La innecesaria ¿necesidad? de los medios públicos
Franco, tras su victoria, consideró oportuno para apuntalar su régimen crear un grupo periodístico, la llamada Prensa del Movimiento, nutriéndose de las incautaciones editoriales contrarias al Movimiento Nacional. Millán-Astray en plena Guerra Civil había fundado RNE y TVE empezó a emitir en 1.956 con regularidad. Con el fin del franquismo la inviabilidad económica y la llegada de la democracia supusieron el final de la Prensa del Movimiento. Sin embargo los medios públicos audiovisuales siguieron en funcionamiento y siguen en la actualidad. Pudiera tener sentido en el caso de TVE que así fuera, no tanto en la radio habida cuenta de la diversidad de oferta ya existente entonces.
Las CC.AA., como no podía ser de otra manera, se apuntaron al carro, y crearon sus propios medios audiovisuales públicos. Empezaron las comunidades con lengua propia con el argumento de la necesidad de fomentar su idioma y, actualmente, salvo Castilla y León, Cantabria, Navarra, La Rioja y la cerrada (por escasez de audiencia e inviabilidad económica) Canal 9, todas tienen la propia. Es curioso observar como las comunidades que no crearon su propia cadena están en la zona noble del país en lo que a renta per cápita se refiere. Es evidente que cada cual establece sus prioridades de gasto.
Felipe, aunque le costó, legalizó las televisiones privadas. Las primeras concesiones se dieron entonces a Antena 3, Telecinco y Canal + (esta última tuvo su controversia porque era de pago y se antepuso al proyecto del Grupo Z) del grupo afín al PSOE, PRISA.
En la actualidad la tecnología permite una proliferación de medios informativos de diversas tendencias (audiovisuales o a través de Internet) por lo que cabría preguntarse a que obedece tanta necesidad de medio público, aunque reconozco que la pregunta es retórica y de fácil respuesta.
En este país, donde se han privatizado sectores regulados y estratégicos como la banca pública o las eléctricas; donde algún partido pretende privatizar una sanidad pública (que al menos era) ejemplar y barata (en EE.UU. les cuesta el doble al erario público y tienen 30 millones de ciudadanos sin seguro médico) esto de desprenderse de los medios públicos parece que les cuesta más a todos. RTVE tiene ya un agujero desde 2.009 de más de 800 millones de euros. En el pasado ejercicio acumuló un déficit de otros 133 millones. Las autonómicas acumulan una deuda de 3.000 millones de los que 1.000 corresponden a la tele del amigo Mas. El reflejo en las audiencias supone para La 1 un 8,4%, la mitad que Telecinco, está por detrás de Antena 3, y con Cuatro y La Sexta pisándole los talones. Las autonómicas consiguen entre todas un 8,6% de audiencia. Se da la circunstancia de que cadenas con una gestión más eficiente y barata obtienen mejores resultados.
En los tiempos de crisis que vivimos donde se recortan los servicios más básicos parece que cuesta más desprenderse de unos medios que no aportan nada que no nos dan los privados y que suponen un verdadero pozo sin fondo. La fácil respuesta a la que hacía mención con anterioridad no es más que el uso partidario de la información que ofrecen a la ciudadanía. Es difícil que alguna se escape de las directrices de los comisarios políticos que los gobiernos de turno ponen a su frente. En TeleRajoy, su presidente ya no tiene ni el pudor de no significarse políticamente en público y 1.500 de sus trabajadores han suscrito un manifiesto en contra de la manipulación informativa del ente. Zapatero sería un inepto en el terreno económico, pero al menos intentó que RTVE tuviera credibilidad informativa al poner al frente de los informativos a Fran Llorente. Un verdadero idealista ingenuo Zapatero al que ya Guerra motejó como Bambi. Lo que sucede en la cadena nacional se reproduce en prácticamente todas las taifas que disponen de ella. Los casos del PP son de nota, tuvieron que cerrar Canal 9 por falta de audiencia, y ahora Tele Madrid y la de Castilla-La Mancha se disputan el farolillo rojo entre las audiencias de las autonómicas. Ya estoy empezando a dudar del cociente intelectual de los dirigentes de este partido, que consiguen que sus canales no tengan audiencia por su manipulación y lo único que se les ocurre es criticar que en las privadas, que gozan de mayor audiencia, no destacan adecuadamente los “éxitos” de su gestión. Pensará que sus directivos son tan imbéciles como ellos, ya que si lo hicieran así perderían igualmente audiencia.
Los socialistas, como a los pobres ya les quedaba poco donde mangonear, parece que también hacen de las suyas en Canal Sur, aunque tendrán más disimulo puesto que su audiencia es más decente. Podrá hablar con más conocimiento de causa aquél que la vea, que no es mi caso.
Aquí el que sí es un lumbrera se llama Artur Mas, que tiene la cadena autonómica con mayor audiencia, aunque sus buenos euros que les cuesta a los catalanes. Y no por ello se priva de ponerla al servicio de sus intereses políticos como prueba el siguiente enlace:
Hay que reconocer que ante esto el NODO sería equiparable en credibilidad al Washington Post. No sé cómo me las compongo que cada vez que me documento los domingos encuentro un nuevo elemento de coincidencia entre la forma de actuar de Mas y el Generalísimo. Mas si sabe cómo hacer las cosas y no Rajoy, la verdad.
En 2.012, ante el agujero de las autonómicas, se legisló para permitir la privatización de las mismas, cosa que ni los liberales del PP han hecho hasta ahora. Lógicamente su intención debe ser, que cuando lo hagan, vaya a manos de algún grupo que sea de su cuerda, faltaría más.
En definitiva es ésta y no otra la causa de que en este país ya mismo se privatice hasta el aire que respiramos y no se haga con unos medios que resultan superfluos. Unos gobernantes eficaces y preocupados por el servicio a sus ciudadanos deberían priorizar donde dedicar el gasto y donde realizar, cuando es necesario, los recortes. Pero nuestros políticos, desgraciadamente, tiene como principal preocupación mantenerse en el poder, conservar prebendas y privilegios, y si hay que elegir entre hepatitis C o control político de los medios, no dudan.