Con esta entrada inicio una serie de artículos donde trataré de explicar por qué creo que se avecina de inmediato una ola de inversión relacionada con la mitigación del cambio climático.
Se han escrito ríos de tinta en torno al shale gas, también llamado gas de fracking o gas de esquisto, así como de sus homólogos, los petróleos de esquisto o petróleos pesados, de arenas bituminosas, etc.
Gamesa en subida libre desde hace pocas semanas tras tocar resistencia en 1€. 90% de subida desde entonces. Valor "refugio" si el Ibex se precipita al infierno este otoño. 100% de la producción va a mercados extranjeros.
Según adelanta Expansión, La Agencia Internacional de la Energía ha cuantificado la factura de la compra de petróleo en 402.
Mi apuesta personal era que la quinta intervención en algún país europeo se efectuaría en Italia, no en Chipre. Dicho así no es una gran predicción, lo sé. Lo novedoso es como he llegado a esta conclusión.
En el anterior artículo expuse mi teoría de que la expropiación de YPF vino motivada por la escasez de petróleo detectada por el Estado argentino y la consecuente necesidad de importar crudo en grandes cantidades.
La teoría del peak-oil, pico del petróleo, cénit del petróleo o simplemente teoría de Hubbert, es una influyente teoría acerca de la tasa de agotamiento a largo plazo del petróleo, así como de otros combustibles fósiles.