Los peregrinos del Valle de los Caídos
No cabe duda que la actual crisis económica tiene una magnitud desconocida en su crudeza y es la principal causa del terremoto político que reflejan las encuestas de los medios de manipulación. Estos continuos vaivenes en el estado de opinión del electorado no se pueden explicar únicamente por los casos de corrupción en una población que, aunque ahora se escandalice, los ha considerado siempre como normales y parte del paisaje. La corrupción es un añadido al creciente descontento ciudadano que la situación actual ha hecho ocupar un lugar destacado.
El nerviosismo es patente en los hasta ahora, dos grandes partidos, así como en los aparatos mediáticos afines a cada uno de ellos. De nota fue la encuesta realizada por El País, posterior a la destitución de Tomás Gómez, que situó al PSOE como primera fuerza política en la Comunidad de Madrid, casi duplicando sus apoyos, cuando antes ocupaba el tercer lugar. Divertían las sonrisitas de muchos dirigentes socialistas cuando se lo comentaban. Debieran no haberse precipitado tanto, ya que si se descuidan la publican antes de que Pedro Sánchez diera a conocer su decisión.
Las encuestas, y aún más ahora cuando existe tanta disparidad entre ellas dependiendo del medio que las elabore, solo hay que verlas como tendencias y la principal conclusión es que refleja el hartazgo de la población ante la actual situación, amén de la consecuente fragmentación del voto. Por lo demás son otro instrumento más en la competencia por el poder.
Hasta ahora la derecha, a pesar de los aspavientos que realizan sus corifeos, veía a Podemos de forma ambivalente. Aunque lo nieguen les interesa potenciarlo hasta cierto punto para dividir el voto de la izquierda de la que dicen que está en crisis (aunque sumando los apoyos de IU, Podemos y PSOE superarían ampliamente al PP). Son conscientes de que su victoria en las europeas la lograron con un porcentaje escasamente superior al que obtenía Fraga cuando lo vapuleaba Felipe. Sus perspectivas para las próximas generales pasan, lógicamente, por la división de la izquierda. Exhiben el fantasma de Venezuela por una parte para afirmar a su electorado, por otra crean un sentimiento de reacción en gran parte de la izquierda para que apoye a Podemos y se erosione el PSOE, y para finalizar intentan evitar un posible pacto de izquierdas y que el PSOE (aunque sería su definitivo suicidio político) los apoye de alguna manera para gobernar.
El grupo PRISA pasa a la contraofensiva y está potenciando el Podemos de la derecha, Ciudadanos. Las encuestas que realizan le dan un importante ascenso a esta formación. Parece que es así y que puede ser este partido el que ocupe el lugar que parecía destinado a UPyD. Esto del liderazgo es muy importante y , aunque las propuestas de ambas formaciones guardan muchas semejanzas, Rosa Díez presenta una imagen de señora estirada y tiene más tirón el jovial Albert Rivera. La estrategia es clara, como Ciudadanos parece que está subiendo, se inflan aún más los datos, la población los ve como una alternativa y el efecto del voto útil unido a aquello del “donde va Vicente” podría hacer el resto. Algo parecido a lo ocurrido con Podemos.
La corrupción es más fácil que se produzca en estructuras de partido autoritarias como las que presentan PP y PSOE. Es evidente que la falta de debate unida al ordeno y mando dificultan los controles de la actuación de sus dirigentes. Ahí aparecen las nuevas formaciones políticas que, cada una desde su posición ideológica, ofrecen a la ciudadanía más participación en las decisiones políticas y funcionamientos más democráticos de éstas. PP y PSOE se están quedando obsoletos en sus estructuras y están reaccionando con lentitud, inoperancia y falta de reflejos. Lógicamente saben que si luchan verdaderamente contra la corrupción muchos de sus dirigentes deberían dar un paso atrás y la falta de generosidad de estos les impide hacerlo. Dirigentes que para ello no dudan en controlar con mano férrea sus formaciones.
El PP lo normal es que haga con Ciudadanos como con Podemos (o anteriormente Pujol), utilizar el aparato del Estado para descubrir los trapos sucios de esta formación y posteriormente filtrarlo a los medios. Después del escarceo de Errejón, con Monedero ya parece que han mordido carne y con Ciudadanos da la impresión de que están en ello, ya se habla de alguna corruptelilla. Por lo demás la reacción del partido conservador (como sus hipotecas les impiden tomar las medidas que desearía la población) ha sido realmente de lo más torpe. Escuchar a Floriano su espectacular dominio del catalán denominándolos Ciutadans (como si lo catalán fuera algo negativo) es verdaderamente meritorio y muestra la falta de respeto que sienten por esa comunidad y su idioma, precisamente el partido más contrario a su independencia. En un país que, aunque católico, es poco practicante y bastante alejado de la cúpula eclesiástica, no se les ocurre otra cosa que dejar caer que este partido piensa denunciar el Concordato con la Santa Sede. Todo esto cuando Aznar, para ganar en 1.996 eludía la palabra derecha y se definía de centro. Se están dirigiendo solo a sus convencidos, se olvidan de los moderados y como sigan por estos derroteros (y que den gracias al fracaso de Vox) se pueden quedar solo con los votos de Rouco Varela y los peregrinos del Valle de los Caídos.