A propósito este espacio fue creado bajo el nombre de "cambiar el mundo" porque aquí habré de explorar las maneras que tenemos para comprender y luego mejorar el desastre de mundo que tenemos.
A menudo nos dicen "no puedes cambiar el mundo". Dicen que el mundo es muy grande y nosotros muy chicos como para ejercer un peso suficiente, de modo que al final todos los ánimos de hacer algo se van por el drenaje, a veces hasta desechamos sueños personales de realización, y vemos todo imposible, como cambiar la órbita de la Tierra. Nos hacen seres pasivos, que se dedican a trabajar y dormir, y nos dicen que tenemos poder como consumidores al "votar" por este o aquel producto en el acto pasivo de comprar influenciado por publicidad. Y así nos volvemos como la abeja de la colmena, un número más, un ladrillo más en la pared. Nos conquistaron y avasallaron al desmoralizarnos.
¿Podemos hacer las cosas de forma distinta? Veamos esta historia personal donde se descubre que uno no necesita estar condenado a ser un ladrillo en la pared, para que dejemos se sentirnos simples mortales en un mundo de dioses.
¿Seres mitológicos o personas como nosotros?
En cierto momento había ahorrado lo suficiente para montar un negocio, pero se vino abajo debido a una movida poco ética del socio que echó todo por tierra. Para muchos eso sería un fracaso desalentador, pero la verdad es que en la vida uno tiene derecho a tener varios intentos, como ocurre con los equipos de futbol, que no se hacen una tragedia griega cuando son descalificados en el campeonato al perder un partido, sino que saben que siempre habrá otro campeonato. Pero allí voy de nuevo, en el proceso de reconstruir el negocio, tomando las lecciones aprendidas. Y en el camino se descubren cosas insospechadas y maravillosas.
En ese proceso de hacer negocios uno va conociendo a muchas personas, algunos de ellos son personas muy importantes que la mayoría de la gente sólo ve en la TV y que al verlas la gente prácticamente se arrodilla con su actitud. Es lo que uno llamaría un VIP. Al hablar con los VIPs resulta sumamente curioso que son iguales a nosotros, seres humanos con un trabajo, con preocupaciones y alegrías, y no son los seres mitológicos que uno creía que eran.
Conocí periodistas, políticos, embajadores, y otros no menos "importantes".
Si uno va adonde trabajan los periodistas, el lugar no es distinto de una fábrica de ropa o un call center. Son personas que se levantan por la mañana y deben llegar a tiempo para conservar sus empleos y cumplir con ciertas tareas, y al final del día salir cansados a hacer lo que deban hacer en su vida personal. Los periodistas muchas veces no tienen vida personal, porque les llaman a cubrir noticias a deshoras, y a veces en lugares lejanos, porque la noticia no espera a que sean horas hábiles. Y todos los días deben pensar lo que deben hacer, y hacerlo con una agenda muy apretada o se quedarán sin trabajo.
Ví que los políticos son personas que se manejan en un entorno donde los amigos son de mentiras y los enemigos son de verdad. Es un mundo de palabras teatrales y realidades fabricadas, incierto e inestable, donde prevalece la relatividad de la conveniencia que hace justificable lo injustificable, y donde hacer una movida equivocada significa el fin, aunque sea la moralmente correcta. Entonces uno ve que detrás de la fachada de hombre fuerte, el político es un ser que teme a sus colegas, y por eso la debilidad política es la norma en el mundo frente a los desafíos mundiales. Uno comprende la teatralidad de la política, y de cómo es que no existe el bien y el mal, y que el mundo nunca estuvo en peligro de ser destruido, y que todo es un asunto de grupos de presión y discursos orwelianos maniqueos.
Ví que los embajadores son trabajadores de oficina normales que viven en un mundo donde deben dar una apariencia, y existe una cierta sensación de soledad entre las personas del mundo diplomático al no poder expresar sus puntos de vista con libertad, porque sus actos, actitudes y palabras representan al ente para el cual trabajan. Es un trabajo donde llegar vestido fuera de la etiqueta hace sentir mal, a diferencia de las personas normales a las cuales poco nos importa despeinarnos con el viento.
Entonces, si ellos, los VIP pueden hacer cosas que nos afectan a nosotros, que cambian la realidad en que vivimos, ¿por qué nosotros no podríamos cambiar el mundo? Uno pensaría que ellos tienen poder y nosotros no, que ellos lo saben todo y nosotros no. Lo cierto es que su poder es simplemente saber que pueden hacer las cosas, y tener un empleo donde pueden hacerlas, en lugar de pensar que no pueden, que son insignificantes, y que cualquier cosa que hagan no va a surtir ningún efecto. Es un mundo donde no se sabe todo y se actúa a como se puede, porque no hay escuelas que enseñen a hacer un mundo mejor. Y es así que sin un diseño, la realidad se autodiseña.
Diseñar la realidad
De aquí surge la necesidad de diseñar una realidad, no basada en creencias de la religión ideológica, de hacer lo que los otros hacen, donde esto o aquello es bueno o malo porque a un think tank se le ocurre, sino verlo en el contexto. La medicina puede curar a alguien enfermo, o enfermar a alguien sano.
El mundo en que vivimos a menudo es un mundo con diseño obsoleto, lleno de parches, porque se pensó que era mejor hacerle parches que reinventarlo de nuevo de una manera en que sí funcione. Hay un cierto miedo al cambio, miedo a ser libres, y nos encerramos en la prisión mental de que esto o aquello es imposible, y como no nos es familiar pensamos que tampoco es viable.
Diseñar la realidad consiste en entender cómo funciona la máquina, para luego intentar repararla, reconstruirla o diseñar una máquina alterna. Es un diseño donde nuestros prejuicios limitarán nuestra capacidad, y lo que damos por cierto nos limita a ver la realidad. Una de las ideas más paralizantes que nos atrapa e impide vivir y hacer algo, es la idea de que es "imposible". Es una idea que iremos eliminando de nuestro léxico de forma gradual.
Las ideas son una cosa provisional, y en este blog intercambiaremos ideas para ir construyendo entre todos una nueva realidad. Nos lanzaremos a la emocionante aventura de cambiar el mundo. Cada quien tendrá la libertad de hacerlo, al descubrir que lo que se creía imposible, es posible, y al descubrir que en nuestra vida cotidiana podemos hacer más para tener un mundo mejor, de lo que creíamos posible.