Sólo tenemos un pasado, pero existen muchos futuros posibles.
Como había prometido el año pasado, este año realizaré algunos posts criticando y desafiando dos de mis ideas más preciadas en inversiones, una de ellas es el Largo Plazo. Antes de comenzar quiero hacer una aclaración para que no haya malentendidos. Yo estoy convencido de los Enormes beneficios de la inversión a Largo Plazo, de la importancia de arbitrar ese gap temporal al comprar y mantener, ya sea en acciones, Fondos o ETFs. Yo mismo he escrito sobre sus ventajas (lista de posts) y de hecho lo aplico en mi vida real y conozco muy bien los argumentos a favor y las respuestas contra las críticas más comunes. Por lo tanto no veáis este post como un ataque directo, sino como una crítica constructiva para conocer mejor los límites, fallos, mitos y agujeros negros de la inversión a Largo Plazo. En esta vida todo tiene su Lado Oscuro, todo tiene un coste, y es mejor buscarlo y conocerlo que ignorarlo.
Invertir a Largo Plazo es hacer un pronóstico disfrazado
Honestamente nunca lo había visto de esta forma, nunca había pensado que invertir en cualquier cosa con un horizonte de Largo Plazo sería estar haciendo un pronóstico escondido o disfrazado sin darme cuenta. Cada vez que compramos algo con la idea o intención de que se revalorice en el largo plazo debido a los factores o razones que sean, la verdad es que estamos haciendo inconscientemente un pronóstico de que en el Largo Plazo dicha inversión crecerá. Incluso si existen datos históricos empíricos que muestren una tendencia al alza o el funcionamiento de la estrategia o filosofía, la verdad es que sólo estamos pretendiendo conocer lo que el futuro de dicha inversión o estrategia nos traerá, y esto queridos lectores es pronosticar o como la RAE lo define: Conocer por algunos indicios lo futuro.
No soy tan inteligente como para que se me haya ocurrido lo anterior, la verdad es que fue después de leer el libro de Cullen Roche cuando comencé a cuestionarme. Cullen lo menciona como un pronóstico explícito, para mi es más bien implícito. Explícito demanda claridad expresada, mientras que implícito aboga por algo sobreentendido, algo a veces tan obvio que nos olvidamos o lo pasamos por alto.
Yo daba por hecho que si sabíamos o lográbamos discernir el Cómo y el Dónde, el resto era muy fácil y no debíamos de pronosticar nada, no importaba si era comprando acciones subvaluadas o con momentum o ETF/Fondos que históricamente lo han hecho mejor o simplemente comprando el Mercado tipo Bogle. La verdad es que cualquier inversión cuyo desarrollo o desempeño sea a partir de mañana o dependa del Mañana, siempre tendrá un pronóstico implícito nos guste o no.
Pensar que la economía o las bolsas o incluso la civilización humana siempre se recuperarán porque siempre ha sido así, es estar pronosticando disfrazadamente que en el futuro lo seguirán haciendo. Al decir esto me estoy apuñalando por la espalda yo mismo, no sólo por mis críticas a los pronósticos, sino porque la primera frase de este párrafo refleja exactamente lo que yo pienso y me retuerzo al aceptar que todo este tiempo he sido un pronosticador de closet. Siempre diciendo que el futuro nadie lo conoce y nadie lo puede saber, pero mis ideas sobre inversión y el resto de mis creencias, todas dependen del Mañana para que se hagan realidad, de un Mañana que yo creo será una rima del pasado empírico o una mezcla de mis creencias.
Es por esto que es muy importante entender bien la diferencia y objetivos entre una cartera permanente y una estilo Bogle o quasi-Bogle o todas las variantes restantes que existen. La cartera permanente busca principalmente conservar el capital al servir como un amortiguador durante diferentes escenarios del ciclo económico y de negocios. Las carteras Bogle y sus variantes buscan principalmente la apreciación del capital durante un largo periodo de tiempo comiéndose los vaivenes de los ciclos. Los buenos rendimientos que ha tenido la cartera permanente y la conservación de capital que ha logrado una cartera Bogle (y sus variantes) han sido un bonus circunstancial para ambas porque todo depende del rango temporal de estudio. Una quiere aprovecharse del Futuro, mientras que la otra busca resistir lo que venga. Según mi opinión sesgada y mi poca experiencia, creo que lo ideal podría ser comenzar con una cartera similar a una Bogle durante nuestra juventud e ir transicionando hacia algo parecido a la Permanente mientras nuestro retiro se va acercando y de ahí en adelante. Claro, lo anterior es una mera opinión y ya sabemos que en esto de la inversiones no hay verdades absolutas y que para gustos colores.
