El post de BABA se hizo esperar pero al final causó un buen revuelo y lo mejor dejó muchas segundas derivadas que poder tratar, el nivel de los comentarios fue elevadísimo y la cantidad de aportes fue maravillosa. Por otra parte BABA cerró el viernes día 13 de Agosto en 188.62 y tras una semana desde el post la acción cerró en 157.96, un -16% en una semana, ya hay quien habla de las maldiciones de theveritas, pero no, una semana puede hacer eso y a la siguiente lo contrario. Debemos mirar el largo plazo y ahí si empezamos a ver una línea realmente preocupante, pero por una semana no se puede concluir nada.
Bien, una de las segundas derivadas que se produjeron en el debate es “el seguidismo” que es el causante de este post del blog.
Todo surgió de algunos comentarios tanto en el post pasado como en Twitter, esa red social de “cabreados insatisfechos” de la que formo parte y tanto nos divierte. El tema es que uno de los argumentos que se utilizaron para defender la inversión en BABA, pero que se usa también en otros muchos casos fue el siguiente:
“Pero acaso vas a saber más que el inversor muy reputado “X” que está comprado en el valor y no se ha salido” y entonces lo vi, tocaba post sobre el seguidismo, porque es realmente peligroso y tocaba hacerle una crítica.
¿Cuántas veces habéis comprado una acción porque un inversor muy conocido ha entrado en un valor? y si él lo hace, con todo lo que sabe hay que comprar porque solo él es sabio, solo él en su absoluta capacidad puede indicarnos el camino a seguir a nosotros el rebaño.
Contra eso va este post.
Volvamos a BABA, el tema era, ¿Por qué salir de BABA si Charlie Munger, Mohnish Pabrai, Greg Alexander o incluso el gran Ray Dalio están invertidos? Como ven el argumento no es más que pura descarga de nuestra responsabilidad individual en el magma inversor de los grandes gurús de las finanzas. ¿Para qué pensar por mí mismo?, ¿para qué dudar?, ¿para qué analizar las cuentas de la empresa?, ¿par que ver los riesgos geopolíticos?, ¿para qué dudar de las intenciones del partido comunista chino?, ¿para qué pensar en la ausencia de derechos de propiedad reales en China?, ¿para qué analizar el formato legal de los ADR chinos cotizados en EEUU?, ¿para qué hacer todo eso si están dentro Charlie Munger y Ray Dalio? ¿Para qué pensar si ellos lo hacen por mí?
Ese es el peligro del seguidismo, que nos hace alcanzar el nirvana, al estilo budista esto es, la anulación completa del yo que se diluye en el magma del universo inversor dominado por los grandes gurús de las finanzas, allí donde alcanzaremos la felicidad (felicidad=crecer el valor de nuestra cartera), y la paz con nosotros y con el resto de la comunidad inversora. O sea dejar de pensar por uno mismo y dejar de dudar de todo, hasta de lo evidente, en pocas palabras dejar de ser racional para ser un miembro del rebaño.
Sería como las críticas “ad hominem” pero al revés, esto es, la crítica ad hominem lo que hace es desacreditar al interlocutor para que su razonamiento no parezca válido, aquí sería lo contrario como el interlocutor es muy valorado dejamos de analizar su razonamiento y lo damos por válido.
Yo ante esto ponía otro ejemplo cuando Hertz empezó a caer, muchos decían, no venderé porque Carl Icahn está en el valor, y Carl Icahn es un genio, un inversor con un historial increíble, de forma que no se puede equivocar, ese sabe mucho de esto y si está ahí, yo estoy tranquilo. Bueno recuerden como acabó Hertz
Al final Carl Icahn aceptó su error y lo vendió todo como se explicó en el post y perdió un total de 1600 millones de dólares, los que hicieran seguidismo ya saben cómo acabaron.
En este blog se le suele dar un nombre a las cosas, terminología que se usa en este ámbito exclusivamente pero que al final a fuerza de repetirlas generan “conceptos”, hablamos en su día de “Warfarina”o de “elefantes heridos”, bien pues este fenómeno tiene para mí un nombre el “fenómeno miguelín”
Vamos a ello, este forero tiene una cuadrilla de amigos, que son así más bien como el grupo de Airbag, no como el grupo del Kronen, dentro de este grupo hay un chico que se llama Miguelin, pero que podría llamarse Carlitos, o Manolito, o Raulito. Este chico, Miguelín (el Ray Dalio o el Charlie Munger de esta historia) por alguna extraña razón tenía una imagen de bueno, responsable y aplicado entre las madres de los amigos (los inversores), daba igual lo que hiciera, si él lo hacía estaba bien, y era algo no solo a aplaudir sino también a imitar.
