La abdicación de la alternativa
En ocasiones un sistema político se agota como tal y necesita de un zarandeo, de un impulso que le obligue a reaccionar, a reformarse. Como consecuencia de la crisis en primer lugar y de unos niveles de la corrupción conocida que ante una población castigada se hacen aún más intolerables, han surgido dos movimientos de los que se esperaba que produjeran las necesarias reformas para perfeccionarlo y como consecuencia mejorar nuestra sociedad; Podemos y Ciudadanos.
Con evidentes diferencias entre ambos, también presentan grandes similitudes. Que existe miedo a la evolución por parte del poder establecido es un hecho que se puede constatar con numerosos ejemplos a lo largo de la historia. Ésta siempre ha necesitado de movimientos sociales (unas veces cruentos, otras pacíficos) que han obligado a las élites a ceder parcelas de poder al pueblo por su propia supervivencia (después silenciosamente van recuperando parte de ellas). Aunque la historia no es lineal y ha tenido sus involuciones si las reacciones populares no hubieran existido estaríamos en sistemas aún más elitistas que los actuales (feudales o parecidos). Por tanto es comprensible que el sistema establecido reaccione con todos sus resortes como autodefensa. La reacción de los medios afines ante estas alternativas (no solo Podemos) es evidente. Cuando se llega al punto de criticar que voces discrepantes tengan voz en los medios, uno se pregunta qué concepto de libertad de expresión tienen estos presuntos demócratas. Los ejemplos sobran tanto por parte del PSOE como del PP.
Lo que es menos explicable es que sean los alternativos los que se autoinmolen y evidentemente el proceso ya está iniciado y parece irreversible. En política, y con más razón en nuestro sistema proporcional corregido que es cuasi mayoritario, es un error de libro presentarse a unas elecciones reconociendo que vas a pactar y con quien piensas hacerlo. Particularmente en nuestro sistema, una formación política ha de presentarse, por minoritaria que sea, con un discurso ganador por mucho que la presionen, aunque cuando se abran las urnas se impongan los pactos. Los ciudadanos no somos tontos y ya tenemos una idea de por dónde pueden ir estos, lo que después con raras excepciones suele confirmarse. Ello trae como consecuencia que se imponga el voto útil y se beneficie la formación a la que se le conocen más apoyos ya sea de izquierda o derecha. Antes de tomar esta actitud sería más positivo para ellos presentarse en coalición con quien manifiestan apoyar.
Evidentemente ambos casos presentan muchas diferencias. Ciudadanos que ocupó el lugar de UpyD, aunque con más éxito, ya había cometido el error de asumir su papel de partido bisagra, figura que en este país te condena a la desaparición como opción política, y ya la última encuesta del CIS reflejaba su descenso. Pero el pasado martes me hice de cruces cuando en 13TV Begoña Villacís establecía las condiciones que pondrían al PP para ayudar a este partido a permanecer en Moncloa llegado el caso. Todo un personaje de esos que gustan invitar en esa cadena, pero perro viejo, José Luis Balbás, se lo hizo saber (al parecer recibe el nombre de Teoría de Arrow, no es malo aprender cada día algo nuevo). Su descenso en la encuesta del CIS ya reflejaba las consecuencias de pactar con unos o con otros. Declaraciones y estrategias como éstas los obligarán a replegarse a Cataluña a medio plazo.
Podemos es un caso diferente. Es una formación que surge en torno a la figura de un tertuliano que ponía sábado tras sábado en evidencia las vergüenzas de los dos grandes partidos y que supo aglutinar el movimiento 15-M a su alrededor, aunque con propuestas radicales e inviables que provocaban y provocan opiniones muy polarizadas sobre ellos. Su inesperado éxito en las europeas los hacía aparecer como una formación con un papel importante a jugar por lo que se vieron en la necesidad de moderar sus propuestas iniciales. El problema que les ha hecho bajar en las encuestas no es tanto su inicial radicalidad, como el hecho de sus silencios ante lo que ocurre en Venezuela, algún personaje que otro (se me ocurre cierto concejal madrileño) que les hubiera hecho un favor marchándose, o el hecho de su peculiar forma de ejercer la democracia interna tan parecida a la ya existente. Realmente es difícil entender que sus bases electorales, donde abundan entre ellas jóvenes urbanos con preparación, crean en los Reyes Magos. Más bien veían sus propuestas como tendencia u objetivo, que esperar su total ejecución.
Hasta ahora se les veía actuar con inteligencia al evitar pactar con IU para no quedarse en el techo de Anguita, formación a la que ya habían comido buena parte de su electorado sin hacerlo. Lo que me extraña es que una formación con tanto doctor en Políticas cometa el mismo error que Ciudadanos como ya está sucediendo. Esta semana Íñigo Errejón ha hecho declaraciones ofreciendo pactos postelectorales al PSOE, que solo pueden atribuirse a su nerviosismo vista la evolución de las encuestas y la necesidad de moderar su imagen, pero si querían hacerlo las medidas debieran haber sido otras. Por tanto pueden dejar de tomar tila los asustaviejas de 13TV que no será Podemos quien se coma al PSOE, sino al contrario (si Sánchez sabe gestionar la coyuntura) como establece la Paradoja del tal Arrow; aunque es de esperar que la cadena mantenga su discurso en su indisimulado apoyo, no ya de las posiciones conservadoras, sino del PP.
Es una lástima que estos partidos se desinflen tan pronto sin conseguir el objetivo que muchos deseábamos; como obligar a los grandes partidos a que permitan mayor participación ciudadana, o que en este país exista una verdadera separación de poderes y no se aprueben reformas como la actual de la LECrim entre otras. Particularmente en cualquier país normal sería un verdadero escándalo que se reformara una ley limitando el período de instrucción, y además sin establecer medidas para agilizar los trámites procesales, o dotar de más medios materiales y personales a los jueces. Es evidente que el partido en el gobierno pretende conseguir en la práctica la impunidad de tanto miembro y afín que destaca por la habilidad con que maneja los dedos. Aprobada la ley aunque ganara el PSOE difícilmente la reformaría porque a muchos de sus “honrados” cargos o amigos también les vendría como anillo al dedo, por mucha promesa previa que hagan. Un país donde se apruebe esto y haya medios que defienda este descaro legislativo debiera someterse a sesiones de psicoanálisis colectivo.
La cuestión no es que la derecha o la izquierda tengan unas u otras siglas, unos u otros nombres, sino que la cuestión es que las sociedades que mejoran son las que son capaces de hacer autocrítica y no las que se duermen en la autocomplacencia que conduce a la degeneración. Y da la impresión de que ambas formaciones por sus propios errores, aunque algo conseguirán, se quedarán lejos de las expectativas levantadas. Y si para que se presente una nueva oportunidad es necesaria otra crisis como la que aún padecemos va a ser mejor que no.