we have to recognize that we are indeed forecasting the future when we apply a stocks-for-the-long-run approach to our portfolio. We are making an explicit macroeconomic forecast about the future. That’s fine, but we need to understand the potential risks in such a view and the biases that often lead us to believe that this view is always the most rational way to approach markets. In my view the stocks-for-the-long-run mentality tends to veer toward a dogmatic, and at times excessively optimistic, perspective on the future… (Pragmatic Capitalism, Cullen Roche)
El Largo Plazo en la teoría y en la práctica
Aquí hay dos problemas y uno de ellos me lo hizo ver Claudio en un comentario que he estado reflexionando tiempo después aunque en ese momento lo soslayé. El comentario fue en el post del “Mejor Inversor de la Historia” y la parte que he estado reflexionando es la que hace referencia a una vida estacionaria y que en la vida siempre surgen problemas inesperados que hay que afrontar monetariamente para los cuales no estamos suficientemente preparados. Os recomiendo que leáis los comentarios para que me deis caña con lo de los pronósticos también.
Sin duda alguna nuestra vida y nuestros planes no serán una pendiente suave y predecible por mucha planeación resiliente que hagamos, siempre existe la posibilidad muy probable de momentos de necesidad económica que nos cojan desprevenidos. A este problema Cullen Roche en su libro lo llama el dilema intertemporal y con esto él quiere decir que las carteras de Largo Plazo en la realidad no tienen un rango temporal predefinido ni tienen un final exacto ni pueden ser planeadas y gestionadas de la misma forma todo el tiempo. Por ejemplo: alguien que comience a formar su cartera y se tarde dos, tres o cuatro años en hacerlo o alguien que tenga una emergencia familiar no prevista y se vea forzado a vender parte de su portafolio o alguien que quede en paro y tenga que sobrevivir algún tiempo vendiendo parte de su cartera o alguien que se quiera retirar anticipadamente o alguien que tenga que retirarse tiempo después de lo planeado o alguien que deba utilizar parte de su cartera para convertirse en emprendedor justo a la mitad de su horizonte de inversión. Existen muchos ejemplos que muestran que nuestra vida inversora no tiene un principio y un final definido al que nos podamos aferrar con 100% de certidumbre. El plan va cambiando mientras vamos envejeciendo.
Gracias a la retrospectiva (y al hindsight bias) que nos brinda la historia y el largo plazo, podría parecer que sí hubo un principio y un final específicos y que todo se mantuvo con una pendiente suave y ascendente, pero la verdad es que fue como una luz intermitente tan rápida que al final solo la recordamos como una luz fija, algo así como la luz estroboscópica. Esto es así porque a pesar de que todos juntos tendemos o somos el Promedio, ninguno de nosotros de forma aislada experimentará realmente el escenario Promedio. Cada uno tendrá un vida inversora diferente y accidentada, con diferentes necesidades y diferentes eventos, y aunque invertir a Largo Plazo suene muy bonito en teoría y se vea genial en retrospectiva, la practica será muy diferente y siempre nos sorprenderá.
