De pequeño eras un niño despierto
De pequeño eras un niño despierto e inteligente pero por alguna razón nunca tuviste amigos y creciste como un niño solitario. Ya en tu pubertad el rechazo del grupo te afianzó como una persona introvertida y te refugiaste en la lectura y en el conocimiento escrito. Tú aspecto físico también limitó tus años en que las hormonas despertaron, y viste, con una considerable merma de la ínfima autoestima de la que disponías, como tus compañeros de pupitre, esos que te negaban su amistad, flirteaban con las chicas, esas chicas de las que nunca fuiste agraciado con sus miradas. Esto provocó que te refugiaras en un onanismo enfermizo que sigue siendo faro de tu vida. En el deporte tampoco hubo suerte y siempre quedabas el último en las carreras del instituto, los genes son caprichosos, por lo que el deporte tampoco sirvió para que ganaras confianza en ti mismo. Al final de la adolescencia creíste que hacer de tú bandera la justicia social y la equidad lograría tu sociabilidad y éxito, pero sin embargo, y a pesar de dedicar parte de tu vida a ello, seguías sin lograr ni reconocimiento ni autoestima ni amigos. Eso te ha hecho deambular buscando tu sitio en el mundo, y te ha convertido en un antisistema, has perdido más de un trabajo por esta razón, pero crees que tu causa merece la pena.
En la huida hacia adelante has perdido la racionabilidad que al menos tenías en tu juventud, cuando tenías una mente ágil y despierta, y has caído ya en la demencia histriónica, provocando que te conozcan hallen de los mares internautas como el rechazado que siempre has sido.
Siempre supiste que no podrías burlar al destino y es por ello que burlas a tus semejantes de forma obsesiva. Sin embargo yo pienso que nunca es tarde para dejar de ser un capullo.