Cerdos insaciables
Recibimos continuamente noticias sobre nuevos casos de corrupción. Estos casos afectan fundamentalmente a los dos grandes partidos y también a los nacionalistas catalanes. No es que sean potencialmente peores que los de otras formaciones, lo que suceda es que son los que copan el poder. Quizá no se conozcan muchos casos que afecten al PNV por la banda de justicieros, todavía no disuelta, que existe en el País Vasco (el instinto de supervivencia prevalecerá sobre la avaricia).
Casos de enriquecimiento de políticos y particulares afines a los partidos políticos. Como ejemplos del PP tenemos la Comunidad Valenciana (que clase de gestión llevaría a cabo Joan Lerma en esa comunidad para que a pesar de lo que nos informan siga contando en ella el PP con el apoyo de los electores). Imputados que se esconden tras los privilegios del escaño, con el presidente de la Cámara Juan Cotino a la cabeza. Destaca con luz propia el ya condenado y hombre con más fortuna del país en los juegos de azar, Carlos Fabra. Sus problemas con la justicia empezaron hace más de una década, Su poder ha llegado hasta el punto de que han sido varios los jueces y fiscales que lo han tenido que investigar, con sucesivos relevos. Ha ocupado importantes cargos políticos, como el de presidente de la Diputación de Castellón sin haberse presentado a unas elecciones dando la cara ante los ciudadanos, sin encabezar ninguna lista. Al final se le ha podido condenar con cuatro años, aunque aún no ha ingresado en prisión.
El PSOE tuvo su gloriosa década de los 90 (Roldán, Mariano Rubio, FILESA, Urralburu, Juan Guerra, etc.) y , aunque no se tratara de corrupción económica, terrorismo de Estado con Barrionuevo y Vera ingresando en prisión (Felipe con todo el aparato de inteligencia, el entonces CESID, a su servicio no se enteraba de nada, algo lógico). El conocimiento de estos hechos fue una de las principales causas (quizá la principal) de una enorme pérdida de poder de este partido. Pero todavía conservan su cortijo andaluz. El asunto de los ERE puede suponer uno de los mayores saqueos (si no el mayor) del erario público conocido. Multitud de cargos públicos imputados y traslado de la instrucción al Supremo de la causa por indicios penales que incriminan a nueve aforados (con los ex presidentes Chaves y Griñán a la cabeza). No renuncian a sus cargos para facilitar la acción de la justicia. Bien es cierto que se les supone presunción de inocencia, un inocente no tendría que renunciar a su cargo a la primera denuncia. Pero las evidencias son demoledoras. Su aforamiento no solo les permite que sea el Supremo el que entienda sobre la causa, sino ralentizar la acción de la justicia y obligar a que un tribunal que no es de instrucción, cuyos magistrados no tienen por que tener gran experiencia en ello, retome las actuaciones. Con ello conseguirán minimizar las consecuencias penales y, si cae alguna prescripción con eso que se encuentran.
Para no extenderme aún más concluyo con la starlette del momento, el ex Molt Honorable Jordi Pujol. Las noticias que tenemos sobre la fortuna oculta de tan insigne personaje y su prole crece día a día. Se hablaba de 600 millones de euros, pasó a 1.800 millones y continuará. Causa vergüenza ajena volver a ver las imágenes de D. Molt envolviéndose en la bandera catalana mediada la década de los 80 por el caso de Banca Catalana. Decía que era un ataque contra Cataluña, movilizó los sentimientos de los catalanes, a las masas con el ruin propósito de defender no Cataluña, sino su patrimonio. Consiguió su objetivo, ha gozado de impunidad (gracias a inimaginables presiones políticas sobre la judicatura) para proseguir su expolio del bolsillo de los ciudadanos catalanes y no catalanes.
No son más que ejemplos de lo que conocemos. Pero el sentido común lleva a pensar que no son más que la punta del iceberg de lo que realmente habrá. Un corrupto asume un riesgo, pero éste ha de ser controlado. No se roba con esta desfachatez si no se cuenta con altas posibilidades de que no se conozca, y dado este supuesto, de quedar impunes. Puede ser un 10 %, un 15 %, que sé yo, de lo que habrá sucedido y esté sucediendo realmente. Que cada cual dé el porcentaje que considere oportuno.
La responsabilidad no es solo de los corruptos sino de la clase política (utilizo la palabra clase porque así se consideran ellos mismos, si se les llama casta se ponen de los nervios) que lo consienten, lo toleran, lo justifican y solo cuando resulta evidente y fehaciente lo condenan. Rajoy calificó de ciudadano ejemplar a Fabra, envió mensajes de apoyo a Bárcenas (ahora es la viva encarnación de Lucifer para los dirigentes populares) conocidos sus ahorros en Suiza, etc. Y ahí sigue, como el que oye llover. El nuevo valor socialista ya ha declarado que no duda de la honestidad de Chaves y Griñán (aunque no de la de otros, debe haber jerarquías y clases en su partido). No espera ni a las resoluciones judiciales. Con este comienzo, ¿cómo acabará el nuevo líder socialista?. Y ahí sigue también Mas, cuando fue miembro de gobiernos de Pujol (ya no se sabe si sería el 3%, el 5% o cual el porcentaje de mordida).
Para ello se apoyan en unos medios de comunicación partidistas en exceso. Se supone que la prensa ha de actuar como contrapoder, ha de criticar y controlar el poder político. Pero actúan como portavoces de los partidos políticos afines. Ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Informan y critican las actividades corruptas de los contrarios, y minimizan y son condescendientes con los afines. Se puede comprender que un medio tenga línea editorial, pero no tanta parcialidad, que deriva en manipulación. Ahora nos encontramos ante la posibilidad dada la crisis del bipartidismo que. para no perjudicarse entre ellos (PP y PSOE) dejen de informar de lo que se conozca. Ya se escuchan voces en ese sentido.
Decía mi padre, hombre rural, que vivió buena parte de su edad adulta en el régimen franquista, cuando se presentaban los primeros comicios democráticos, y con el conocimiento de lo que sucedía en el antiguo régimen, que había que votar a los que ya estaban. Los comparaba con los cerdos que comen con avidez. Consideraba que si el cerdo era siempre el mismo llegaría un momento en el que dejaría de tener hambre. Otros nuevos serían nuevos cerdos que alimentar.
Lamento contradecir tan sabias palabras porque realmente son insaciables, nunca les parecen pocos los ceros que añaden a sus cuentas. Ante esto yo hago una propuesta diferente, que los ciudadanos demos nuestro voto a opciones alternativas. La izquierda que vote a Podemos o IU. Los conservadores tienen a UpyD o VOX. En las últimas europeas, aunque no lo sepa el común de los ciudadanos, hubo 41 candidaturas, por lo que hay variedad de oferta. Solo hay que elegir con espíritu crítico.
Y esto no se lo propongo solo a los indecisos sino a los convencidos de PP y PSOE. Si votaran a partidos alternativos conseguirían que los partidos mayoritarios reaccionaran por su propia supervivencia y fueran realmente expeditivos con los corruptos. Quizá más adelante podrían volver a votarlos. Volver a votar a estas formaciones significaría legitimarlas y que prosiguieran con sus prácticas. A pesar de la derrota del bipartidismo ante el resto (consiguieron menos del 50% de los votos) en las últimas europeas, siguen en la misma línea, solo meras declaraciones cosméticas con las que pretenden camelarnos. Por tanto debemos continuar la línea iniciada en los últimos comicios hasta que nos escuchen.
Y que nadie se preocupe, no votamos políticos sino gestores. La línea política ya nos la marca Merkel.