitalismo popular (“Todo el mundo está en la Bolsa”) no resiste la más mínima crítica ni en EEUU, no digamos en nuestro país. Quizás haya algunos millones de españoles con intereses en Bolsa, sobre todo vía fondos, pero la inmensa mayoría de ellos tienen cantidades ridículas. Así que está claro que será esa minoría que concentra esa inversión en Bolsa la abrumadoramente beneficiada. Seguramente, ese uno por ciento que, según estimaciones pues no hay cifras oficiales, puede concentrar el veinte por ciento de la renta nacional.
El ingreso público se alimenta cada vez más de un impuesto sobre la renta que es cada vez más un impuesto sobre las nóminas y sobre sus perceptores, que siempre tributan mucho más que los empresarios, autónomos, profesionales, etc. El grado de evasión y de elusión continúa siendo altísimo en quienes no cobran por nómina. En el impuesto sobre el patrimonio, cifras oficiales recién publicadas referidas al ejercicio del 2003 muestran que sólo sesenta y cinco españoles declararon a Hacienda un patrimonio de más de 30 millones de euros. Sólo unos veinticinco mil declararon patrimonio superior a millón y medio. Indudablemente, éste es un país de pobres.
En la vertiente del gasto público, mientras el Gobierno alardea de superávit en las cuentas (haciendo de eso un fin, olvidando que el presupuesto es un medio para lograr fines), las últimas estadísticas oficiales de la UE muestran que el gasto público social por habitante en nuestro país es el más bajo de la UE de quince miembros.
Todo esto no es casual, sino que responde a una filosofía imperante desde la década de los ochenta y que ha ido impregnando la actuación de los gobiernos occidentales, sean del signo ideológico (si es que queda algo de eso) que sean. También en nuestro país. La afirmación del entonces candidato Zapatero de que bajar los impuestos es también progr