Erase una vez un caballero muy astuto que vamos a llamar Mr.Smith. El señor Smith era tan astuto que hace muchos, muchos años invirtió en una empresa llamada “International Tabulador”, que fue el precursor de IBM. El señor Smith tenía mucha fe en la empresa, la cual a su debido tiempo se convirtió en IBM, creció y prosperó.
Mr.Smith y la señora Smith tuvieron hijos y ellos crecieron y se convirtieron en buenos niños. Mr.Smith les dijo en una ocasión: Nuestra familia es propietaria de IBM, que es la compañía de mayor crecimiento en el mundo. Yo invertí 20 mil dólares en IBM y esos 20 mil me han hecho millonario. Si algo me pasara, hagan lo que hagan, no vendan IBM.
El mismo Mr.Smith nunca vendió ninguna acción de IBM. Sus dividendos fueron escasos, como es natural [en las compañías growth], por lo que Mr.Smith tuvo que trabajar duro en su negocio propio para mantener a su creciente familia. Pero logró construir una propiedad maravillosa. Eventualmente se convirtió en abuelo, y entonces regalaba los dividendos a sus nietos. Y en los Días de Acción de Gracias aconsejaba a toda la familia: Si algo me pasara, hagan lo que hagan, no vendan IBM.
Mr.Smith murió y las acciones de IBM fueron divididas entre sus hijos. Se vendieron sólo las acciones necesarias para pagar los impuestos de la propiedad. Los antes niños ahora ya adultos con hijos siguieron el dictamen hecho por su padre y nunca vendieron acción alguna. IBM creció nuevamente, compensando así lo gastado en los impuestos de la propiedad de su padre, y cada uno de los hijos y nietos se hizo tan rico como lo había sido Mr.Smith porque IBM siguió creciendo y creciendo.
Aún siendo millonarios tenían que trabajar bastante duro en sus propios negocios, ya que sus familias fueron creciendo y el único “dinero extra” que tenían estaba todo invertido en IBM. Sólo uno de ellos en una ocasión utilizó sus acciones de IBM como colateral para dar el pago inicial de un préstamo sobre una casa que estaba fuertemente hipotecada, pero nunca vendieron acciones. Así los hijos fieles al dictamen de su padre fueron recompensado al ver que IBM se multiplicaba y crecía. La inversión inicial del Mr.Smith se había convertido en millones y millones de dólares.
Los Smiths están ahora en su tercera generación siendo propietaria de IBM, y esta generación dice a los menores: Hagan lo que hagan, no vendan IBM. Y cuando alguien muere, sólo se venden las acciones suficientes para pagar los impuestos de propiedad. En resumen, durante tres generaciones la familia Smith ha trabajado tan duro como sus amigos que no tenían dinero para nada y han vivido como si no tuvieran dinero para nada, aún cuando Toda la familia Smith es tremendamente rica si se suman todas sus acciones.
Las acciones de IBM están ahí, cuidadas y regadas y alimentadas. El amo de la familia [IBM] sigue creciendo lejos mientras todos trabajan y duermen. IBM ha sido tan bueno con ellos que incluso después de varias distribuciones de las acciones entre los niños y pagos de impuestos de propiedades, todos ellos siguen siendo millonarios o algo cercano a eso.
Presumiblemente los Smith continuarán así, trabajando duro, pagando sus hipotecas, y viendo crecer sus acciones de IBM con alegría, siempre floreciendo pero nunca cosechando. Es una parábola de capitalismo puro, como decía Keynes:
a case of jam tomorrow and never jam today.
[Aunque en este caso es never jam today and never jam ever]. Aún así cualquiera de los Smiths os diría que todo aquel que ha vendido IBM se ha arrepentido.
La historia anterior es la traducción libre de un extracto del libro "The Money Game"[1] de Adam Smith (pseudónimo de George Jerome Waldo Goodman). Es una interesante anecdota para reflexionar sobre el muy muy largo plazo y el objetivo de nuestra inversión. Yo estoy a favor de invertir a Largo plazo, pero también sé por mi edad, que los beneficios futuros de esa inversión los quiero disfrutar en algun momento, porque sino de qué sirvió el sacrificio de pacencia, de dicación y posponer el consumo de hoy por un mayor consumo mañana. Y en el peor de los casos, si yo no llego a disfrutar esos beneficios entonces al menos que mi decendencia los disfrute, claro siempre con moderación.
Para terminar un disculpa a los lectores habituales de este blog, no suelo hacer transcripciones, pero ésta lectura me ha divertido bastante y quería compartirla con todos vosotros que para eso es este blog, para compartir información.