Cuando me planteo utilizar este blog como órgano de resonancia rankiano de las diversas opiniones sobre las energías renovables, siento especial predilección por aquellas voces que hablan con conocimiento de causa. A lo largo de la corta vida de este blog he seleccionado las opiniones de la Agencia Internacional de la Energía, la Comisión Europea hasta dos veces e incluso un ex-presidente de Red Eléctrica de España S.A. De hecho, me niego a reproducir opiniones de personas que hablan sin poder saber, existe un alto riesgo de que se trate de plumas mercenarias.
En esta ocasión traigo la opinión de un colectivo que entiende mucho sobre política y planificación energética, construcción de centrales eléctricas, producción de frío y calor y transporte y distribución de electricidad e hidrocarburos. Se trata del colectivo de ingenieros industriales representado por el Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid.
Si usted encarga una central productora de energía de cualquier tipo, se encontrará con que el proyecto está firmado por uno de estos profesionales, pues son los únicos habilitados legalmente para ello. También son los únicos que pueden proyectar líneas eléctricas, gasoductos, centrales fotovoltaica, plantas de cogeneración, ciclos combinados, subestaciones... cualquier tipo de instalación productora o transformadora de energía etc. Si el tamaño de la instalación es mediano o pequeño puede ser también un ingeniero técnico industrial, que hoy día en virtud de Bolonia se conocen como "graduados en ingeniería industrial" mientras que los ingenieros industriales, antiguos ingenieros superiores, son los "master" en la materia.
Me gustaría que este colectivo, fundamental en el desarrollo de cualquier sociedad, se viera mejor representado en el Ministerio. No cabe en ninguna cabeza que un gobierno no escuche la voz de los ejecutores y mantenedores del sistema energético del país, pero es así. No estamos hablando de "curritos", sino de una profesión muy respetada que suele ocupar puestos relevantes en los Consejos de Administración y organizaciones empresariales. Y apuesto que esto no ocurre sólo en el Ministerio de Industria y Energía, cuyo ministro es LADE (bueno, el ministerio también lleva comercio, pero en esta época que vivimos es la energía la protagonista del ministerio), veo que Sanidad está comandada por una licenciada en Política y Sociología, Ana Mato, mientras que la titular de Fomento (infraestructuras, edificios..) es médico. Existe una absoluta falta de profesionalidad en la política española. Se supone que deben conocer la materia, sin embargo sólo conocen bien la política, de eso sí que son profesionales.
Aquí les dejo las proposiciones de los ingenieros industriales. Como ven están fundamentadas por un conocimiento profundo del sector y un enfoque frío, racional y científico basado en una optimización de la relación coste-beneficio para el conjunto de la sociedad española.
Primero habría que reinstaurar los incentivos a las renovables. Ello generaría de inmediato empleo y un flujo neto positivo para las arcas públicas. Los incentivos saldrían de ahí, de las arcas del estado.
Reactivar el sector de las energías renovables generaría empleo y un flujo neto positivo para las arcas públicas, contribuyendo a reducir el déficit público y el déficit exterior.
El impacto sobre el déficit público siguiera siendo positivo, de tal forma que el importe de los incentivos se viera más que compensado por la recaudación anual de impuestos y cuotas a la seguridad social asociadas a las nuevas plantas.
El debate sobre los incentivos a las energías renovables no puede verse enturbiado por las burbujas de plantas y las excesivas primas anuales comprometidas como consecuencia de los errores cometidos en el pasado, aunque deberá tenerse muy en cuenta dicha experiencia para no incurrir en nuevos errores de valoración y gestión de los incentivos públicos y optimizarlos adecuadamente.
Incentivos muy limitados pueden ser suficientes para que las plantas renovables ofrezcan la suficiente rentabilidad, además de reducir los riesgos asociados a la dependencia energética, tanto de subidas de precios inasumibles como de escasez de los combustibles de importación.
Sería necesario abordar (si no lo ha hecho ya el gobierno desde enero) un adecuado estudio de coste-beneficio por tecnología, que permita prácticamente garantizar que el balance para el país a lo largo de la vida útil de las plantas apoyadas sea claramente beneficioso, así como minimizar el importe de los incentivos públicos.
Reconversión en la cogeneración: Plantas de cogeneración con renovables, biomasa o solar térmica, que ofrecen máximas reducciones de emisiones de CO2 en lugar de plantas de cogeneración obsoletas basadas en combustibles fósiles de importación.