Life doesn’t start in your twenties and end at sixty-five. Life happens all the time. And constructing a portfolio is all about understanding and preparing for this. You have to balance a portfolio and allocate your savings in such a manner that you can create some certainty that it will be there for life’s big events. (Pragmatic Capitalism, Cullen Roche)
El segundo problema al que hacía referencia al principio de esta sección se deriva precisamente de lo que he escrito y se refiere a la gestión temporal de nuestra cartera y su rebalanceo o transición mientras nos acercamos a nuestro retiro. Es decir:
- Cómo sabemos cuándo el Largo Plazo deja de ser Largo y comienza a ser Mediano o Corto. Si comencé a mis 40 años con mi cartera de Largo Plazo y mi edad deseada de retiro es a los 60, entonces mi Largo Plazo a los 40 años es de veinte años, pero cuando cumpla 50 o 55 años entonces mi Largo Plazo para seguir invertido ya no podrá seguir siendo de 20 años, de hecho se habrá convertido en Mediano o incluso corto plazo. Qué pasa si no he hecho la transición adecuada con anticipación y un bear market me coge por sorpresa a los 55 años o incluso a los 60? Esto quiere decir que para ir haciendo la transición, con suficiente tiempo, mi Largo Plazo al inicio (cuando yo tenía 40 años) no era realmente de veinte años, sino tal vez de 15 o hasta 10 años dependiendo de nuestro perfil. Mientras nos acercamos a nuestro horizonte de inversión, nuestro Largo Plazo deja de ser Largo Plazo y dejamos de tener ese amplio rango temporal para recuperarnos de una caída; incluso deberíamos restarle los años de transición y así nuestro largo plazo quedaría más corto y por ende más expuesto. No sé si me habré explicado?
- Cómo sabemos cuáles son las ponderaciones óptimas y el ritmo que debemos utilizar para hacer el cambio de nuestra cartera enfocada a crecimiento de capital que comenzamos a los 20 años hacia una de conservación de capital en nuestros cincuentas o setentas. Aquí, al igual que en el punto anterior no existen fórmulas que puedan aplicarse a todos por igual y por eso el Largo Plazo a veces puede pintarnos un escenario más fácil de lo que realmente sucede. Alguien que a los 55 años comenzó su transición en 2009 definitivamente no tendrá el mismo desempeño que alguien de la misma edad que comenzó su transición en 2006 o en 2014 o alguien que tuvo la oportunidad y suerte de poder esperar y en lugar de comenzar en 2009 esperó el rebote y comenzó en 2012. La teoría dice muchas cosas acerca de cómo ir haciendo la transición, por ejemplo, está la fórmula de restar nuestra edad a 100, pero con está formula nuestro Largo Plazo no sería igual para toda nuestra cartera; habrá porcentajes de nuestra cartera que sí aprovechen todo ese Largo Plazo, pero habrá porcentajes que aprovechen muy poco. O qué hay de los que quieren hacer la transición a algo más resiliente como la cartera permanente o algo similar.
- Los dos puntos anteriores nos pueden llevar a preguntarnos ¿cómo sabemos con cuánto tiempo de anticipación debemos comenzar nuestra transición o rebalanceo dependiendo de nuestra edad inicial de inversión, del tiempo que llevamos invertidos, de nuestro perfil de riesgo, de nuestras necesidades monetarias, del tiempo que puedo aguantar más allá de mi retiro para esperar un rebote, etc? Deben de ser 10 años, 5 años o me quedo invertido todo mi Largo Plazo y comienzo la transición el día de mi retiro o un años antes? Sin duda alguna este tiempo de anticipación modificaría la duración de nuestra tenencia de Largo Plazo y dependiendo de muchos factores ya no sería Largo Plazo para toda mi cartera ni toda mi cartera aprovecharía ese Largo Plazo.
- Qué pasa si en mis años más jóvenes mis ingresos son muy volátiles en lugar de estable y crecientes como la teoría dice: ¿convendría que mis inversiones también fuesen en instrumentos volátiles o sería mejor invertir un mayor porcentaje en RF mientras mis ingresos de estabilizan y entonces sí ser más agresivo? Esto puede ser el ejemplo real de un emprendedor que durante sus primeros años tiene ingresos muy volátiles, pero una vez que da en el clavo pudiese tener una cantidad mayor para arriesgar.
Todo lo anterior y aun mas, son cuestiones que debemos intentar responder cuando hablamos o invertimos a Largo Plazo.
En fin, estas son sólo dos críticas que pudiésemos hacerle al Largo Plazo. Ninguna de ellas le ha dado una paliza mortal, pero espero que al menos os haya hecho reflexionar y cuestionar un poco más nuestras ideas más preciadas en inversión.
En el siguiente post seguiré con más críticas y cuestionamientos sobre el Largo Plazo, por ahora es todo porque mi curro ha comenzado a demandar bastante de mi tiempo.