Por favor señorías, dejen en libertad a Julíán Muñoz, por favor
El hecho de que yo no sea creyente no tiene que significar, ni mucho menos, que no comparta (aunque se dude hasta de su propia existencia histórica) bastantes de las frases de Jesús de Nazaret. Cuestión diferente es que tenga muy serias dudas de su carácter divino, aunque esto es realmente una cuestión de fe de cada individuo y ahí ni puedo ni debo entrar, solo respetar.
Una de esas frases es aquella que dice “No juzgues y no serás juzgado”, aunque sin llevarla al extremo. Particularmente yo sería incapaz de decidir sobre la vida del cualquier otro ser humano, aunque entiendo que deben existir personas que tengan esta vocación porque si no fuera así, no se podría vivir en sociedad, ya que predominaría la ley de la selva. De la misma manera que tampoco tengo vocación de médico y nadie podrá dudar del impagable servicio que estos profesionales nos prestan y es necesario que existan personas que sí la tengan. Y reconozco que en ambos casos la inmensa mayoría de ellos no lo hacen precisamente por dinero.
Para mí la necesidad de la justicia la veo más bien en su sentido disuasorio. Más allá lo que más podría entender, con dificultad, es la “Ley del Talión”, que es más simple. Además como parece ser que existen métodos donde se puede “matar” y “resucitar” a una persona, pues al que haya cometido 200 asesinatos se le hace 199 y a la que hace 200 se le da matarile realmente y ya está. No sé si con esto los familiares encontrarán satisfacción, porque más allá (aunque creo que lo anterior ya hasta lo supera) lo que se puede hacer no es necesario ni decirlo. Y cuando se realizan determinadas “actividades” entonces antes creo en la existencia del mismo Demonio (que deben inspirarlos) que en la del propio Dios. A no ser que nos engañen los libros de historia, y no solo desde la Santa Inquisición, sino desde muchísimo, muchísimo antes.
Cuando legisladores y juristas empiezan a tasar la duración con que se ha de castigar cada delito ya me pierdo. Si esto estuviera tan claro (y no hablo de regímenes totalitarios) entonces un mismo delito debiera tener similar castigo en todas las democracias y realmente no es así, puesto que en uno son veinte años, en aquél treinta, en el otro lo “ejecutan” (elegante término para expresar la palabra matar) y en cualquier otro cuarto y mitad, ¿por qué no?
Pero si me cuesta entender cuando dicen que la justicia ha de ser “justa” (esa elevada capacidad que parece que algunos poseen para tasarla), cuando me hablan de que ha de ser “ejemplarizante” empiezo a sufrir alucinaciones. No entiendo por qué extraña razón se ha de elegir a personas concretas para dar ese ejemplo. Incluso si se quiere “ejemplarizar” todos sabemos cuál es la actividad con cifra más alta en este país después de la del desempleo. Por tanto candidatos sobran. Lo que ya no sé es si existen tantos que aúnen al tiempo los requisitos de relevancia pública y ninguna influencia por ahí arriba. Muñoz, por supuesto, parece que su ex pareja también, imagino que habrá algunos más, pero no creo que sean muchos y ahora mismo no caigo en otro.
Un lego no va a dudar de los fundamentos jurídicos de la Audiencia de Málaga. Comprendo también que para mover 10 millones (si los tuviera) de Islas Caimán a Gibraltar no es preciso ser capaz de ganarle una carrera a Usain Bolt. Lo que sucede es que mi elemental sentido común me lleva a la conclusión de que para una persona que se encuentra en las condiciones de la fotografía (la de más abajo)
no es esa su principal prioridad, a no ser que sea Antonio Banderas (y no precisamente por lo guapo). Desconozco el tiempo de vida que le queda a Julián Muñoz, pero ya el viernes lo hospitalizaron y no veo la necesidad para reducir lo que le quede a la mitad, y no permitirle pasarlos en paz, con tranquilidad con su familia. Nunca lo podré entender.
Sé que Muñoz no se ha encontrado una tarjeta en el suelo y la ha dedicado a comprar algunos pañales, pero, al menos para mí, aunque hubiera asesinado a 1.000 personas (que tampoco es el caso) llegados a estos extremos, no veo el sentido de este trato.
Una sociedad que ante esta situación no reacciona y se moviliza es una sociedad insensible y ENFERMA. Como soy consciente de que en otros países “civilizados” la enfermedad está aún más acentuada (lo del yankerío es de nota) y me parece que no es cuestión de probar fortuna en Somalia, parece que la única alternativa que podría quedar (antes de correr el riesgo de que puedan aplicarte esta “justicia”) es irse a ese prometido “paraíso marciano” donde cualquier día nos dicen que se viviría de maravilla. Yo hasta me lo creo y mientras se instala la colonia y se monta aquello no creo que viviera hasta que se organizara un Estado que te amenazara con esta clase de “justicia”. Preferiría arreglar las cosas, antes de llegar a estos extremos de “justicia”, a tiros como en el Far West. Al menos en este caso sería en caliente y no de esta forma fría, meditada, metódica, insensible y (por supuesto) legal.
Solo me queda terminar como empecé:
Por favor señorías, dejen en libertad a Julián Muñoz, como a pesar de todo sigue siendo un ser humano pues seamos todos humanos, por FAVOOOOOOOOORRRRR.............
Fermín.