Voy a intentar condensar en pocas palabras las reflexiones un tanto estúpidas que he tenido principalmente en el momento de la ducha.
La ducha es un momento especial para mí (se admiten bromas por tan voluble frase). No terminas de estar despierto y la mente es más permeable a que las ideas emerjan del subconsciente gracias al ritmillo dance-pseudotántrico de las gotas de agua sobre la piel. Si además has tenido un sueño reciente justo antes de despertar, miel sobre hojuelas. Creo que mis mejores ideas han surgido en momentos así, emergiendo del sueño, o bien volviendo a entrar en él frente a una chimenea, donde la conjunción de la luz variable, el silencio, crepitar de la madera y calidez dejan la mente en blanco. Con una copa de bueno vino incluso mejor. Son mis particulares momentos "be water". Momentos en que la parte del cerebro que no descansa sale a la luz y, al no encontrar a los centinelas de la mente represora consciente, te asalta por sorpresa. Hay que dejarse intimidar a veces por esa parte de tí que sabe mucho más que tú.
Dicho lo cual, también se me han ocurrido grandes paridas en esos momentos de semivigilia, espero que estas líneas que estoy juntando no sean una de ellas.
Todo empezó al ver esta gráfica que encontré en uno de los artículos del doomfan David Stockman. Lleva un buen tiempo pronosticando el fin del mundo, así que cuando le leo lo hago con las debidas reservas. No obstante, su verbo, en inglés, es delicioso. Sólo por ello y por denominar Red Ponzi a la economía china ya merece la pena leerle, eso sí, con cuidado.
La gráfica a simple vista es aterradora, pero hay que ponerlo todo en contexto. A ver, la deuda total puede haber crecido muchísimo en Estados Unidos pero, ¿y si la economía ha crecido lo mismo o incluso más? No sería más que un síntoma de que todo va bien, ¿no?
Pero lo cierto es que no ha sido así.
Tomando como referencia el día 1 de enero de 1988 resulta que la deuda total de la economía más grande, potente, dinámica e innovadora del mundo se ha multiplicado más o menos por 5,45 mientras que el producto interior bruto lo ha hecho sólo por 3,6. Es decir, se está generando mucha más deuda que economía productiva. Y la cosa no ha mejorado ni mucho menos desde la crisis de 2008.
Claro que, esa deuda puede haber servido no sólo para financiar el crecimiento nacional estadounidense. A decir verdad, gran parte de los beneficios corporativos americanos vienen de fuera de las fronteras de los Estados Unidos de América, pensemos en cuantos teléfonos móviles de Apple se venden en China, por ejemplo.
Lo cierto es que los beneficios corporativos han crecido casi tanto como la deuda total generada, en torno a 5,55. Así pues, nada preocupante, el aumento de deuda ha redundado en un aumento equivalente de beneficios empresariales de las empresas estadounidenses... haya sido incorporado al PIB o no.
Si se tiene en cuenta el ajuste por inventarios y costes de capital, el factor multiplicativo de los beneficios desde 1988 es menor, en torno a 4,35. Pero vamos, nada preocupante.
Ahora bien, Si gran parte de los beneficios empresariales de Estados Unidos no están revertiendo en el producto nacional bruto, ¿dónde están? Y una reflexión aún más inquietante, cuando dicen que la economía americana depende poco de las exportaciones, ¿se está teniendo en cuenta que gran parte de los beneficios de las empresas vienen del exterior según la comparación entre crecimiento de los beneficios corporativos y crecimiento del PIB?
Yo no paro de darle vueltas, ya que he visto gráficos y análisis de todo tipo, y muchos de ellos son cuestionables cuando no directamente erróneos.