El discurso de cargarse a las renovables vía reducción de primas para luchar contra el manido déficit de tarifa me recuerda mucho a la política actual impuesta desde Alemania de luchar contra el déficit vía medidas de austeridad (con recortes de salarios públicos, reforma laboral salvaje, subidas de impuestos y recortes del Estado del Bienestar, entre otras medidas imaginativas) . Y es que hay muchas similitudes entre ambos casos:
- Se pretende reducir un déficit que nadie sabe muy bien como surgió, pero los culpables de haberlo creado no son juzgados por ello.
- Para ello se introduce la hipótesis de reducir costes de una forma torticera o, como mínimo, equivocada.
- Se mantiene la política adoptada durante años, contra viento y marea, a pesar de que es evidente que no funciona.
- Con las medidas kamikaze no sólo no se arregla el problema, sino que se agrava más aún.
- Se produce una inmediata destrucción de sectores económicos enteros, repunte brutal del paro, paralización de inversiones y miseria generalizada.
- Ante la constatación de que las medidas no funcionan, se intensifica su uso y se pega una patada hacia adelante con la esperanza de que ya se irá arreglando.
- Unos pocos, los más cercanos al poder, salen ganando.
- Estos pocos siguen jaleando a los poderes públicos para que recorten más aún mientras la economía cae exhausta.
No hace falta que les comente los efectos que ha provocado la austericidad en las economías del Sur de Europa (y veremos en breve, auguro, los efectos perniciosos de esta política en los países europeos ricos), que para eso tienen blogs muy buenos en esta Comunidad que analizan a fondo el problema. En cuanto a la medida de cargarse a las renovables no quiero disertar más sobre el pasado. Hablemos del futuro con el sabio Luis Crespo al respecto, presidente de Protermosolar y Estela, buen profesional y mejor persona, que ya en los años setenta apostaba por la energía solar cuando sólo los locos y los visionarios creían en ello.
Muchos pensarán, incluido el Gobierno, que no es tan grave destruir el mercado en España ya que las empresas españolas pueden aprovechar su posición de liderazgo para abordar los nuevos mercados que se nos abren por el mundo. Sin embargo, no parecen entender que, tras haber ahogado a las empresas renovables en nuestro país, éstas no pueden disponer de los recursos necesarios para conseguir proyectos en el extranjero.
Es decir, no se puede triunfar fuera si no se les cuida un poco en casa. Bien lo sabe Alemania, que a pesar de haber moderado las primas a las renovables (como no puede ser de otra forma, pues las renovables gracias a su curva de aprendizaje descendente cada vez son más baratas), ni por asomo se le ocurre espantar a sus empresas, gran parte de ellas exportadores de productos y tecnología renovable a los cuatro vientos.
El sector renovable está surfeando la última ola con los proyectos que estaban en marcha en el exterior y, cuando ésta rompa en la playa, se habrán acabado las expectativas que este sector ofrecía al país en términos de exportaciones y de renta exterior. Además, la enorme destrucción de empleo, que afecta a toda la cadena de valor, incluidos los tecnólogos desarrolladores de las dinámicas innovaciones en todos los sectores renovables, harán que esta oportunidad histórica de liderazgo mundial en un mercado en expansión se haya perdido irreversiblemente para siempre.
¿Les suena el cuento de un tren que pasa por España y no terminamos de tomarlo?
[Lamento que el gobierno] no haya tenido el valor de actuar sobre la situación de privilegio de la que vienen disfrutando las compañías eléctricas en nuestro país desde hace varias décadas y haya optado por cercenar un sector industrial llamado a jugar un papel esencial a nivel mundial en el futuro.
El porqué de la decisión absurda de favorecer a un oligopolio del siglo XX frente a todo un prometedor tejido industrial exportador no necesita de muchos argumentos. Finalmente Luis se lamenta de la chapuza legislativa emprendida en el sector eléctrico:
[...] el enorme error de las recientes disposiciones legislativas promovidas por el Ministerio de Industria Energía y Turismo, que tanto daño van a hacer a la economía real, que mantendrán la situación de dependencia energética con su terrible impacto en la balanza comercial y que nos situaran como uno de los países con mayor inseguridad jurídica para las inversiones.
Dependencia energética, inseguridad jurídica para invertir... nada de esto es nuevo para mis queridos lectores. Pero el gobierno, no contento con haber metido la pata con hasta cinco disposiciones legislativas perniciosas y mortales para el sector, planea atacar de nuevo con otra medida-parche que cumple con todos los puntos expuestos arriba. No se conoce mucho de lo que saldrá finalmente, pero estoy seguro de que este nuevo apaño legislativo:
- No resolverá el problema del déficit de tarifa, ni siquiera reducirá su cuantía de forma apreciable. Es más, se agravará el problema.
- Se cargará aún más uno de los pocos sectores prometedores en España, manteniendo la política iniciada ya en 2009.
- Por supuesto no acometerá en profundidad ninguna de las reformas pendientes en el sector eléctrico. Es decir, no habrá una necesaria nueva Ley del Sector Eléctrico que regule cuestiones tales como una reforma del mercado eléctrico, una creación real de competencia en el sector eléctrico, el autoconsumo y el balance neto, etc.
- El oligopolio eléctrico, a pesar de hacer el teatro de mostrarse indignado por las medidas, saldrá ganando. Son esos pocos cercanos al poder.
Lo llaman reforma eléctrica, pero no lo es. Es sólo un expolio para favorecer a los cercanos al poder a costa de cargarse un sector económico completo.