Carta abierta al jefe ADICAENSIS
Corregidas algunas erratas, pasamos a nueva publicación de la misiva:
Muy Sr. nuestro:
Esperamos que nuestro amigo el Sr. X, participante de este foro nos autorice a utilizar el disímil que encabeza la presente.
Se ufana Vd. en proclamarse internacionalista y solidario "desde sus comienzos". No seremos nosotros los que le discutamos lo que sean o no sean sus comienzos. El asunto que nos ocupa ahora es el que, como habrá adivinado, preocupa a 2.000 personas que tienen su dinero retenido en la crisis de esa entidad financiera con la que Vd. se ha reunido. Esa entidad financiera parece tener la pretensión de sostener una suspensión de pagos para ahorrarse los intereses de tres años de una cifra en torno a los 50 millones de euros que fruto del proceso de liquidación, ya están a buen recaudo en cuentas del mercado interbancario. Tan es así, que los interventores del B.E. han abandonado esa nave que está en situación de "alta liquidez". La misma nave con cuyos armadores se reúne Vd. y sale sin decir nada, envuelto en espesos silencios. No es que dudemos de Vd., aunque sería humano hacerlo a tenor de algunas cuestiones que se han puesto de relieve en este mismo foro. No señor, no dudamos de Vd. Lo que sí señalamos es el silencio que Vd. tiene tras reunirse con los armadores del buque contaminante eurobankensis, cuyo rumbo señala tres años de suspensión de pagos llevándose por delante a 2.000 ahorradores. ¿No le parece que su condición de solidario, no digamos ya internacionalista, de ser cierta, debería llevarle a posicionarse con respecto a la situación tan singular de no pagar habiendo dinero en la caja?
Por otro lado, ahora caemos en la cuenta de las veces que en sus escritos, tan didácticos, se pronuncia sobre la exclusividad de Vd. en la defensa de los intereses de los consumidores bancarios. Le preguntamos: ¿cuántas veces y en cuántos sitios ha repetido Vd. que es Vd. el único l e g i t i m a d o a tan alta función, sin duda? ¿y los otros, incluso los propios afectados que decidan representarse solos? ¿qué piensa hacer con ellos? ¿recluirlos en algún GULAG de los que todavía alienta su conciencia de persona internacionalista y solidaria? ¿qué solidaridad es esa de creerse y proclamarse y hasta exigir SER EL UNICO HABILILITADO Y LEGITIMADO PARA HACER ALGO?. No parece que lo que Vd. se proclama concilie con lo que Vd. hace. No hay razón para pensar que se concilie con lo que Vd. realmente pueda ser.
Le dedicamos estas líneas al único objeto de reponder en algún término, por cortesía, a lo que Vd. mismo conforma en los minuciosos escritos que va publicando en los panfletos que le financiamos entre todos con los dineros públicos que le van concediendo, seguramente para mejores fines.
Importa finalmente más que ninguna otra cosa ese silencio espeso que Vd. mantiene con relación a sus reuniones y pactos con los armadores de este buque contaminante. ¿Qué ha pactado Vd. y a qué precio a cuenta de servir de coartada a este atropello?
Esperamos sus diligentes respuestas, conscientes de su costumbre de evacuar preferiblemente insultos.
Le quedamos oportunamente atentos.