Una de las palabras clave en los días que corren es la de la racionalización. En el contexto en el que hablamos equivale a una forma fina de decir ajuste: ajustes de plantilla , de stocks, de clientes, etc. Y aunque parezca un eufemismo, en ocasiones estas crisis si que introducen en estos ajustes algo de racionalidad en el sistema. Por ejemplo en el campo de los fondos de inversión.
Leo en El Economista que se están produciendo fusiones en los fondos de inversión. La salida de dinero de los mismos, la caída de las valoraciones, las expectativas existentes, todo ello hace que determinados fondos dificilmente justifiquen su independencia: altos costes y bajos ingresos, vulneración de limites legales, inoperatividad para acometer políticas de inversión. Fusionarse o disolverse, no hay más.
Claro que a uno le parece que esto simplifica las cosas. Y es que, en los años de la abundancia, y al menos en España, uno tenía la sensación de que había una hipertrofia de fondos. Y no me refiero a fondos´de gestoras que competían entre si. Estoy hablando de fondos de una misma gestora. Estoy hablando de una política de marketing alrededor de los fondos que se aprovechaba, en cierta manera, de una falta de cultura financiera por parte de los inversores y de una cierta complicidad de los medios.
Hace muchos años, era frecuente encontrarse fondos clónicos dentro de la misma gestora. La finalidad no era otra que realizar labores de optimización fiscal. Ya que la única manera de sacar el dinero del fondo y posicionarse en otro era el reembolso, con su coste fiscal, las gestoras ofrecían fondos clónicos para que las nuevas inversiones que se querían hacer en fondos en los que el participe acumulaba fuerte plusvalías se hiciesen en otros con políticas idénticas. De este modo, si a los pocos días deseaba disponer del dinero, no debería tributar por aquellos fuertes beneficios acumulados.
Con la posibilidad de traspasos entre fondos de inversión estas justificaciones desaparecieron. Sin embargo, uno se encontraba que las gestoras de los grandes operadores financieros, solían acumular una gran cantidad de referencias de fondos de inversión, entre los que era difícil encontrar diferencias de relieve. ¿Cuales eran los motivos?
Como ya he avisado, creo que fundamentalmente de marketing. Lo más evidente es que cuanto mayor número de fondos tuviesen, mayores apuestas distintas podían hacer en el mercado: oye, mira, este de renta variable pero con un sobreponderación de este sector, este otro con una sobreponderación de este otros, etc. Las gestoras dirían que era para satisfacer las demandas de los clientes. Aquí creo que la oferta crea su propia demanda, y que el fin ultimo no era otro que incrementar las posibilidades de salir en los mil y un rankings publicados en los medios. Además, el lanzamiento del fondo siempre ayudaba a justificar esa llamada teléfonica, ese contacto comercial, pero creo que el motivo principal era el primero.
Uno no es enemigo declarado de los fondos, aun reconociendo las malas prácticas de alguno. Todo lo contrario. M parecen una herramienta útil. Pero en ocasiones falta la transparencia. Y esta vez la crisis ha venido en nuestra ayuda.
Leo en El Economista que se están produciendo fusiones en los fondos de inversión. La salida de dinero de los mismos, la caída de las valoraciones, las expectativas existentes, todo ello hace que determinados fondos dificilmente justifiquen su independencia: altos costes y bajos ingresos, vulneración de limites legales, inoperatividad para acometer políticas de inversión. Fusionarse o disolverse, no hay más.
Claro que a uno le parece que esto simplifica las cosas. Y es que, en los años de la abundancia, y al menos en España, uno tenía la sensación de que había una hipertrofia de fondos. Y no me refiero a fondos´de gestoras que competían entre si. Estoy hablando de fondos de una misma gestora. Estoy hablando de una política de marketing alrededor de los fondos que se aprovechaba, en cierta manera, de una falta de cultura financiera por parte de los inversores y de una cierta complicidad de los medios.
Hace muchos años, era frecuente encontrarse fondos clónicos dentro de la misma gestora. La finalidad no era otra que realizar labores de optimización fiscal. Ya que la única manera de sacar el dinero del fondo y posicionarse en otro era el reembolso, con su coste fiscal, las gestoras ofrecían fondos clónicos para que las nuevas inversiones que se querían hacer en fondos en los que el participe acumulaba fuerte plusvalías se hiciesen en otros con políticas idénticas. De este modo, si a los pocos días deseaba disponer del dinero, no debería tributar por aquellos fuertes beneficios acumulados.
Con la posibilidad de traspasos entre fondos de inversión estas justificaciones desaparecieron. Sin embargo, uno se encontraba que las gestoras de los grandes operadores financieros, solían acumular una gran cantidad de referencias de fondos de inversión, entre los que era difícil encontrar diferencias de relieve. ¿Cuales eran los motivos?
Como ya he avisado, creo que fundamentalmente de marketing. Lo más evidente es que cuanto mayor número de fondos tuviesen, mayores apuestas distintas podían hacer en el mercado: oye, mira, este de renta variable pero con un sobreponderación de este sector, este otro con una sobreponderación de este otros, etc. Las gestoras dirían que era para satisfacer las demandas de los clientes. Aquí creo que la oferta crea su propia demanda, y que el fin ultimo no era otro que incrementar las posibilidades de salir en los mil y un rankings publicados en los medios. Además, el lanzamiento del fondo siempre ayudaba a justificar esa llamada teléfonica, ese contacto comercial, pero creo que el motivo principal era el primero.
Uno no es enemigo declarado de los fondos, aun reconociendo las malas prácticas de alguno. Todo lo contrario. M parecen una herramienta útil. Pero en ocasiones falta la transparencia. Y esta vez la crisis ha venido en nuestra ayuda.