En el actual escenario de turbulencias financieras iniciadas con la crisis de las hipotecas subprime, se ha puesto en evidencia la debilidad de la economía de Estados Unidos y como consecuencia directa de este deterioro esta la caída del dólar. El dólar lleva varios años que muestra una gran debilidad con respecto al euro y la tendencia se mantiene vigente; durante un plazo tan largo de tiempo no es de extrañar que inversores hayan ido tomando posiciones en dólares suponiendo que el final estaba cercano; pero como en todas las tendencias no sabemos cuando llegara el final ni conviene intentar adivinarlo. Una de las grandes máximas bursátiles nos dice “no cojas nunca un cuchillo cuando caiga”.
La tendencia es una importante herramienta del análisis técnico y los mercados financieros nos dicen con machacona insistencia que es una de sus leyes y que el que vaya contra ella pagara las consecuencias.
Una vez vista la tendencia aparecen los motivos fundamentales y voy a enumerar algunos de ellos:
• Déficit corriente. Hay una norma que se va cumpliendo y es que el dólar cae un 10 % por cada punto porcentual que sube el déficit sobre el PIB . Este asciende al 5,7 % sobre el PIB en EEUU frente al 0,8 % en Europa.
• Déficit publico. A final de 2007 en EEUU era del 2,7 % y en Europa era del 1,1 % sobre el PIB.
• La tasa de ahorro es negativa en EEUU mientras en Europa es del 15 %.
• EEUU mantiene vivo el recuerdo de los errores cometidos en política monetaria posteriores a la caída del bolsa de 1929 que acabó en una gran recesión y existe mucho miedo a que una política monetaria muy estricta repita las consecuencias de aquella época. La FED contempla entre sus objetivos de política monetaria la inflación y el crecimiento del empleo mientras que el BCE se preocupa más de la inflación. El epicentro de la crisis de las hipotecas subprime está en EEUU y sus bancos están más afectados. Por ello muestra especial eficacia en bajada de tipos de interés cuando lo cree oportuno.
Después de estos datos que resaltan las ventajas económicas de Europa sobre EEUU y como consecuencia directa la evolución del dólar me viene a la memoria la frase de Warren Bufett “cuando baja la marea se ve quien no lleva bañador”. Quien no lleva bañador es EEUU y sus fundamentos económicos no pasan por buenos momentos.
Personalmente sigo creyendo, como he expresado otras veces, que hay que estar totalmente fuera de inversiones en dólares y no me he planteado ningún cambio de estrategia. Pero ninguna situación es eterna y no hablo de cambio pero si de ir pensando alternativas ante un cambio de escenario.
Si EEUU entra en recesión o persiste su débil ritmo de crecimiento acompañado de un debilitamiento del dólar la economía europea se resentirá y podrían disminuir la presiones inflacionistas; la respuesta a esta situación por parte del BCE podría ser una bajada de los tipos de interés. El BCE tiene como principal objetivo el control de la inflación pero debe de empezar a preocuparle la problemática de las empresas exportadoras europeas. La convergencia de tendencia en los tipos de interés de ambas divisas a la baja podría se el punto de inflexión. La extensión de la crisis americana al resto del mundo es inevitable; actualmente se discute si EEUU entrara en recesión, pero hemos de tener en cuenta que entrar en recesión solo es concepto técnico que consiste en mantener dos trimestres consecutivos de crecimientos negativos, si en lugar de ser negativos tenemos dos trimestres consecutivos creciendo solamente el 0,1 %, técnicamente no se llama recesion pero la crisis está servida.
Un dólar débil favorece las exportaciones americanas y dificulta las exportaciones europeas; contemplando solo este punto de vista, la previsible fortaleza de las empresas americanas en un futuro gracias a las exportaciones y como consecuencia la debilidad de las empresas europeas, podría ser el inicio de invertir la tendencia, pero por las razones expuestas anteriormente el fondo del problema es mas complejo
De momento el análisis sobre inversión en dólares, solo lo contemplo como una hipótesis de trabajo para seleccionar empresas americanas o europeas exportadoras con vinculación al dólar sin interés de llevarlo a la practica en breve espacio de tiempo ya que la tendencia persiste y teniendo en cuenta los fundamentales de su economía en caso de producirse la inflexión debería de ser lenta y creo que la debilidad del dólar sigue siendo estructural.
En cuanto a la selección de valores no nos debe sorprender la conclusión del sistema Top-Down del análisis fundamental cuando selecciona de arriba-abajo, o sea, mejor momento de la economía a escala mundial y después examina zonas geográficas y hoy por hoy, el euro es nuestra principal opción. He leído recientemente que 10.000 euros invertidos en dólares el mes de Marzo de 2003, cuando empezó la subida de la bolsa se han convertido en 6.500 euros, mientras el índice Dow Jones ha pasado de 7500 puntos a unos 12.000, un incremento sobre el 37 %. Las plusvalías han desaparecido con la devaluación de la divisa, mientras el Eurostoxx 50 casi se ha doblado, aunque este índice también ha sido superado por el ibex-35.
“Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida” esta reflexión del dramaturgo austriaco Arthur Schnitzler es adecuada para ayudarnos a tener paciencia en la espera de los cambios de tendencia, sobre todo cuando son muy largas y especialmente en el caso de las divisas que son muy difíciles de detectar.
La tendencia es una importante herramienta del análisis técnico y los mercados financieros nos dicen con machacona insistencia que es una de sus leyes y que el que vaya contra ella pagara las consecuencias.
Una vez vista la tendencia aparecen los motivos fundamentales y voy a enumerar algunos de ellos:
• Déficit corriente. Hay una norma que se va cumpliendo y es que el dólar cae un 10 % por cada punto porcentual que sube el déficit sobre el PIB . Este asciende al 5,7 % sobre el PIB en EEUU frente al 0,8 % en Europa.
• Déficit publico. A final de 2007 en EEUU era del 2,7 % y en Europa era del 1,1 % sobre el PIB.
• La tasa de ahorro es negativa en EEUU mientras en Europa es del 15 %.
• EEUU mantiene vivo el recuerdo de los errores cometidos en política monetaria posteriores a la caída del bolsa de 1929 que acabó en una gran recesión y existe mucho miedo a que una política monetaria muy estricta repita las consecuencias de aquella época. La FED contempla entre sus objetivos de política monetaria la inflación y el crecimiento del empleo mientras que el BCE se preocupa más de la inflación. El epicentro de la crisis de las hipotecas subprime está en EEUU y sus bancos están más afectados. Por ello muestra especial eficacia en bajada de tipos de interés cuando lo cree oportuno.
Después de estos datos que resaltan las ventajas económicas de Europa sobre EEUU y como consecuencia directa la evolución del dólar me viene a la memoria la frase de Warren Bufett “cuando baja la marea se ve quien no lleva bañador”. Quien no lleva bañador es EEUU y sus fundamentos económicos no pasan por buenos momentos.
Personalmente sigo creyendo, como he expresado otras veces, que hay que estar totalmente fuera de inversiones en dólares y no me he planteado ningún cambio de estrategia. Pero ninguna situación es eterna y no hablo de cambio pero si de ir pensando alternativas ante un cambio de escenario.
Si EEUU entra en recesión o persiste su débil ritmo de crecimiento acompañado de un debilitamiento del dólar la economía europea se resentirá y podrían disminuir la presiones inflacionistas; la respuesta a esta situación por parte del BCE podría ser una bajada de los tipos de interés. El BCE tiene como principal objetivo el control de la inflación pero debe de empezar a preocuparle la problemática de las empresas exportadoras europeas. La convergencia de tendencia en los tipos de interés de ambas divisas a la baja podría se el punto de inflexión. La extensión de la crisis americana al resto del mundo es inevitable; actualmente se discute si EEUU entrara en recesión, pero hemos de tener en cuenta que entrar en recesión solo es concepto técnico que consiste en mantener dos trimestres consecutivos de crecimientos negativos, si en lugar de ser negativos tenemos dos trimestres consecutivos creciendo solamente el 0,1 %, técnicamente no se llama recesion pero la crisis está servida.
Un dólar débil favorece las exportaciones americanas y dificulta las exportaciones europeas; contemplando solo este punto de vista, la previsible fortaleza de las empresas americanas en un futuro gracias a las exportaciones y como consecuencia la debilidad de las empresas europeas, podría ser el inicio de invertir la tendencia, pero por las razones expuestas anteriormente el fondo del problema es mas complejo
De momento el análisis sobre inversión en dólares, solo lo contemplo como una hipótesis de trabajo para seleccionar empresas americanas o europeas exportadoras con vinculación al dólar sin interés de llevarlo a la practica en breve espacio de tiempo ya que la tendencia persiste y teniendo en cuenta los fundamentales de su economía en caso de producirse la inflexión debería de ser lenta y creo que la debilidad del dólar sigue siendo estructural.
En cuanto a la selección de valores no nos debe sorprender la conclusión del sistema Top-Down del análisis fundamental cuando selecciona de arriba-abajo, o sea, mejor momento de la economía a escala mundial y después examina zonas geográficas y hoy por hoy, el euro es nuestra principal opción. He leído recientemente que 10.000 euros invertidos en dólares el mes de Marzo de 2003, cuando empezó la subida de la bolsa se han convertido en 6.500 euros, mientras el índice Dow Jones ha pasado de 7500 puntos a unos 12.000, un incremento sobre el 37 %. Las plusvalías han desaparecido con la devaluación de la divisa, mientras el Eurostoxx 50 casi se ha doblado, aunque este índice también ha sido superado por el ibex-35.
“Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida” esta reflexión del dramaturgo austriaco Arthur Schnitzler es adecuada para ayudarnos a tener paciencia en la espera de los cambios de tendencia, sobre todo cuando son muy largas y especialmente en el caso de las divisas que son muy difíciles de detectar.