Microsoft, ¿justicia o abuso?
¡Sentencia! Microsoft deberá pagar 280,5 millones de euros por incumplir las sanciones impuestas por la Comisión Europea en 2004. Se cierra así un capítulo del largo historial que acumula ya el gigante del software en los tribunales. Pero no parece que termine aquí. La compañía de Bill Gates tiene hasta el próximo 31 de julio para cumplir las sanciones impuestas por Bruselas. Si no, la multa podría aumentarse al escalofriante ritmo de tres millones de euros al día. Parece que la soga atada sobre el cuello de Microsoft empieza a estrecharse. Pero, ¿es justa esta decisión o se trata de un atentado contra la innovación? Expertos consultados por Universia-Knowledge@Wharton defienden la postura de Europa.
"La incógnita es si tal multa será suficiente para inducir un cambio en el comportamiento de Microsoft”, señala Ramón Casadesus-Masanell, profesor de Harvard. Y añade: “La respuesta es sencilla. Si el valor de una multa similar en el futuro es mayor que las ganancias que se deriven de continuar explotando una posición de monopolio en sistemas operativos, la empresa modificará su comportamiento. De lo contrario, continuará".
En su opinión, multas como éstas no atentan contra la innovación. Todo lo contrario, considera que la obligación de las autoridades es fomentar la competencia, porque cuanta más competencia haya, mayor será el interés por mejorar de las compañías y, por tanto, más innovación habrá. "El mayor impulso a la innovación lo constituye la competencia. El alto grado de competencia en el sector automovilístico ha sido históricamente responsable del nivel de innovación en el sector. La poca innovación que caracterizó a las economías socialistas puede achacarse a los monopolios estatales y la falta de competencia", añade el profesor Casadesus-Masanell.
Su postura coincide con la expuesta por José Ignacio López Sánchez, director del grupo de Investigación en Producción y TIC de la Universidad Complutense de Madrid: "Estoy totalmente de acuerdo en que los derechos de propiedad industrial sobre el software fomentan la innovación. Sin embargo, en este caso, para la Comisión hay una razón superior que relega este hecho a un segundo plano: Si Microsoft no comparte "parte" de su código (que no coincide precisamente con el núcleo principal, sino con unas APIs o interfaces de programación de aplicaciones), serán los competidores los que no tengan ningún tipo de incentivo para innovar y ni tan siquiera para luchar por un mercado, como es el de sistemas operativos para grandes ordenadores, que Microsoft pretende y está consiguiendo dominar apalancándose en su privilegiada posición de dominio en otro mercado, colateral y muy interrelacionado con el anterior, como es el de sistemas operativos para PC.