El disparate económico
Con los mercados prácticamente cerrados para todo tipo de deuda española, seguimos gastando más de los que ingresamos, el endeudamiento no para de crecer y los tipos de interés pagados han subido entre un 60 y un 80% desde primeros de año; de golpe todos los disparates, todos los engaños, todas las irresponsabilidades, parecen haber aflorado: el Estado, las CCAA descoordinadas, los ayuntamientos que sobran la mitad -4.000- diputaciones que sobran todas -más de 20.000 millones de euros año de despilfarro inútil- y la mayoría de grandes empresas están en pura quiebra. Y así, al borde del desastre una vez más, un Trichet aterrado por la situación de España, ha tenido que desdecirse de su retirada de ayudas, y salir al rescate, como brillantemente detallaba Eduardo Segovia el pasado viernes: barra libre de liquidez a tres meses para operaciones regulares de refinanciación, la deuda soberana mantiene la ficción, pero esa ficción no incluye a la mayoría de familias y empresas, para quienes no hay ni un céntimo.
Si como afirma el Banco Mundial “la situación económica de España es muy grave y la del paro extremada”, la ministra de Elena Salgado, tan aplicada ella, debería explicarnos cómo puede crecer una economía y crear empleo sin crédito ni a la producción ni al consumo, porque eso, que servidor sepa, no está en los escritos. Para colmo, la titular de Economía ha asegurado que los datos del Banco Mundial sobre España son incorrectos y que les ha tenido que explicar la realidad. Una afirmación demasiado atrevida viniendo de alguien que parece no tener ni idea de lo que tiene debajo de la alfombra de su despacho, y si la tuviera o tuviese, por qué no nos explica la situación fiscal de CCAA, Ayuntamientos y Diputaciones, y empieza a poner orden el la jaula de grillos en que se han convertido, donde cada una va por libre con el dinero de todos.
Las entidades financieras están teniendo serios problemas en el interbancario y se han demostrado incapaces de haber reestructurado el sector cuando aún se estaba a tiempo. Han preferido optar por chapuzas político-mediática, como la pseudofusión de Caja Madrid y Bancaja, que permite poner en la calle al 25% de la plantilla, trincar 4.000 millones de euros, mantener y ampliar chollos y sueldos a consejeros y no arreglar absolutamente ningún problema de fondo. Rato, cuyo fuerte nunca ha sido la gestión, se encontró en la caja con un marrón incapaz de solucionar, de manera que se apuesta por una operación de imagen al canto y aparecer de brillante estratega. Por el contrario, el BdE camufla su desastrosa y vergonzosa actuación en la gestión de la crisis, Rajoy consigue para el PP la pseudocaja más grande al sur de los Pirineos, Zapatero salva otro problema y todos tan contentos, menos los miles de empleados que se van a ir a la calle, y que no tenían culpa de nada. Y todo cuando la guerra por la captación de pasivo llega al despropósito más absoluto, se ofrece el 4% a los nuevos depositantes y se cobra al 2% en las hipotecas.
A las eléctricas, culpables y víctimas de la política energética marxista ecologista de Zapatero, inventada por el PP, tampoco les pinta bien. ¿Quién les va a pagar el déficit de tarifa que suma ya 14.000 millones de euros? ¿Quién va a pagar la locura de las renovables, que unos y otros impulsaros con una irresponsabilidad suicida? Las eléctricas siempre pensaron que el déficit de tarifa, un invento de Rato, lo pagaría o avalaría el Estado. Ahora que no les sirve el aval del Estado, tienen un agujero brutal que tratan de colocar como sea a unos consumidores que están al límite de su capacidad económica, mientras las renovables, producto de especulación financiera, se llevan el dinero a carretadas, 6.000 millones solo en primas en 2009. ¡El 20% del recibo de la luz que se llevan de tirón! ¿Qué rayos han hecho la CNE, el Ministerio, UNESA o el gabinete de Moncloa, para quien las subvenciones a las renovables eran el futuro de España? Porque esto eran habas contadas, lo hemos denunciado por activa y por pasiva, era insostenible, lo veía hasta un niño de primaria, y aun así como si nada.
