Es evidente que los condenados por el caso Banesto no tienen mucha simpatía por el Banco de España, que los destituyó de forma fulminante un 28 de diciembre de 1993. Y aprovechan el caso Euroabank para cargar las tintas: no les interesa la posición de los afectados. Prefieren que haya una quiebra sangrante a que haya una solución. Es evidente que esto no conviene a las personas que están atrapadas en la crisis: sino que definitivamente se cierre y recuperen el ahorro atrapado. Como intuyen que la solución está cerca, esta noche van a cargar las tintas para dinamitarla, con el apoyo de Adicae, que por algo ha recibido contrapartidas secretas.