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Roban tres cuadros en el Palacio Real, Juan Carlos I sospechoso
España, el negocio más rentable de los Borbones.
Agosto de 1989. Palacio Real de Madrid. Desaparecen tres cuadros, valorados en 275 millones de pesetas -hoy, 1'6 millones de euros-, en una zona del Palacio cerrada al público. Un empleado de Patrimonio Nacional declaró a ABC que "no sonaron las alarmas y los ladrones se movieron como si estuvieran en su casa". Los cuadros sustraídos son: 'Retrato de una dama' y 'La mano del arzobispo Fernando Valdés' -ambos de Diego de Velázquez- y 'Busto de una dama de la época de Carlos II' -de Juan Carreño de Miranda-.
En su lecho de muerte, Sabino Fernández Campos, Jefe de la Casa del Rey Juan Carlos, confesó a un familiar que había visto dos de los cuadros sustraídos en la casa de una amante del Rey.
Saquear los bienes de España es práctica de los Borbones. Isabel II, esa Puta viciosa y comilona -tatarabuela del Felón Juan Carlos-, vendió parte del Tesoro de la Nación, con la aquiescencia del Gobierno de Narváez, como si se tratara de su patrimonio personal. Los serviles a la Corona presentaron la venta como si se tratara de un acto de extrema generosidad de la Reina, puesto que del importe de la venta el Estado se quedaba con el 75%, en tanto que la Reina se embolsaba el 25%. Pero, era un saqueo, ya que los bienes eran de la Nación y la Reina se metía en el bolsillo el 25% de un importe, que era enteramente de España.
Aquel latrocinio dio lugar a la llamada Noche del Matadero. Al conocerse la venta de los bienes del Estado, se produjo una fuerte controversia en los periódicos: patriotas contra serviles. La controversia se trasladó a la Universidad. Emilio Castelar denunció aquella estafa real. Isabel II hizo que Narvaez aprobara una Real Orden por la que se suspendía de empleo y sueldo a Castelar en su cátedra de la Universidad. El Rector de la Universidad Central se negó a cumplir esa Orden, por lo que, a instancias de la Puta, el Ministro de Fomento, Antonio Alcalá Galiano, cesó al Rector y nombró a otro. Era costumbre universitaria dar una serenata al rector cesante bajo los balcones de su domicilio. Como esas serenatas universitarias eran muy celebradas, concentraban a muchos curiosos. En esta ocasión, reunió a 5.000 asistentes, pese a que el Gobernador Civil de Madrid, temiendo disturbios, la prohibió. La Guardia Civil intervino y disolvió con cargas a caballo a los concentrados. Fue un error. Al día siguiente -10 de abril de 1865-, los estudiantes impidieron la toma de posesión del nuevo rector. La Guardia Civil cargó y los estudiantes de Filosofía y Letras, Derecho, Medicina y Farmacia marcharon hacia la Puerta del Sol y la tomaron. Allí, permanecieron hasta la noche, entonaron el Himno de Riego y lanzaron proclamas contra la venta fraudulenta. Finalmente, a las 23:00 horas, el Ministro de Gobernación, Luis González Bravo, ordenó intervenir a la Guardia Civil y al Ejército, que atacaron a los concentrados -estudiantes y madrileños de toda condición, que se habían unido a la protesta- con cargas de caballería, sables, bayonetas y disparos de fusilería. Resultado: 22 muertos y 150 heridos, según la Prensa, y 9 muertos y 100 heridos, según el Gobierno.
Al día siguiente, 11 de abril, se reunió de urgencia el Consejo de Ministros. Alcalá Galiano, Ministro de Fomento, reprochó a González Bravo, Ministro de Gobernación, la actuación de la Fuerza Pública. La discusión fue tan vehemente que Alcalá Galiano sufrió una apoplejía y murió en su despacho.
La Noche del Matadero, como se denominó a aquella noche del 10 de abril de 1865, provocó la caída del Gobierno de Narvaez, pero la Reina conservó el importe robado a la Nación Española.