Si le comentaba a mi madre algo así:
-oye mama, me voy a Ordesa este verano de 2021, iré al valle de Bujaruelo y de ahí hasta el refugio de Goriz para desde ahí alcanzar la cima de Monte Perdido.
-Pero que dices hijo, estás loco, eso es una barbaridad, ¿pero acaso no sabes que para hacer eso debes pasar por La Escupidera un tramo muy peligroso en el que si te resbalas te escupe hacia fuera porque tiene pendiente hacia la izquierda y caes por un cortado de más de 100 metros?
Ante eso te quedas pensando en cuanto daño ha hecho internet, ha conseguido que madres jubiladas con una edad, se puedan informar de modo exhaustivo de los riesgos y peligros que puede correr su hijo en una excursión por un valle alejado de su ciudad natal. Al final no me quedó otra opción que decirle que iría solo a los miradores de Ordesa para que no se preocupara y eso hice:
Como ven ese es el comportamiento lógico de una madre (inversor), se informa, detecta el peligro y los riesgos y aconseja evitar una inversión arriesgada, pero cuando estaba miguelín por medio la cosa cambiaba, porque miguelin era visto como el “ángel” que nos cuidaba y el ejemplo a seguir, o sea les decías que ibas a un garito chungo, y te preguntaban, “¿pero miguelín va?”, le decía que sí, y entonces automáticamente la percepción cambiaba y te permitían ir.
Le decías:
-oye mama, que me voy con miguelín a prender fuego al bosque de los Lagos del Somiedo.
-Ah muy bien hijo mío, si va miguelín me parece bien, porque el bosque es de todos, quema tu parte.
Ya no es que se perdiera el afán por investigar es que simplemente se acepta el hecho y se convierte en idóneo e imitable porque nuestro ídolo está invirtiendo en ese valor.
Bien exactamente eso es el seguidismo, y eso es lo que critico, se puede invertir en BABA o no invertir en él, pero no podemos invertir en algo, o permanecer invertidos porque un gran inversor esté haciendo lo mismo.
Pero este error es tan común, verán de algún modo el otro día yo mismo lo cometí, vean:
Estaba intercambiando opiniones con dos Twitteros invertidos en BABA y yo les argumentaba todo lo expuesto en el anterior post y les puse ese argumento para que vieran que más gente lo pensaba y automáticamente me dijeron que no se puede entrar o salir porque otros lo hagan. Bien es cierto tienen razón, en parte tienen razón, lo importante es que ustedes piensen por sí mismos, que analicen la empresa y vean las variables que le afecten, que estudien sus cuentas, que analicen el riesgo geopolítico, que observen a su CEO, y después habrá quien se quede en BABA y habrá quien venda pero el análisis debe ser individual y racional a la vez.
En realidad yo les ponía ese artículo para que vieran que las ratas escapan del barco, verán no es lo mismo invertir porque otro está invertido, o seguir la cartera de tal inversor a que gente como Carl Icahn se salga de Hertz, cuando hacen eso es que lo ven tan negro que aceptan la perdida que sea, no es lo mismo entrar que salir. Pero los interlocutores lo pueden ver de otro modo y como tal hay que respetarlo.
Como bien nos decían en “La vida de Bryan” los Monty Python, “no hay ningún mesías”, “no tienen que seguirme, no tienen que seguir a nadie”, “tienen que pensar por sí mismos son todos individuos”
Disclaimer
Este blog no se dedica a recomendar compras porque ya saben que no estoy autorizado legalmente, tiene una cartera de largo plazo y BABA no va a estar en ella bajo ningún concepto por lo explicado de ausencia de tribunales, de leyes, de derechos y de libertades bajo la dictadura china, pero ese es mi análisis, habrá otros que tengan otro, mientras sea formado libremente síganlo, pero olviden el seguidismo, no es razonar. Veremos que sucede pero que su decisión se base en sus razonamientos y argumentos.