Termina una semana que ha vuelto a sonreír al Ibex 35, que arroja el balance semanal más positivo entre los principales selectivos (superando al PSI de Lisboa, el mejor en lo que llevamos de 2014).
El buen comportamiento del sector bancario, y la prolongación en la caída de la rentabilidad de la deuda soberana han sido las claves de este desempeño.
En el día de hoy, el bono español a 10 años ha llegado a perder la cota del 3,7%, casi medio punto por debajo del inicio del ejercicio. En caso de mantenerse la curva de tipos de la deuda española en estos niveles durante todo el año, el Tesoro ahorrará varios miles de millones de euros en concepto de intereses por los más de 240.000 millones prevé emitir.
Sin embargo, el espacio que queda para la caída de la rentabilidad de la deuda es muy escaso. Y cuando el mercado de deuda deje de acompañar, tanto el Ibex como el sector bancario perderán uno de sus principales dinamizadores. La realidad es que el selectivo español ha agotado en tres semanas un porcentaje muy importante de todo su potencial para el total del año.
En Wall Street, los índices continúan manteniendo un comportamiento mucho más discreto.
Los resultados empresariales, de momento, no están siendo demasiado brillantes (muy mal recibidos los de empresas importantes como Intel, Goldman Sachs, Citigroup), pero tampoco están teniendo un efecto demasiado apreciable, compensados en parte por otras noticias corporativas más positivas sobre otros valores (General Motors, Apple).
Desde el anuncio del tapering en la reunión de la FED el pasado 18 de diciembre, los índices americanos se anotan un 2%, lo que supone la mitad de lo que ha subido el DAX XETRA desde entonces, o una subida 5 veces inferior a la del Ibex.
La reacción inicial a la reducción de los estímulos, muy positiva, resultó ser engañosa. Pese a la mayor tracción de la economía americana (ratificada también con los datos macro de esta semana), la preferencia por las inyecciones monetarias parece evidente.
A finales de mes tendrá lugar una nueva reunión de la FED, en la que, con alta probabilidad, y considerando especialmente las declaraciones de sus miembros, se volverán a recortar la magnitud de las compras, lo que continuará repercutiendo en las bolsas americanas.
La buena noticia es que los mercados europeos no se están resintiendo.