Giró hacia la ventana, mientras sorbía y le daba una calada a su habano veía el cielo azul, como volaban los pájaros, y sintió ser libre por un momento. Un constante golpeteo en su corazón le avisaba que las cosas no iban bien, revisaba en su memoria los últimos años, sus vivencias, sus momentos difíciles, sus decisiones precipitadas, el corazón le latía aun más fuerte.
Intentó levantarse, dar una vuelta por su inmenso despacho recorriendolo tranquilo pausado, necesitaba tranquilizar esa alma inquieta, ¿porque había llegado hasta esta situación?, ¿porque se dejó embaucar? Mientras andaba vió una foto.
- Ay! Jose Mari nunca me dijiste lo difícil que era esto, pensar que hace poco tiempo nos creíamos los amos del mundo, eramos la envidia de muchos incluso te atreviste a poner los pies encima de la mesa del señor del mundo.
Siguió recorriendo el despacho, sin dejar de degustar el caldo que llevaba en su copa. De repente su garganta se ahogó.
- Sois vosotros! quienes queréis arrebatarme lo que más aprecio, quienes queréis haceros con mi puesto!!
Se agitó aun más, necesitaba quitarse el nudo de la corbata sus piernas temblaban. Mientras tanto, se vió reflejado en un bonito espejo que le había regalado un antiguo amigo de facultad, y no se conocía, ¿donde estaba aquel que quería cambiar el mundo?
Se sentó, repaso los informes por enésima vez, las cuentas no cuadraban, los números no le favorecían.
Ensimismado en sus pensamientos, oyó unos pasos, eran tres que golpearon la puerta sin ningún rubor.
- Lo tenemos!! Vamos hacer arder el país!! Ahora nadie nos podrá arrebatar la victoria!!
Pobres, siempre entusiastas, ¿no entendían que había perdido ya toda esperanza? Los vió, sus viejos colegas, Juan, Ángel y Eduardo. Reflexionó ¿nadie podrá arrebatarnos la victoria?
- ¿Qué queréis decir con eso? ¿acaso habéis matado al presidente?- dijo de manera pausada, algo que siempre se le caracterizaba.
- Tenemos el anzuelo perfecto para poder apoderarnos de los votos de los mileuristas.- dijo Ángel, con su risita que siempre había odiado.
- ¿Cómo pensáis hacer creer a esos pobres infelices que podemos ayudarles? ¿No recordáis que fuimos nosotros quienes los hicimos mileuristas? ¿No recordáis que fuimos nosotros quienes les hicimos imposible acceder a una vivienda? ¿No recordáis que fuimos nosotros quienes favorecimos la baja de costes salariales para que nuestros amigos pudiesen ganar más?
- Eso no importa, lo que cuenta es el ahora, hay que intentar hacer creer a todos que este gobierno ha destruido aquello que nosotros hicimos, hay que intentar que los mileuristas no participen en las elecciones.
- Mariano, debemos dar un golpe de efecto, algo que sea imprevisible, algo que parezca que hemos improvisado en una cena tranquila.
- ¿Qué es eso que me proponéis?
- Creo que tenemos la solución. Vamos a hacer creer a la sociedad que la economía va mal, por culpa del gobierno que han sido unos ineptos, y da igual que Solbes tenga una buena reputación, vamos a lincharles. Con ello contamos ya con Federico y Pedro J. sabes que siempre te han apoyado en todo, y ahora no va a ser una excepción.
De repente, se le cambió el semblante, ¿porque no entendían que si habían llegado a esta situación justamente ha sido por el apoyo de estos dos? No quería más matones, no quería sentirse acosado por sus propios compañeros, quería por una vez hacer las cosas a su manera. Pero, ¿y si esta vez tenían razón?
-Dime Juan, ¿con que podemos atacar esta vez?
- Sabia que al final te decidirías- sonrió- propongamos a los mileuristas que vamos a eliminarles el IRPF, quedará perfecto, luego incrementaremos los demás impuestos indirectos y la gente ni se entera. Podemos conseguir según estimaciones de los 7 millones, el 30% de esos votos, lo necesario para ganar las elecciones. Luego como la economía irá mal, porque el sector inmobiliario está cayendo, decimos que ahora no es momento de eliminar recaudación. Si total ya estamos en el gobierno que más da, ni se acordaran!
Mariano tenia claro que Juan era un hombre de su más estrecha confianza. podía confiar en él, de hecho su designación como dirigente de la campaña era de las pocas decisiones que había podido tomar en todo este tiempo. Quería sentirse apoyado, vió la cara de los otros dos acompañantes, y prefirió su aprobación. Pero claro, ¿Cómo hacer creer a la sociedad que esta opción es la correcta después de oponerse de manera tan tajante al cheque-bebé? ¿Cómo despistar a la gente por las consecuencias de esta política que podría desestructurar el sistema? Suponía que de eso se encargaría Miguel, sabía que podía confiar en él.
- De acuerdo, que así sea!
Bebió de su copa, se giró de nuevo hacía el cielo azul y sonrió. Por fin, podré tener alguna posibilidad, se dijo a si mismo.
...Continuará?