¿Y las constructoras?, las grandes, las gordas, las insumergibles. Sin dinero, sin crédito, si obra pública ni de la otra, “en España no hay ninguna burbuja inmobiliaria”, decían los artistas. Y la poca obra pública que hay son las disparatadas líneas AVE, un lujo asiático que no podíamos permitirnos, cuyos ingresos, si circulan al 100% de ocupación, no cubren ni el mantenimiento de la vía. AVE a Lugo, a Santander, cuando el AVE a Barcelona, Sevilla o Málaga son una ruina económica absoluta, a pesar de ir llenos y ser grandes ciudades. ¿Y los bancos y cajas? ¿De dónde van a sacar los 40/50.000 millones que necesitan refinanciar para no quebrar de aquí a diciembre? ¿Con la garantía del Tesoro? Vivimos en un país de locos. Bueno no tan locos, porque los ricos están sacando el dinero de España a carretadas, una fuga de capitales como nuestra economía no ha conocido jamás.
Siempre con los deberes hechos
Lo que más me gusta de escuchar a Elena Salgado es que vaya donde vaya siempre ha llevado sus deberes hechos. Va a Bruselas a presentar el plan de ajuste para reducir el déficit de las AAPP, a pesar de no tener ni la menor idea de lo que Montilla piensa gastar, ni Griñán, ni Gallardón, ni los 8.000 Ayuntamientos, ni la inútiles Diputaciones, por no hablar de las 4.000 empresas públicas tapadera, que suponen en total el 72% del gasto, o de la descoordinación y fragmentación fiscal total, y la buena ministra no se corta un pelo: ha llevado los deberes hechos.
Peor aún, CCAA y CCLL se endeudan con el permiso y el aval del Estado, permisos y avales que la señora reparte como si fueran cromos, sobrepasando todos los límites, sin preguntar, sin analizar, sin nada de nada, y Salgado dice que lleva sus deberes hechos. Tiene un sector público con una tasa absentismo del 23%, frente al 1% de Alemania, casi un cuarto de funcionarios no va a trabajar, y el tema ni siquiera lo menciona porque siempre lleva sus deberes hechos.
Consecuencia de los gigantescos descuadres presupuestarios, los mayores de la historia de la hacienda española, CCAA y CCLL han recibido cerca de 20.000 millones de euros de más que tienen que devolver. En 2010 tienen que entregar 6.000 millones, pero ni los han devuelto ni tienen la menor intención de hacerlo, y eso que la ministra que hace los deberes. Les transfiere todos los meses ingentes cantidades de dinero para que puedan seguir despilfarrando. ¿No se le ha ocurrido que en vez de bajar las pensiones sería más que suficiente descontar simplemente de las transferencias del Tesoro las cantidades que adeudan estos manirrotos incontrolados?
Y la buena noticia, la intervención.
Ante este cúmulo de disparates, parece que habrá una buena noticia próximamente: la economía española, al igual que la griega, pasará a estar intervenida en la práctica por el Ecofin y por el FMI, y ya no estaremos del todo en manos de esta panda de zoquetes. Zapatero tendrá que tragar todo lo que le manden, ya lo está haciendo parcialmente desde el pescozón que le sacudió Obama, porque es obvio que no van dejar barra libre, en manos de unos indocumentados, irresponsables y corruptos, donde cada uno hace lo primero que se pasa por la mente, excepto cesar el despilfarro masivo de recursos. El ahorro anual de las medidas tomadas apenas llega a los 10.000 millones de euros, y el despilfarro a cortar supera los 100.000 millones, así que el Ecofin y el FMI tienen tajo para dar y tomar. Esa es nuestra única esperanza, la intervención exterior.
En caso de lo contrario, ya saben lo que nos espera. Las CCAA socialistas ya han encontrado la solución, incrementar la presión fiscal a la clase media, pero de cortar gasto nada de nada. El PP no se ha pronunciado, porque como también suban el IRPF a “los ricos” la han pifiado, aunque que reducir gastos nada: Gallardón sigue con sus 1600 asesores, las obras faraónicas también, y mucho “adelgazar la Administración”, pero no en mi taifa y menos con mi dinero, por ejemplo los multisueldos. Y no digamos de las decenas de miles coches oficiales, viajes de lujo, despilfarros al por mayor. Una pequeña sugerencia a los lectores: cuando en sus ciudades se topen con los lujosos coches oficiales de ediles, chupópteros, mangantes y similares, aprovechen para abuchearles y exigirles que vayan en transporte público.
Roberto Centeno
* Catedrático de Economía de la UPM