Una familia irreal
En un pequeño pueblo de la campiña sevillana vivía Nachete “El del Palacete”, hombre ensoñador con ínfulas de grandeza. Estaba casado con Cristi, hija de Juanillo “El Enteraíllo”, constructor de la localidad que se había montado en el dólar aprovechando el boom inmobiliario.
Nachete era un ex futbolista de segunda que se había metido en los albañiles al acabar su carrera. Tenía un pequeño pisito y ambicionaba comprarse una casita adosada de las que había al final de su calle. Era un experto en deportes pero su salario no le permitía cumplir su sueño.
Su suegro, al que le parecía poquita cosa para su hija tan humilde piso, quería ayudarle a que se comprara la chabola. Era hombre notable del pueblo y propietario de “El Enteraíllo y Demás Paletas” por lo que tenía mucha conocencia. Conocía a Manolo el del restaurante, a Curro el de la carpintería, a Pepe el de la fábrica de dulces, etc., etc., por lo que se dispuso a ayudarle él y el resto de la familia. Todos, excepto Lumbre, la mayor, que era más reservada.
Flipper, el hijo de Juanillo casado con Lista "La Arribista” llamaba a unos y otros: “Oye quillo, no te olvides de lo de mi cuñao y yo no me olvido de lo tuyo”. Solfa, la esposa de Juanillo y el propio “Enteraíllo” tampoco cesaban en su labor de recomendar al experto.
“El del Palacete" dejó los albañiles y se dedicó en cuerpo y alma a su labor informadora. Se compraron la casita y Cristi tenía para comprarse las chuches que se le antojaban: la pelu, los bolsos de mercadillo, el gimnasio, etc.
Un tal Miguelete era el encargado de llevarle las cuentas y no avisó a “El del Palacete” de que estaba haciendo cosas raras. Éste se fiaba de Miguelete, recomendado por Juanillo y, como creía que todo era correcto, continuó con su digna actividad. Había facturas falseadas, reuniones extrañas, etc., etc. pero para Nachete todo era normal.
Todo hasta que un día un juez acosador la tomó con él y su esposa. El juez Sastro lo envió a juicio por diversos delitos. Y también a Cristi por defraudar al fisco local.
En el juicio el tribunal se despistó con un nuevo episodio de “La barraca” y mantuvo la acusación cuando nadie dudaba de la inocencia de la hija de “El Enteraíllo” cometiéndose una gran injusticia con ella, y también con su marido. Es de desear que la ley prevalezca y acaben en libertad.
Esperemos que con gente tan emprendedora como esta familia ideal pronto Andalucía salga del atraso histórico en que se encuentra sumida.
Fermín.
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