El presidente saliente de los EE.UU. ha sido Nobel de la Paz. También ha sido el presidente que más años ha estado en guerra. Esto hace un buen titular, pero tergiversa la verdad: no todo lo que pasa en una legislatura (o dos) es responsabilidad del jefe de Estado, incluyendo las guerras.
Por la misma razón, creo que los analistas están dando excesiva importancia a la victoria de Trump. Hace tiempo que los lobbies empresariales, los medios de comunicación, el ejército y las agencias de inteligencia ven a los presidentes pasar, promoviéndolos y utilizándolos a su conveniencia, y su influencia en la geopolítica y los mercados es mucho mayor.
A este respecto, Wikileaks acaba de hacer públicas las comunicaciones internas entre distintos países que revelan la financiación de la primavera árabe e ISIS, entre otros asuntos como el hundimiento del precio del petróleo para destruir al sector del fracking. No ocupará una primera plana.
¿Un presidente? No es tan importante. Lo que más preocupa siempre a los mercados es la falta de visibilidad en las decisiones políticas, económicas y monetarias de autoridades y empresas. En el caso de Trump, no tienen ese problema: va a ser un presidente tremendamente proteccionista, que va a frenar el avance de la globalización y va a crear dificultades a China y a Rusia.
Por eso, al final hay que volver a los fundamentales: ¿qué harán los tipos de interés?, ¿cómo están las valoraciones?, ¿se favorece o no el comercio global? Son variables a las que todas las políticas han de plegarse, y las dudas desaparecen. Vamos a tratar de establecer estas coordenadas para EE.UU.
Entorno de tipos
Ya hemos visto un 2016 en el que todas las subidas anticipadas en Estados Unidos se han quedado en una sola, la de diciembre. Es necesario que los tipos sigan bajos, ya que para pagar la deuda hay que seguir emitiendo más deuda si no se crece lo suficiente.
Ciclo de beneficios
Hace tiempo que los beneficios están estancados o bajando, aunque los beneficios por acción se mantengan. Esto se logra reduciendo artificialmente el número de acciones en circulación a través de los programas de recompra de acciones, favorecidos por el crédito barato. Es lógico, tras unos años de recuperación.
Valoraciones
Pese a que los beneficios están estancados, los precios de las acciones siguen subiendo. Si algo sabemos en finanzas es que valoraciones altas producen retornos bajos en los periodos siguientes, y sin estar en modo burbuja desde luego es el caso.
Globalización
Las crisis generan emociones extremas, que suelen acabar en un proteccionismo social y económico. La percepción de escasez acaba provocando un aumento de las trabas para el intercambio de bienes, servicios y personas, en el que ganan pocos y pierden muchos. En el caso de los EE.UU., la mayor parte de políticas internacionales son proteccionistas.
Ante este panorama, todo apunta a que el endeudamiento seguirá aumentando y los tipos se mantendrán bajos, sosteniendo un mercado optimista para los EE.UU. que seguirá creyendo en la llegada de la inflación.
En su política exterior posiblemente reducirá su papel como árbitro del mundo, centrándose en sus propios intereses y aplicando su supremacía en las relaciones con China o Rusia, que ya se están preparando para un mercado global más hostil. Y todo esto, lo queramos o no, es la ley del más fuerte: ¿cómo no le va a gustar a los mercados americanos, si no lleva ni tres meses? Cántaro nuevo…