Los depósitos bancarios son una de las opciones más interesantes para el ahorrador conservador, ya que ofrecen un interés fijo con la protección del capital durante un periodo determinado. Sin embargo, a la hora de escoger uno u otro, pueden surgir dudas. ¿Cómo sé si la rentabilidad es suficientemente atractiva? ¿A qué plazo debería contratarlo? Y, más allá de ahí, ¿debería fijarme en alguna otra variable?
Rentabilidad
El elemento más importante a la hora de seleccionar un depósito es el interés que nos ofrece. Este interés va ligado a los tipos de interés oficiales. Esto es así porque los bancos depositan dinero en el Banco Central Europeo (BCE), reciben una remuneración y, en teoría, la trasladan a sus clientes en forma de intereses. Por tanto, cuanto más suben los tipos de interés oficiales, más elevados suelen ser los intereses de los depósitos.
No obstante, en la práctica no todos los bancos son igual de proclives a trasladar esa remuneración. Todo depende en buena medida de la política comercial del banco. Algunas entidades no ven necesario remunerar a sus clientes en consonancia con los tipos de interés, porque en todo caso no tienen problemas a la hora de captar pasivo. Otras, en cambio, son más proactivas a la hora de captar clientes y, por tanto, más partidarias de trasladar esa remuneración que reciben del BCE al cliente final.
De ahí que los depósitos que ofrecen los bancos puedan diferir en términos de rentabilidad. Pero ojo, esto no quiere decir que los bancos que ofrecen retornos más jugosos impliquen más riesgo de solvencia. De hecho, hay bancos con niveles de solvencia muy altos que ofrecen retornos muy elevados por los depósitos porque están en plena campaña de captación de clientes. O viceversa. Y en todo caso recuerda que, en caso de quiebra de un banco español, sea el que sea, tu dinero estará protegido por el Fondo de Garantía de Depósitos.
Un último apunte: la rentabilidad que te ofrece un banco viene indicada en términos de TAE (Tasa Anual Equivalente) y, por tanto, anualizados. De este modo, el interés indicado hace referencia a lo que obtendrías si la inversión durase un año. Ahora bien, si tu deposito tiene un vencimiento inferior la rentabilidad será menor.
La regulación obliga a indicar la rentabilidad en términos de TAE para facilitar la comparabilidad entre uno depósitos y otros.
Plazo
Una vez hayas seleccionado la entidad cuyos depósitos te parezcan lo suficientemente jugosos, deberás decidir a qué plazo quieres contratarlo.
Para ello, es imprescindible que valores en qué horizonte temporal quieres recuperar el dinero, ya que si reembolsas el capital antes del vencimiento, la entidad puede aplicarte algún tipo de penalización (comisión de cancelación). Normalmente, esta penalización se ciñe a la rentabilidad que has acumulado con tu dinero hasta ese momento, no al capital principal. No obstante, consulta este punto con la entidad antes de contratarlo.
En principio, los depósitos a plazos más largos suelen ofrecer un interés TAE más elevado que los depósitos a plazos más cortos. Esto se debe a que las entidades suelen compensar de esa forma el hecho de que tengas inmovilizado tu dinero durante más tiempo.
No obstante, este principio no está escrito en piedra y puede variar en algunos casos. Por ejemplo, si las entidades tienen perspectivas de que el BCE va a bajar los tipos de interés a lo largo del año, es probable que remuneren en mayor medida los plazos cortos que los plazos largos.
Por otro lado, algunas entidades pueden lanzar ofertas puntuales para captar clientes. Se trata de depósitos a plazos cortos (por ejemplo, un mes) con un interés TAE relativamente elevado, que actúa como reclamo comercial.
Condiciones y gastos
Más allá del plazo y la rentabilidad hay otros factores que deberías valorar antes de contratar un depósito. Uno de los más importantes es la comisión de cancelación. Como te explicábamos antes, las entidades suelen penalizar que retires tu dinero antes del vencimiento del producto. Sin embargo, no todas lo hacen de la misma forma, de modo que es interesante que averigües a cuánto asciende esta comisión.
Por otro lado, la apertura de un depósito implica, como es lógico, la apertura de una cuenta corriente. Y esta cuenta puede llevar aparejados (o no) unos gastos que también debes analizar, ya que varían de una entidad a otra. Hay bancos que cobran una comisión por la apertura de la cuenta, el mantenimiento, la cancelación, las transferencias, las tarjetas… todos ellos son factores que debes valorar, tanto si prevés quedarte como cliente de la entidad como si sólo buscas disfrutar de una promoción de comercial.
Finalmente, ten en cuenta también que algunos depósitos condicionan el pago de un interés especialmente elevado al cumplimiento de algunas condiciones. Por ejemplo, la contratación de otros productos del banco o el ingreso de la nómina. En esos casos, sopesa los pros y los contras y decide si en términos globales la oferta te resulta atractiva.